NCT SMUT

ꨄ︎ᴊᴇɴᴏ

『••[Ducha]••』

numero de palabras: 593

(capitulo corto)

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Asomas la cabeza fuera de la ducha, esperando que tu compañero de cuarto pueda escucharlo por el sonido del agua. Pasan varios momentos sin reconocimiento, así que dejas escapar un suspiro y vuelves la cabeza hacia adentro de la puerta. Definitivamente hace demasiado frío para correr a su habitación, pero no tiene muchas opciones aquí. Te das cuenta de que puedes usar tu ropa sucia para secarte lo suficiente y luego reservarla en el pasillo. Al menos entonces no tendrás tanto frío.

Justo cuando te mueves para salir de la ducha, Jeno aparece frente a la puerta, desnudo a nada. Tus ojos aterrizan en las líneas duras de los músculos de su estómago, incapaces de mirar hacia arriba o hacia abajo.

"Tierra a ___", se ríe, tocando tu brazo. Inmediatamente te mueves para cubrirte los senos, haciéndolo reír aún más fuerte mientras te empuja hacia la ducha. Él se acerca a tu cuerpo y vuelve a abrir el agua, mojando su cabello mientras permaneces congelada en tu lugar.

"Te pedí que me trajeras una toalla", dices tontamente. Abre los ojos y te mira.

"En realidad no lo hiciste", bromea. "Acabas de decir que olvidaste la tuya".

"Está bien", resopla. Esta conversación está empezando a enojarte. "De cualquier manera, ¿pensaste que era una buena idea irrumpir aquí? ¿Qué estás haciendo?"

"Me estoy duchando", sonríe. "¿Duh?"

Se da la vuelta, se inclina para agarrar el champú y comienza a enjabonarlo entre sus manos. Si tu mirada se detiene demasiado tiempo en su, bueno.

Te quedas allí bajo el agua con él, con las manos aun cubriendo tus senos mientras los músculos de su espalda se flexionan mientras se lava el cabello. Tu compañero de cuarto está caliente, eso es un hecho innegable. Y siempre coquetea como si no hubiera un mañana. Pero este es un paso tan lejos de cualquier línea invisible que ustedes dos tenían que ni siquiera estaban seguros de qué hacer ahora.

Parece que Jeno ha ido y ha tomado la decisión por ti, porque se da la vuelta de repente y coloca sus manos jabonosas sobre tus caderas, apoyándote contra la pared de la ducha. El azulejo está frío y te devuelve al momento presente, mirando su rostro para ver una sonrisa creciente.

"Parece que estás pensando terriblemente en algo", bromea, con los dedos curvados alrededor de tu mandíbula con fuerza. "Realmente no creo que debas estar haciendo eso en este momento".

"¿Qué quieres decir?", respiras, odiando lo débil que sale tu voz. Esperas que se aleje y se enjuague, dejándote caliente y sin toalla, pero en cambio trabaja su muslo entre tus piernas.

"Déjame hacerte sentir bien", dice, y luego sus manos están masajeando y pellizcando tus pezones, sacando fuertes gemidos de ti. Sus labios se presionan contra tu cuello, bajando por tu clavícula y entre tus senos. Eventualmente se hunde de rodillas, sus besos van más y más abajo hasta que está tirando de tu pierna sobre su hombro y mordiendo un camino por el interior de tu muslo.

Todavía no estás segura de cómo llegaste a este punto de necesitar una toalla, pero no puedes encontrar en ti para quejarte cuando él une sus labios a tu clítoris y chupa con fuerza. Tus manos encuentran su camino hacia su cabello y tiran suavemente, luego más fuerte cuando empuja un solo dedo en tu núcleo.

"Oh, joder", gritas, con las caderas tartamudeando contra su rostro. Lo sientes sonreír, luego te ríes contra tu piel.

"Sabes bien, bebé", te dice, apretando tu trasero con la otra mano antes de volver a sumergirte.

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