•capítulo 21•

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Me sentía mal, no paraba de darle vueltas si habían leído mi última carta.

La última carta que había escrito era para Tobio. Era una confesión de mis sentimientos hacia él, una declaración de amor que no me atrevía a decirle en persona. La había guardado en el fondo de mi cuaderno, esperando el momento adecuado para entregársela. Pero ahora tenía miedo de que él o Shoyo la hubieran leído y se hubieran burlado de mí.

Mientras entrenábamos, no podía dejar de mirar a Tobio. Era tan guapo, tan serio, tan inteligente. Me encantaba su mirada, su concentración, su habilidad para el voleibol. Me gustaba cómo me retaba, cómo me enseñaba, cómo me protegía. Quería estar con él, abrazarlo, besarlo.

Pero no sabía si él sentía lo mismo por mí. Tal vez solo me veía como una amiga, una compañera de equipo. Tal vez le gustaba otra chica. Tal vez no le gustaban las chicas.

Decidí que tenía que averiguarlo. Tenía que arriesgarme y decirle lo que sentía. Tenía que entregarle mi carta.

Así que cuando terminó el entrenamiento y nos fuimos a los vestuarios, aproveché un momento en que Tobio se quedó solo y me acerqué a él.

- Tobio... - lo llamé con timidez.

- ¿Qué pasa, Mai? - me preguntó él con curiosidad.

- Tengo algo que darte... - le dije nerviosa.

- ¿Qué es? - quiso saber él.

- Es... es una carta... - balbuceé.

- ¿Una carta? - repitió él sorprendido.

- Sí... una carta... para ti... - confirmé yo.

- ¿Para mí? - insistió él.

- Sí... para ti... - repetí yo.

- ¿Y qué dice? - preguntó él.

- Bueno... eso tendrás que leerlo tú... - le respondí yo.

- Vale... dame la carta entonces... - aceptó él.

Le entregué la carta con las manos temblorosas. Él la cogió con cuidado y la abrió. Empezó a leerla en silencio. Yo lo observaba con el corazón en un puño, esperando su reacción.

Mientras Tobio leía la carta, yo sentía que el tiempo se detenía. No sabía qué esperar de él. ¿Se enfadaría? ¿Se reiría? ¿Se alegraría? ¿Me rechazaría? ¿Me correspondería?
Entonces él hizo algo que me dejó sin aliento. Algo que nunca olvidaré. Algo que cambió mi vida para siempre.

Me beso y miro de esa forma tan deseada para mí.

El beso fue dulce y tierno, suave y cálido, breve y eterno. Fue el primer beso para ambos, y fue el mejor beso del mundo. Fue un beso que selló nuestro amor, que expresó nuestro sentir, que nos unió para siempre.

Nos separamos lentamente, sin dejar de mirarnos a los ojos. Yo sentía que mi corazón latía con fuerza, que mi rostro ardía de rubor, que mi cuerpo temblaba de emoción. Él sentía que su alma se llenaba de luz, que su mente se despejaba de dudas, que su espíritu se elevaba de alegría.

Nos sonreímos con ternura, con complicidad, con felicidad. Nos abrazamos con cariño, con pasión, con entrega. Nos susurramos al oído palabras de amor, de agradecimiento, de promesa.

- Te quiero, Mai. - me dijo él.

- Te quiero, Tobio. - le dije yo.

- Gracias por tu carta. - me dijo él.

- Gracias por tu beso. - le dije yo.

- ¿Quieres ser mi novia? - me preguntó él.

- ¿Quieres ser mi novio? - le pregunté yo.

𝙑𝙤𝙡𝙚𝙞𝙗𝙤𝙡 [|] Kageyama TobioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora