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AITANA

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AITANA


Acabo de despertar en el auto de camino a Madrid. Debemos llevar al rededor de 4 o 5 horas de viaje. No lo se la verdad.

- ¡Ey! papa ¿cuantas horas quedan? - le pregunté yo acomodándome mejor en mi asiento.

- No mucho.... - ve su reloj - Unos 30 o 20 minutos. - dijo el mientras manejaba.

Mire por la ventana del auto y ya estábamos entrando en la ciudad. Por lo que asimilé que ya estábamos en Madrid.

En unos días más ya comienzo la escuela y tendré que conocer a mucha gente nueva. Ni siquiera se como serán ya que como es una escuela nueva y una de las más prestigiosas, no se como será el ambiente.

- Ya llegamos Aitana. Mira la casa - dijo mi padre a penas llegamos a la casa.

Era inmensa, y muy linda, con muchas ventanas y colores claros.

- Guau esta hermosa papa, ¿Puedo entrar? - dije yo empezando a abrir la puerta del auto.

- Si, anda y aprovecha que Adrián aún no viene para elegir su cuarto. - dijo mi padre

Adrián es mi hermano, pero el se quedó uno días más en Barcelona a despedirse de algunos amigos y también para despedirse por un tiempo de Sandra, su novia.

Entre a casa y subí al segundo piso a ver las habitaciones, había una al lado del cuarto de mis padres y otra que estaba por el otro extremo de la casa.

Obviamente elegí la que estaba al otro extremo así tenía más privacidad para tocar el piano y cantar, sin que me escuchasen ya que soy algo tímida con eso.

Empezamos a bajar las cosas del camión de la mudanza y a acomodar las cosas.

Bueno las cosas en sí de la cocina, la sala de estar y cosas así las ordenaba gente que había contratado mi padre, pero las cosas en mi cuarto las acomodé yo.

Habían unos chicos que subieron las cosas a mi cuarto y me preguntaban dónde ponerlas.

Una vez ya habíamos terminado ya eran las nueve y pico por lo que mi padre pidió la cena.

Yo me puse el pijama ya que era tarde y a penas terminásemos de cenar me iría a dormir.

- Aitana ya llegó la comida! - grito mi madre desde el primer piso.

Yo baje a la cocina que era en donde comeríamos, ya que el comedor aún le faltaban las sillas.

- Qué tal, ¿te ha gustado la casa? - me pregunto mi madre

- Obvio que si. Es enorme comparada en donde vivíamos antes, aunque si extrañare el que mamá chocase con todas las paredes - dije yo y los tres nos reímos.

Seguimos comiendo hasta acabar. Ahí mi madre empezó a fregar junto a mi padre y yo me fui a mi cuarto a alistarme para dormir.

Entre y me fui al baño qué hay dentro del cuarto a lavarme los dientes y mi cara.

Aliste el uniforme para la escuela, con la mochila y la tableta que nos entregaron en la inscripción.

Luego de terminar de hacer eso ya me fui directo a la cama ya que no aguantaba más el sueño.

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