Él era fuego, ella madera.
Él oscuridad, ella luz.
Él era maldad, ella pureza.
Él necesitaba que lo amaran, a ella que la cuidaran.
Él era distinto, no del tipo correcto.
El la quería, ella lo amaba.
Esa fue la gran diferencia.
Ahora ella se convirtió en él, a veces le duele, a veces solo ignora.
Porque eso le enseñó, a no ser feliz, y si lo era, sería pasajero.
Ahora ella es el infierno que él creó.