Apenas pude abrir mis ojos para acostumbrarme a la luz que el día me ofrecía; creí que había fallecido, recuerdo haber estado en mi habitación y era de noche, un ladrón entró a mi departamento y recuerdo que me había apuñalado dejando que me desangrara en la sala de mi piso. Él se llevaba todo y nadie venía en mi ayuda pues yo no tenía familia era una chica huérfana de veintidós años que recién había logrado entrar a la universidad.
Me levante quedando sentada en mi cama, esta era suave y olía muy bien, era de día, apenas la luz lograba colarse por las cortinas del gran ventanal; lo cual se me había hecho raro, esta habitación no parecía ser la mía, no dude en correr hacia él tocador y verme frente al espejo y ver mi apariencia; tenía el cabello azul y piel pálida, mi físico era distinto, mis ojos verdes habían sido sustituidos por unos de color azul oscuro.
– Señorita Lockser, ¿que hace afuera de la cama? – dijo una voz femenina.
Me giré a verla, era una chica de cabellos color lila y ojos avellanas, era más pequeña que yo y traía una vestimenta de sirvienta, de la época antigua, ¿que estaba pasando aquí?
– ¿Que?
– El médico dijo que aun no podía levantarse, señorita – se acercó a mi dejando la bandeja que traía en sus manos en la mesa – permitame, le ayudo a recostarse.
Asentí aceptando su ayuda, pero no quería estar en cama, me ayudo a llegar al pequeño soda frente a la mesa donde había colocado la bandeja con comida.
– ¿Que pasó? ¿Por qué me duele el cuerpo y la cabeza? – pregunté confundida.
Necesitaba repuestas.
– El doctor dijo que podría sufrir de amnesia apenas despertara de su caída.
La vi extrañada.
– ¿Me caí?
La chica asintió.
– Se cayó de su caballo hace dos semanas señorita Juvia, el joven amo la encontró y la trajo rápidamente a la mansión Lockser.
– Yo... no recuerdo nada de eso, de hecho no recuerdo nada – me hice la tonta.
Estaba segura que yo había muerto en mi departamento, no entendía por que estaba aquí y de repente me dicen que había tenido un accidente.
– Avisaré al joven amo y a su padre que ya despertó, señorita. Quédese aquí y no intente levantarse sola, por favor.
Asentí, aquella chica salió como alma en pena de lo que parecía ser mi habitación, no entendía absolutamente nada, me sentía distinta, no me sentía yo. Estaba cien por ciento segura que yo había fallecido, si fue así, ¿Por qué regresé? Y para colmo, en alguien distinta a lo que era yo, esta no era yo, ni siquiera tenía ojos azules.
Estaba confundida, muy confundida.
– ¡Juvia! – gritó una voz masculina.
Me giré a verla, era aun joven de cabellos azules y una marca extraña en uno de sus ojos, estaba acompañado de un señor, no tan señor, pero si se veía mayor, de cabellos negros y ojos azules.
Extrañamente podía sentir algo en ellos, no sabía como explicarlo, pero no era un presentimiento malo, era bueno.
– Hija mía, gracias a Dios estas bien – exclamó el señor acercándose a mi junto al chico.
– Nos diste un buen susto, Juvia – le siguió el chico.
Yo los veía y seguía confundida, ellos lo notaron e inmediatamente entró una señora de cabellos rosa.
– Déjenme pasar a revisar a la chica – dijo abriéndose paso entre ellos – Juvia sufrió un buen golpe que le provoco amnesia.
– Porlyuska-sama, ¿mi hermana recuperará la memoria? – preguntó el de cabellos azules a la señora.
Yo la vi expectante. Al parecer yo era hermana de ese chico, eso quería decir que ese señor era mi padre y la señora era una especie de médico; al menos ya estaba un poco en contexto de las cosas.
– ¿Que pasara con su magia? – preguntó mi padre – ¿recuperará sus recuerdos?
La señora asintió sin apartar su vista de mi lo que me ponía un poco incomoda y nerviosa.
– Lo hará, solo no vayan a presionarla, te lo advierto, Heilon – apunto a mi padre – más te vale no presionar a Juvia en recuperar su memoria, ella regresara con el tiempo.
– Esta bien, Porlyuska, prometo no presionar a Juvia – asintió papá.
Porlyuska-sama se fue luego se darme un último vistazo, para después dejarme sola con mi padre y mi hermano, que estaba segura era mi hermano mayor.
El chico se sentó a mi lado en mi cama mientras que mi papá salía de la habitación para despedir a la pelirosa.
– ¿Cómo estás, hermanita?
– Supongo que bien, todo esto es algo nuevo para mi, no recuerdo nada – dije, más bien, mentí.
Él asintió entendiendo.
– Soy tu hermano mayor, Jellal Fernández, más bien, soy tu hermanastro, nuestros padres se volvieron a casar cuando ya nos tenían.
Alce una ceja confundida.
– No entiendo...
– Mi padre Heilon Fernández se caso con tu madre, Juria Lockser, ellos se casaron cuando yo tenia tres y tu un año de edad – platicó tranquilamente.
Asentí entendiendo.
– Mi cabello azul es por que mi madre era peliazul, igual a la tuya – pronunció con cautela.
Vaya, que coincidencia.
– ¿Donde esta mi madre? – quise saber.
– En su habitación dormida. Juria ha pasado por mucho, has estado muchos días dormida y digamos que eso la ha tenido un poco delicada de salud.
– Pero, ¿ella está bien? – pregunté.
Él asintió sonriendo.
– Estoy seguro que ella estará feliz de verte, pero justo ahora esta dormida y tu debes seguir descansando.
Suspiré negando.
– Ya dormí por mucho tiempo, déjame estirar un poco las piernas – pedí.
– De acuerdo – termino aceptando poniéndose de pie – le diré a Rose que te ayude a vestir, iremos a un lugar especial a ver a unas personas que seguro te extrañaron mucho.
Asentí sonriéndole.
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NATSUKASHI ; gruvia [#1]
Fanfiction❝Ese instante en el que la memoria de repente te transporta a un bello recuerdo que te llena de dulzura.❞