10- Cena

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Victor ya cambiado se disponía a ir a casa de Guilio por la llamada que le había hecho recientemente sobre un nuevo cargamento cuando llegó Vasili siendo arrastrado por varios guardias.

- ¿ Qué pasó?- corrió hacia su hermano preocupado.

- Estamos averiguando señor, está mañana recibimos la llamada del joven Vasili para que lo recogiera a las afueras de la ciudad y lo encontramos así.

Victor tomó a Vasili ayudando a sus guardias y llevándolo directo a la habitación del segundo. El ama de llaves cuando los vio jadeo asustada pero el mayor la sacó de su estado ordenandole que trajera el botiquín de primeros auxilios.

Su hermano a penas podía hablar y su aliento era una mezcla entre volka y algo más.

Esto tenía que parar, de alguna manera Vasili no podía seguir llevando esa vida de inrresponsable.

Después de velar por sus heridas y dejar al ama de llaves con él hasta que despertará salió de allí optando por llamar a Sebastián ya que Guillo no contestaba el móvil.

El cual contesto al tercer tono.

- Carruzo- la voz seria del menor de los Bianchi lo recibió del otro lado de línea y sonaba cabreado.

- Necesito casar a mi hermano cuánto antes.- gruño Victor.

Era algo con lo que venía amenazando a sus hermanos desde hace tiempo. Pensaba no tener que llegar a este extremo, y que ambos sentarán cabezas o al menos le pusieran orden a sus vidas nocturnas, sobre todo Vasili.

Incluso Victor tenía claro que pronto tendría que buscar una esposa, aunque fuera por matrimonio arreglado.

El amor era algo muy raro en la mafia y eso Carruzo bien lo sabía. Sus padres no habían sido el mejor ejemplo de parejas. Pero mantenía bien lo que es la imagen y daba más poder; sobre todo cuando venían los herederos.

- Eso es cosa de Guilio- gruño Bianchi- Creo que su esposa tiene una prima y eso afianzaria más los lazos con New York.

- Sería buena idea, lo que he estado pensando es en la Bratva.

- Como sea Carruzo, ya sabes. - corta Sebastián la llamada y Víctor tira el teléfono un lado para terminar de acomodar a su hermano en la cama. Y salir de ahí camino a la reunión con el Capo, aunque a esta altura ya no estaba claro si se mantenía dicha reunión, ya que el ni contestaba si teléfono.

Una mujer podía hacer débil a un hombre y el ejemplo clásico era Guilio; y su actual estado.

Nunca se podría permitir esa debilidad.

#

En la tarde termino de firmar unos documentos de un cargamento que llegaría el próximo mes. Cuando su mente iba y venía hacia su casa. Intrigado por su nueva huésped y su pasado. Sé decía así mismo que solo era curiosidad. Una curiosidad que pronto descubriría hasta donde lo llevaría o que haría con ella.

Después de todo era un hombre que desechaba una vez cumplida sus metas. Ni si quiera sabía lo que lo movía con esta chica.

Primero que todo debía saber más, sobre esos dos años que vago por las calles y la supuesta hermana.

Encontrarla en el mar de chicas que mando a secuestrar era prácticamente una tarea imposible y eso el lo sabía más que nadie, ya que muchas de ellas fueron vendidas, subastadas y otras en el mejor de los casos se encontraban en sus clubes. Era como una aguja en un pajar. Pero eso la raterilla no lo sabría, al menos por ahora. Ni que él fue el que dió la orden precisamente para encontrarla, siendo técnicamente su culpa.

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⏰ Última actualización: Sep 05 ⏰

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