A la mañana siguiente, Slash despertó al oír golpes en la puerta de su casa. No tenía idea de quien se trataba. Le dolía y pesaba el cuerpo, además, tenía mucho sueño.
Se dio muchos ánimos y logró levantarse. En medio de un bostezo. Caminó hacia la entrada y abrió la puerta, esbozando una sonrisa al ver a Izzy ahí parado, con lentes de sol negros y la misma ropa de la noche anterior.
— Hola, Whizzy, ¿cómo la pasaste anoche? Ni te vi después de que ese rubio te llevó.
— No sé cómo explicarlo, pero ni siquiera sentí que pasó toda la noche.
— Oh, qué rico. —Slash se hizo a un lado para dejarlo pasar y luego cerró la puerta.
Izzy se quitó los lentes y pudo apreciarse su palidez y las ojeras que cargaba, lo cual a Slash le causó gracia.
— Slash, tenemos que regresar a ese lugar.
— Ten por seguro que lo haremos. —aseguró el moreno.
— ¿Tienes idea de lo bien que me hizo? —le preguntó a su amigo, para luego tallarse los ojos—. Carajo, sé que puede sonar mal porque ni siquiera se trata de algo de pareja, sino que le pagamos a prostitutos.
Slash fue por un par de cervezas al refrigerador y le entregó una a Izzy.
— Duff me bajó el precio.
— ¿Duff? —carcajeó—. Supongo que es el prostituto que te llevó a ti —Izzy abrió la lata y le dio un sorbo a la bebida alcohólica—. Ese chico era sexy.
Inmediatamente, las imágenes de la noche anterior volvieron a la mente de Slash, desde su vestimenta hasta sus expresiones de placer y cuerpo.
— Demasiado —Slash sonrió al recordarlo—, y es muy bueno en la cama.
— Tendría que ser bastante bueno en su trabajo, es un gran prostituto, y no de la calle, de un lugar bastante lujoso.
— Es espectacular. —aseguró.
— ¿Cuántos años tendrá?
— Es menor que yo, al menos eso creo. —Slash se sentó en el sillón al frente de Izzy.
— ¿Se acostará sólo con hombres o también con mujeres?
— No lo sé, no pregunté ese tipo de cosas, me enfoqué en meterle el pene —Slash bebió de su cerveza helada—, ¿y tu chico qué tal? Hemos hablado más del mío que del tuyo.
— Oh, si tuviera que calificarlo le pongo cinco estrellas.
Slash soltó una carcajada y negó con la cabeza.
— Te hizo bien lo de anoche.
— No lo niego. —asintió Izzy.
— Iré a ponerme una camiseta, tengo frío.
El moreno se levantó del sillón y volteó. Izzy al verlo de espaldas, casi escupió la cerveza. Abrió grandes los ojos e hizo una mueca.
— Eh, Slash, ¿qué carajos te pasó en la espalda? ¿Te arañó un gato? —indagó.
— ¿Me quedó muy marcado?
— Demasiado.
— Vaya —Hudson alzó las cejas dos veces—. Bueno, Duff me arañó la espalda.
— Auch.
— Fue rico; lo digo en serio.
Izzy negó con la cabeza. Quizás si los rasguños hubiesen sido menos intensos compartiría el placer. Pero aquellos arañazos eran fuertes.
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