Nota 2

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Estaba por fin frente a una casa deteriorada y deprimente, por un momento pensó que aquel tipo le había gastado una broma, y no le extrañaba, cargaba con una mala fama, había quienes lo describían como "el tipo que un día vendrá a la escuela con un arma" , después de todo siempre tenía ese aire de tristeza y enajenación con el que se describía a los locos que se volvían famosos por haber tenido un mal día y una pistola en casa.
Decidio entonces marcharse, pero escucho un ruido desde dentro de ese lugar y contemplo el vuelo de unas cuantas palomas desde el tejado. Se acerco a la entrada, pero al intentar abrir la puerta estaba bloqueada, miro por una de las ventanas, pero la cortina de la misma le impedía ver hacia el interior. - ¿Cómo es que...? - percibió un sonido cerca de él y giro el rostro en dirección a donde provenía, era Nikola quien estaba cubierto de plumas.

-Viniste después de todo. Ven acércate, mis amigos alados se fueron de paseo. - Le indico que le siguiera, por lo que rodearon un costado de la casa hasta llegar a la puerta trasera. El castaño le indico que entrara con total confianza. -Bienvenido a mi laboratorio, yo arregle todo esto, aproveche que algunos de los muros estaban casi destruidos y amplie este lado.

-Creí que sería una pocilga, es decir...por fuera no da nada de confianza. - Miraba alrededor esperando saliese algún bicho o animal rabioso, pero solo había algunas aves que habían decidido no dejar el lugar, luego sintió como una mano firme le tomaba de la muñeca sin apretar demasiado para comenzar a dirigirle a un cuarto. -

-Ven, esta es la zona que prepare para ti, te gustara. –

-Necesito electricidad, un lugar para mantener mis muestras frías o congeladas porque... ¿qué es esa cosa? -

-Un refrigerador, lo modifiqué para que solo mantenga cierta temperatura, además, todo aquí utiliza energía solar con un panel que yo mismo hice. Pensé en todo, eso hacemos los inventores. - Con un semblante de orgullo palmeo el refrigerador.

El pelinegro dio un vistazo al área y lo que había en la misma, empezó a imaginarse donde poner algunas de sus cosas y como acomodaría otras. -Bien, traeré mis utensilios mañana después de la escuela...espero que no te incomode que venga con mis propios especímenes. -

-Para nada, ya te lo dije, esta es tu área, úsala como quieras, pero no metas a mis palomas en tus experimentos por favor... Se pondrían tristes si una de sus amigas desaparece. –

Beel sintió una enorme sensación de nostalgia al escuchar eso último, pero no estaba allí para recordar aquel día.

-Dudo que los animales sientan la ausencia de otros... Son demasiados y tan iguales que...-

-¡Te equivocas! Deberías leer más sobre las aves, son criaturas listas y nobles... Bueno debo volver al trabajo, puedes ver si quieres. -

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Habían pasado un par de días, y ahora ambos solían verse al final de las clases para caminar juntos al Refugio Científico como Nikola solía llamarlo, aunque solo se veían en algún momento dentro de la escuela, el castaño buscaba cada vez más al sombrío muchacho que no sabía cómo alejarlo, y ese día no sería la excepción de otra interacción iniciada por el alegre sujeto.

Beel estaba sentado en la cafetería, solo tenía una botella de agua y una fruta en la charola, leía algo en su celular hasta que fue interrumpido por su nuevo compañero de ciencia.

-Voy a almorzar contigo, quería preguntarte sobre tu ultima investigación. ¿Puedo ver los huesos del conejo? –

- Seguro, estaba por desecharlos. - regreso la vista a su teléfono, pero el ruido del otro al comer le causó cierta sensación de molestia, quizá porque hacía mucho no había compartido el tiempo de almuerzo con alguien. -Oye... ¿no tienes amigos con quien sentarte? -

-Si, pero hoy quiero sentarme contigo. ¿Estas leyendo algo interesante? ¿Puedes mostrarme? -

Estaba por hacerle otra pregunta, pero un muchacho delgado y de cabellos plateaados se acercó a la mesa, tomando lugar al lado del castaño procedió a acomodar su bandeja de comida con un peculiar orden, casi estético, incluso saco una taza para servir te. -Espero que no les moleste que los acompañe caballeros, Nikola ¿terminaste la reseña del último libro que nos pidió el profesor de literatura? -

-Lo olvide por completo, estaba tan concentrado con mi nuevo invento. Deberías venir a verlo, Jack. -

El pelinegro no pudo evitar mirar con recelo al recién llegado, sabia de él, y no siempre eran halagos por mucho que esa fachada de chico ingles educado fuese la única que mostraba en público.

-Era de esperarse de ti mi amigo. Te ayudare, pero solo esta vez. Oh ¿dónde están mis modales? ¿Tú eres...? Emm no recuerdo tu nombre, pero se de tu apodo. Es inusual e incluso algo grosero, Billybob, o algo así. -

-Dime Beel, y no necesitas ser tan formal. - Tomo su botella para dar un trago y luego una mordida a su pera, tener un bocado haría que ninguno le hiciese preguntas innecesarias por el momento.

- ¿Solo eso comerás? Impensable, necesitas algo más en tu dieta. Prueba algunas de estas galletas, yo mismo las hice. -

Nikola tomo una de la pequeña bolsa que estaba ahora en la mesa y la devoro casi al momento. -Son tan buenas... sabe diferente, pusiste algo nuevo en tu receta, puedo percibirlo. -

-Maravilloso, tan intuitivo como siempre amigo, me gustaría usar el horno de tu laboratorio la próxima vez para preparar unos panecillos, en casa no me dejan usar más el de la cocina. -

Por un momento Beel se sintió molesto, pues creía ser el único que conocía sobre dicho lugar. -No me esperes a la salida, hoy no iré al laboratorio. – tomo sus cosas y se alejó de allí, no podía explicarse si su malestar era porque no quería que nadie más supiese de su extraña afición o porque sentía que eso lo hacía especial ante otra persona.

- ¿Dije algo extraño? O quizá...él no sabía que yo sé de tu no tan secreto lugar de magia. - Jack no pudo evitar sentirse algo culpable por la reacción del chico y suspiro antes de dar un trago a su té.

-Ciencia... Yo no soy un ilusionista, no hay lógica en la magia, Jack. -

Lighting LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora