CHRONOMETER

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Prompt: Almas gemelas

Pareja: Erling Haaland & Julián Álvarez

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Julián ajustó su muñequera una vez más, observando el cronómetro que estaba grabado en ella. La cuenta regresiva había comenzado hace años, pero ahora estaba más cerca que nunca. Cada segundo que pasaba lo acercaba un poco más al momento en que conocería a su alma gemela. Desde que era niño, había oído historias sobre ese místico cronómetro, y finalmente estaba a punto de descubrir si era real.

Recientemente, Julián había sido transferido al Manchester City, uno de los clubes de fútbol más prestigiosos del mundo. Era un momento emocionante en su carrera, pero también lo era en su vida personal. El destino le había guiado hacia Inglaterra, y estaba convencido de que allí encontraría a su otra mitad.

En su primer día en el club, Julián se encontró con Erling, un joven delantero noruego que también se unía al equipo. Ambos fueron presentados y comenzaron a conversar. La conexión fue instantánea. Hablaban el mismo idioma futbolístico y compartían una pasión innegable por el juego. Sin embargo, en medio de su amistad en ciernes, el cronómetro no dejaba de recordarles su inevitable destino.

Pasaron días y semanas. Julián y Erling se volvieron inseparables dentro y fuera del campo. Sus risas resonaban en los vestuarios y su complicidad era evidente en cada jugada que compartían. A medida que la cuenta regresiva avanzaba, ambos experimentaban una mezcla de emoción y ansiedad. El futuro estaba a la vuelta de la esquina, y ninguno de los dos sabía cómo sería ese encuentro con su alma gemela.

Una tarde, después de un intenso entrenamiento, Julián y Erling se sentaron en el césped del estadio, mirando el atardecer que teñía el horizonte de colores cálidos. El cronómetro en la muñeca de Julián marcaba menos de una semana. El silencio entre ellos era cómodo pero lleno de expectación.

"Erling", dijo Julián rompiendo el silencio, "¿alguna vez te has preguntado cómo será cuando finalmente encontremos a nuestras almas gemelas?".

Erling suspiró, su mirada se perdía en el horizonte. "Sí, lo he pensado mucho. No puedo evitar sentirme emocionado y nervioso al mismo tiempo. Pero espero que sea algo mágico, ¿sabes? Algo que nos conecte de una manera especial".

Julián asintió, mirando su cronómetro una vez más. "Sí, lo mismo pienso. A veces me pregunto cómo será cuando nuestras vidas se entrelacen, cuando conozcamos a las personas con las que estamos destinados a pasar el resto de nuestras vidas".

Ambos se sumieron en un silencio reflexivo, contemplando el futuro incierto que les esperaba. Pero a pesar de las dudas, el sentimiento de alegría y esperanza no los abandonaba.

Finalmente, llegó el día. Julián y Erling se encontraron en un pequeño café cerca del estadio. Los corazones latían acelerados, llenos de anticipación. Miraron sus cronómetros. Los números habían llegado a cero.

Los ojos de Julián se encontraron con los de Erling, y en ese instante supieron que no había sido una coincidencia encontrarse en ese momento y lugar. El mundo a su alrededor desapareció, y solo existían ellos dos, mirándose fijamente, capturando cada detalle el uno del otro.

"Creo que... creo que eres tú", susurró Julián, conmovido por la intensidad del momento.

Erling sonrió, y sus ojos brillaron con una alegría indescriptible. "Sí, lo sé. Eres tú. Mi alma gemela".

Se abrazaron con fuerza, como si hubieran encontrado la pieza que les faltaba en sus vidas. 

A partir de ese día, Julián y Erling comenzaron una nueva etapa de su relación. Juntos, experimentaron el amor en su forma más pura y poderosa. Cada día era una aventura llena de risas, complicidad y apoyo mutuo. Compartieron sueños y desafíos, superándolos juntos como un equipo inseparable.

Con el tiempo, Julián y Erling descubrieron que el verdadero amor no se trataba solo de encontrar a tu alma gemela, sino de construir un camino juntos, enfrentando los altibajos de la vida con valentía y amor inquebrantable.

En cada partido que jugaban juntos, Julián y Erling demostraban una conexión única en el campo, una sincronización que parecía trascender los límites de lo deportivo. Sus compañeros de equipo los admiraban y los veían como un ejemplo de una amistad profunda y duradera.

El cronómetro en la muñeca de Julián se había detenido desde aquel mágico encuentro. Ya no era necesario contar el tiempo, porque ahora tenía a Erling a su lado. Juntos, escribieron su propia historia de amor, basada en la confianza, la pasión y el compromiso.

En un mundo donde el destino se medía en números y la búsqueda del amor verdadero estaba guiada por un cronómetro, Julián y Erling demostraron que el amor no se podía reducir a meras cifras. El amor era mucho más grande y complejo, y solo podía ser encontrado cuando menos lo esperas.

Y así, en medio de una cuenta regresiva y tras encontrar sus almas gemelas, Julián y Erling descubrieron que el amor verdadero no era un destino final, sino un viaje maravilloso que estaban dispuestos a emprender juntos, sin importar el tiempo que tuvieran por delante.

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