5. Soy Lukas.

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—Hola, comadreja. ¿Qué estás haciendo?

—Esperando el momento de mi muerte. —responde Lukas, acostado y con la cabeza colgando del borde de su cama. —O la cena, me conformo con lo que llegue primero.

—La cena estará lista en unos diez minutos, tal vez.

—Si no me da un infarto en ese corto período de tiempo, entonces no dudes que bajaré a cenar con ustedes.

—Tan adorable como siempre.

—Ya me conoces. Apariencia de ángel, y alma de criatura del averno.

La voz de Lukas se hace más gruesa en la última palabra para luego reírse, aunque al estar en una posición de cabeza, el rubio empezó a ahogarse con su propia saliva, y tuvo que sentarse con rapidez mientras seguía tosiendo. Escuchando la risa de su hermano mayor, que se acercó a darle un par de golpes en la espalda.

—¿Quién lo diría? Casi que te vas a la luz de la forma más estúpida posible.

—No te creas, existen miles de formas estúpidas de morir. Ahogarse con tu propia saliva... Sí, sería muy vergonzoso, pero probablemente no lo más estúpido.

Aiden se rió al escucharlo, alejándose un paso cuando notó que el menor ya había recuperado el aire perdido. El rubio tenía las mejillas enrojecidas por el corto momento que se quedó sus aire, y sus ojos marrones tenían una fina capa de lágrimas luego de haberse ahogado, pero se encontraba bien con la misma sonrisa socarrona que era común en él.

—¿Por qué no has hecho el vídeo aún, comadreja?

—No tengo mi teléfono. Papá me lo quitó ¿Recuerdas? —Lukas secó sus lágrimas mientras contestaba para después mirar a su hermano como si la respuesta fuera demasiado obvia.

—Creí que te lo devolverían hoy.

—Ese era el plan hasta que la repisa de los trofeos se cayó y que el profesor decidiera llamar a Pá.

—¿Qué hiciste ahora? —El ceño de Aiden se frunció al escuchar la explicación, mirando mal al menor, quien se encogió de hombros.

—No fue la gran cosa.

—Kenji...

—No uses ese tono conmigo. Solo papá puede hacerlo. —Se queja el rubio, que aunque no tenía problemas con su nombre japonés, sentía cierto rechazo a que las personas lo usen como amenaza o algo así. —Tuve problemas con Yuki, otra vez.

—Yuki es un imbécil.

—¡Lo sé! ¡Él siempre tiene que...!

—Pero tú también eres un imbécil por caer en las provocaciones de Yuki. —regañó Aiden, mientras que el menor hizo una mueca al oírlo.

—Lo odio.

—No por eso tienes que golpearlo.

—¡Pero Yuki empezó!

—¿Qué te dijo? —preguntó el castaño, y aunque el rubio estaba a punto de contestar, algo lo hizo frenarse, apretando los puños y desviando la vista.

—Nada.

—Pero...

—No fue nada, solo es un imbécil, me provocó para que le haga algo y así poder acusarme. Ya no importa. —contesta Lukas, tronandose los dedos con fastidio. —No se lo dejaré tan fácil la próxima vez.

—Y si te sigue molestando, solo dímelo. —pide Aiden con una expresión preocupada.

—No necesito un guardaespaldas, lagartija. —dice el rubio, jugando con las mangas de su enorme sudadera verde con dibujos de sandías. —Admítelo. No asustas ni a un gato.

Y eso era cierto, Aiden tenía una apariencia delicada y adorable, por su baja estatura, su cuerpo de curvas fumas debido al entrenamiento de ballet, y un rostro tierno con sus grandes ojos celestes y las pecas en sus mejillas. Lukas, en cambio, daba un aura más imponente con su gran estatura, sus hombros anchos y la ropa cubierta que suele usar en colores oscuros cuando está fuera de casa.

—Yo no, y por eso mismo. Nadie me culparía a mí si algo le pasa. ¿Me creerían capaz de hacerle daño a alguien?

La voz de Aiden es suave y dulce, sus ojos se abren y su boca se tuerce en un pequeño puchero, mostrando una mueca tan inocente que nadie lo creería capaz de hacer algún daño, pero conociendo a su hermano mayor. Lukas sabía que ese chico cara de angel, tenía un carácter demasiado fuerte que le recordaba en ciertas oportunidades quien era el mayor y quién estaba a cargo cuando sus padres no estaban.

—Gracias, lagartija.

—Cuando quieras.

Los hermanos chocaron los puños mientras se reían un poco, el castaño buscó en su bolsillo y sacó su teléfono. El rubio solo suspiró, sabiendo con antelación lo que el mayor pediría.

—Solo enciende la cámara, lagartija.

—Con gusto, comadreja.

Lukas se quitó la capucha que tapaba parte de su rostro, dejando ver su cabello rubio que estaba algo largo, y recogido con pequeños ganchos de distintos colores, apartando los mechones de su rostro, se decidió por ver a la cámara con una media sonrisa divertida.

—Hola, chicos. Esto es estúpido porque ustedes ya me conocen y saben mi historia de origen pero la lagartija insistió... —Sus palabras se vieron cortadas cuando una almohada lo golpeó en el rostro.

—¡Cállate y hazlo! —regañó el mayor, mientras que el rubio le mostró la lengua para molestarlo.

—Soy Lukas Kenji Itoshi, tengo dieciséis años, estoy en primer año de preparatoria, mis padres son Yoichi Isagi y Rin Itoshi, jugadores profesionales de fútbol. Nací en Alemania, así que hablo alemán, japonés y aprendí inglés con la escuela. —explicó, abrazando la almohada que lo había golpeado anteriormente. —Mi mamá me abandonó en un callejón en invierno cuando tenía cuatro años, así que técnicamente, lo mío es muy triste también porque recuerdo el exacto momento de abandono.

—Solo habla de tí, no es una competencia de quién fue abandonado de forma más triste. —regaña Aiden.

—Da igual. Me gusta el mar, y la playa. Y viajar. No sé qué mierda quiero ser de adulto, no soy un prodigio en nada, y tengo conductas agresivas según mis profesores. —explicó con una sonrisa divertida, mientras que le restaba importancia con su mano. —Solo he golpeado a tres estudiantes...

—En lo que va del año. —comenta el mayor con una ceja alzada.

—Mis compañeros deberían ser menos idiotas pero no los puedo cambiar. —responde Kenji, encogiéndose de hombros. —Estoy en el club de ajedrez porque es obligatorio estar en un club y esta es mi habitación.

La cámara giró enfocando los distintos lugares de la habitación color pastel, que tenía varios peluches en una esquina, un librero con varios tomos de mangas, y una pantalla con una consola de videojuegos.

—Eso sería todo, así que... Nos vemos luego. —Se despidió el rubio y su hermano terminó con la grabación. —¿Estuvo bien?

—Mejor de lo que esperaba. —contesta el de ojos celestes.

—Por supuesto, soy adorable.

El mayor rodó los ojos, levantándose de la cama para empezar a caminar en dirección a la puerta.

—Ya. Vamos a cenar. Nos deben estar esperando.

—Vamos.

Y con eso, el último video había terminado.

[...]

Ya, después de este capítulo sí empezarán a haber muchos saltos temporales y ahora sí habran muchas más apariciones de las parejas.

Espero que les agrade Lukas. ¡Gracias por leer! ✨

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2023 ⏰

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