Capítulo 1: El muerto de la sala

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Eran casi las 3 de la madrugada cuando se escuchó el timbre de la puerta y a alguien corriendo para abrirla; un hombre, extrañamente en traje a estas horas, y un famoso artista de los medios, se adentraron en la casa.

Dentro, todo estaba hecho un desastre, algunas cosas tiradas, otras rotas, pero lo más llamativo era la cantidad de sangre esparcida por toda la sala y el cuerpo a mitad de la misma; el hombre de traje miró todo detenidamente, antes de hacerse un espacio en uno de los sillones.

— ¿Qué pasó exactamente? — El hombre de avanzada edad, tenía una cara sumamente seria, Iskay lo sabía, este tipo debe estar pensando en él como una carga, pero si realmente necesitaba su ayuda, tenía que obligarse a ignorar esa mirada, así que, aún de pie, empezó a relatar lo que había sucedido unas horas atrás.

— Los tres estábamos bebiendo mucho, Wayna... — dijo mirando al cadáver de la sala — Él consiguió un papel algo importante en "the last shot", quería celebrarlo, así que nos invitó a nosotros, sus dos mejores amigos; en realidad no conozco a ese tal "Astu", solo sé que era amigo suyo, apenas nos vimos tres veces antes de hoy.

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(Flashback)

— Una bebida más, vamos, no puedes decirme que no ~ — Wayna parece completamente borracho, pero sigue lo suficientemente cuerdo como para insistir en que su otro amigo beba un vaso más.

— No puedo tomar solo yo, también debería hacerlo el maestro Iskay, ¿verdad?, espero que no lo moleste. No me inspira confianza desde la primera vez que lo vi, pero tengo que fingir llevarme algo bien con este tipo o Wayna se sentirá incómodo en su celebración.

— Me gustaría beber más, pero mañana tengo una filmación temprano.

(Fin del Flashback)

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— De alguna forma, creo que intentaba ser cercano a mi, me dio esa impresión las otras veces que lo vi, pero creo que ese día estaba tratando de ser especialmente cercano.

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— Se acabaron las bebidas... Chicos~ ¿Quién quiere traer más?

— Maestro Iskay, ¿puedo molestarlo con esto?, me gustaría ir al baño un momento. — desde el principio, la sonrisa en su rostro no se ha quitado de su cara, ya se está siendo molesto verlo, porque siento que es hipócrita.

— No hay problema, voy por las bebidas, ¿están en la cocina?

— ¡No!, mejor trae a mi bebé.

— ¿Estás seguro?

— Si, después de este trabajo, podré comprar muchos más.

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— Wayna me pidió ir por su vino de colección, solo tenía uno y lo había guardado para una ocasión realmente especial, así que fui a su habitación, lo guardaba en una caja dentro del armario; la encontré, pero luego no pude salir, la puerta de la habitación estaba bloqueada, intenté llamarlos un par de veces, pero ninguno me contestó. En realidad no supe cuanto tiempo me tomó salir, pero sé que escuché algunos golpes en la sala.

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— Maldita sea, ¿no pueden escuchar cuando los llamo?... me doy cuenta, todo está oscuro, es algo raro, pero no tanto como el golpe repentino y el sonido de esos pasos rápidos ¿Chicos?, ¿Wayna?, no me dejaron solo, ¿verdad?

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— La sala estaba oscura, pensé que se habían ido de fiesta y se habían olvidado de mí; luego me tropecé con varias cosas y parecía que estaba mojado por todas partes... cuando prendí la luz... Wayna estaba en el piso, la sala estaba desordenada y llena de sangre...

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— Way-Wayna... ¿Qué... ¡Astu!, ¿Qué pasó? tal vez... ¿Esos golpes...?, entonces... ¿Astu es el culpable?, antes de siquiera tocar mi celular, veo una nota pegada en la espalda, tiene algo de sangre, pero creo que sé lo que contiene.

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— Astu no estaba por ningún lado, y...

— Y entonces me llamaste. — parecía ya haberlo dado por sentado, no parecía interesado en el relato.

— No, primero pensé en llamar a la policía, pero encontré esto. — Cuidadosamente, sacó el papel arrugado por la humedad y la desdobló mostrando su contenido: una singular flor almendro con una "H" en una de las esquinas de la hoja. — Entonces supe que tenía que llamarte.

— ... — Por un momento examinó cuidadosamente el papel, y cuando parecía satisfecho con lo que veía, dijo: — Entonces no están muertos.

— Así parece, debería haber al menos uno con vida.

Había un poco de tensión en la sala, pero Iskay no se atrevió a decir nada más, no quería encontrarse con el mal lado de este sujeto, ya sabía de lo que era capaz en ese estado, ni siquiera perdonaría a sus seres más queridos.

— Está bien, yo me encargaré de ese cuerpo, vete a casa y olvida lo que pasó esta noche. — de repente parecía algo interesado en lo que veía, y sacó su propio celular para ordenarle a algunas personas que se hicieran cargo del que antes fue, el mejor amigo de Iskay.

— Si, señor.

Mientras se alejaba, el hombre vio a Iskay durante un momento breve, pero ese poco tiempo que duró, Iskay sintió su mirada profunda, como recordando el anhelo y odio al mismo tiempo, pensó que después de tantos años él ya se abría olvidado, parece que no era así.

— Avísame si tienes más información, si te guardas algo, te vas a arrepentir.

—... Si, señor. — solo podía apretar su puño mientras salía de esa casa, las cosas no deberían ser así; desde hacía unos años sentía que estaba cubriendo el lugar de alguien más, como un estupido suplente, así que trató de alejarse de él, quien diría que asesinarían a su amigo y tendría que contactarlo por ayuda, por un instante pensó que ese viejo estaba poniendo una trampa.

Mientras conducía, recordó a los idiotas detrás del dibujo, también pensó que habían muerto, era una maldita pena que no fuera así, pero se le hizo extraño no haberse enterado de eso, después de todo, al ser el hermano del que reconocían como líder, era normal enterarse de todos sus planes inútiles, tal vez su propio hermano no era tan estupido, o tal vez no habría muerto...

La esencia de las memorias que olvidéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora