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Sosiego.

Shigeo Kageyama, alias "Mob", y su "maestro" Reigen Arataka, eran víctimas de la vasta tranquilidad de un campo floral. Hace poco habían tenido un enfrentamiento con un espíritu, o bueno, Shigeo lo tuvo. Fue un enfrentamiento de los de siempre.

Sin embargo, esa calma no era suficiente para que Mob se pudiese sentir bien.

El pelinegro siempre se ha caracterizado por ser alguien callado y casi inexpresivo, pero Reigen notó que al menor le pasaba algo. El chico estaba más callado de lo normal

— Mob - el rubio habló, rescatando a su discípulo de su mundo de pensamientos - ¿Estás bien? Te noto más disperso que de costumbre.

Mob suspiró. ¿Era tan obvio?

— No lo sé, maestro - dijo el pelinegro casi en un suspiro - es... raro no saber qué pasa, y, para ser sincero, me asusta...

Mob se sentó de manera que podía esconder su cabeza en sus rodillas. Sus pensamientos negativos lo estaban consumiendo lentamente y ni siquiera él sabía por qué. Lo peor era que no era la primera vez que sucedía.

— Veo que estás pasando por eso... - el mayor adoptó una postura de consejero y se queda un poco pensativo, para luego poner su mano en la espalda del menor - y está bien no estarlo, Mob. Es muy normal que esto pase, y más cuando pasas por esa edad. Está bien sentir sin sentido, porque somos humanos, al fin y al cabo. Es normal no poder controlar esa parte de nosotros, y es totalmente válido lo que sientes.

El sosiego del paisaje y las palabras del sabio mayor fueron el detonante para un estallido por parte del menor, pero esta vez fue uno de impotencia y llanto.

Mob no aguantó más. Las lágrimas empezaron a caer lentamente por sus ojos. Sintió un abrazo por parte del rubio. Realmente Mob necesitaba ese abrazo.

— Está bien, Mob - Reigen dijo casi en un susurro - solo ten en cuenta que si guardas todo eso, en un futuro eso puede perjudicarte a ti y a los demás. Hay muchas personas con las que puedes contar, solo recuerda que los que te queremos estaremos dispuestos a ayudarte. ¿De acuerdo?

Mob asintió un poco desesperado, incapaz de controlar su llanto. No quería controlarlo.

El menor podía notar que se sentía mejor conforme pasaban los minutos.

— Gracias, maestro - Mob le brindó a Reigen una sonrisa llena de agradecimiento.

— Para mí fue todo un placer, Mob - Reigen sonrió, deshaciendo el abrazo lentamente - ¿Vamos por un ramen? Me muero de hambre - Reigen echó su cabeza para atrás y una mano cubría su abdomen.

El semblante de Mob pasó de ser radiante a ser el mismo de siempre. Fue un cambio repentino de tema.

El pelinegro solo asintió.

Antes de abandonar el hermoso campo floral, ambos fueron testigos del hermoso y fugaz atardecer que se paseaba por el inmenso firmamento.

Sosiego │Mob & Reigen | [NO ship]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora