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El ambiente era frío, todo era demasiado callado, solo se escuchaba la lluvia caer, el piso estaba frio, Miguel estaba sentado en este mismo, pensando y reflexionando sobre distintas cosas.
Cómo hubiera sido su vida con una hija, una esposa, en sí, una familia.
Otra cosa que no salía de su cabeza, era un suceso de hace unos días; Miguel había ido a la tierra 1610, a resolver un problema sobre anomalías en el canon, algo normal en su trabajo, aún asi, algo sucedió fuera de lo normal, una chica, pero no cualquier chica; cuando estaba resolviendo la anomalía, todo era un desastre, habían escombros, gente gritando y tratando de escapar del desastre que se generó.
A lo lejos Miguel vio una pequeña niña a punto de ser aplastada por unos escombros, por un momento Miguel se perdió en sus pensamientos, empezando a tener recuerdos sobre su pequeña hija, la que perdió, la que se le fue arrebatada, esa niña era idéntica; la pequeña estaba en llanto mientras trataba de buscar a su tia.
— Tia Jane! ¿D-dónde estás?—Dijo la pequeña niña mientras lloraba desesperada.
Miguel se trató de acercar hacia ella, pero cuando iba en camino vio a una mujer a lo lejos corriendo hacia la misma niña. Esta era una mujer alta, quizás 1.76m de altura, de su misma edad aproximadamente y de contextura delgada; Miguel no pudo hacer más que observarla con la boca entreabierta mientras corría hacia la niña, aún así no detuvo el paso, ya que no sabia quien era esa mujer, sin saber que le podría hacer a la niña.
Miguel rápidamente agarró a la pequeña antes de que los escombros y esa mujer la alcanzaran; miró a la niña a los ojos teniéndola entre sus brazos. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué una persona tan fría, arrogante y que se veía tan intimidante estaba tratando de salvar a una pequeña niña la cual no conocía de esta manera? Miguel empezó a pensar.
—¿Estás bien? —Miguel dijo con un tono preocupado— ¿Buscas a tu tia, no es así? — Volvió a decir con la voz un poco ronca y en un tono grave, pero reconfortante.
La niña asintió un poco asustada, la pequeña todavía entre los grandes brazos de Miguel señaló a la mujer que Miguel vio corriendo hace un momento, él un poco avergonzado pero manteniendo su perfil de alguien bastante serio, se paró con la niña todavía en brazos, viendo a la mujer acercarse, aclarándose la voz preparándose para hablar.
—Ah, lo siento. No sabia que eras su tía. Solo vi que ella estaba desesperada y-. —Miguel no pudo terminar la frase al ser interrumpido.
—Está bien, solo dámela, hoy no ha sido mi día. —Dijo Jane en un tono seco, con la voz un poco baja, y es así, su ánimo no era el mejor.
Miguel un poco sorprendido por el repentino cambio de humor de la chica, hace un momento su expresión era la de una persona demasiado preocupada, casi aterrorizada, y ahora solo era una cara de seriedad, ni siquiera una de felicidad por tener a su sobrina devuelta en brazos.
—De acuerdo, supongo. —Entregó a la niña en los brazos de la mujer, posicionando una mano en su cabeza y la otra en la cadera demostrando su vergüenza, después volteándose para continuar con su tarea de arreglar la anomalía, pero antes de que Miguel diera un paso, sintió una mano en su espalda.
—Lo siento si fui un poco grosera, pero, de parte de las dos, gracias. —Miguel mantuvo una expresión sería aún así queriendo sonreír ante el amable gesto, casi nadie agradecía después de que le salvaran la vida, también mantuvo silencio por unos segundos, antes de que la mujer volviera a hablar. —¿Podrías decirme tu nombre? —Los ojos de Miguel se iluminaron sin razón alguna, solo sintió esperanza al escuchar las palabras que salieron de la boca de la mujer.
¿Qué era lo que le estaba pasando a Miguel?
—Mi nombre es Miguel, Miguel O'hara, un gusto —Dijo con un tono serio manteniendo su postura, no quería demostrar que la mujer por el simple hecho de preguntarle eso lo hacia feliz, él no tenia la menor idea de por qué ella generaba un sentimiento diferente dentro de él, pero tampoco quería negar los sentimientos que se estaban generando.
—Y tú eres... Jane, no?— Dijo mirándola con un poco de curiosidad —Lo digo porque la pequeña niña estaba gritando tu nombre.— Miguel dijo un poco apenado, no sabía como comportarse alrededor de una mujer que estaba haciendo volver a florecer sentimientos dentro de su ser. O quizás era demasiado pronto para decir eso, no?
—Un gusto Miguel, y si, mi nombre es Jane, Jane Miller. — Dijo ofreciendo una sonrisa, también escaneando el cuerpo del alto y esculpido hombre que tenia en frente, Miguel estaba en contraluz, así que sus músculos se reflejaban, cada uno de ellos se veía a la perfección, Jane estaba impresionada.
¿Quién era este hombre? ¿Y por qué se le veía tan preocupado por una niña que ni él conocía? Eran preguntas que rondaban por su cabeza mientras seguía admirando a Miguel.
Miguel no quería aceptar lo lindo que se le hacia que Jane le ofreciera una sonrisa, pero tenia que ocuparse de otros asuntos, Miguel miró de reojo por su hombro viendo el desastre que se estaba generando, volviendo a mirar a Jane.
—Creo que me tengo que ir, pero fue un placer haberme encontrado a las dos — Dijo serio y volteándose siguiendo su camino para combatir a la anomalía que se estaba presentando.
Jane solo vio como el hombre se alejaba, se balanceaba con sus telarañas de lado a lado, ella solo quería volverlo a ver; no solo porque salvó a su sobrina, sino porque sentía que la mirada detrás de la mascara de Miguel no se quitaba encima de ella mientras hablaban, o bueno, lo poco que hablaron.
Y ahora regresando a sus pensamientos dentro de su oficina mientras sentía el frío suelo en sus piernas; Miguel estaba tratando de figurar qué es lo que sentía cada vez que pensaba en el rostro de aquella mujer, tratando de buscar las palabras para al menos decírselo a Lyla y que ella le pudiera ayudar, pero sabia que si se lo contara solamente recibiría una carcajada y burlas por parte de ella.
Algo se iluminó en su cabeza, como un bombillo. Definitivamente ya había encontrado las palabras para definir lo que sentía.
—He encontrado la luz.
Dice Miguel en voz baja, la frase aún así retumbo por el eco de su oficina, Miguel encontró algo que por fin podría iluminar su camino, o quizás hasta su vida. Era demasiado pronto para definirlo así, pero él era una persona obsesiva cuando algo, o quizás alguien llamaba su atención.
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———•———• Holaa, espero que les guste el primer capítulo de esta historia, la verdad me esforcé bastante tratando de comenzar. Si tienen alguna sugerencia, duda o comentario no duden en decirlo, estoy abierta a lo que sea ( ˘ ³˘)♥︎
Gracias por leer y darle una oportunidad a la historia 💞💞
ESTÁS LEYENDO
Hurt you | Miguel O'hara
RomanceMiguel O'hara, un hombre serio, arrogante, con diversas manchas en sus pasado, al fin encuentra la luz que finalmente guiará su camino; lo que Miguel no sabe, es que su propia personalidad podría apagar esa misma luz.