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Al amanecer Tamaki parecía saciado o tal vez solo tuvo piedad de mí al ver que mis energías estaban agotadas, ya ni siquiera seguía produciendo feromonas.

En cuanto él terminó no pude resistir más y caí dormida en los brazos de Tamaki.

Al despertar sentí la cama vacía, él no estaba.

Tal vez fue al baño o a la cocina.

Traté de levantarme, pero sentí una incomodidad entre las piernas, mis piernas temblaban y tuve que volver a sentarme sobre la cama.

-Ah, pero ayer diciendo que caminar está sobrevalorado.

Volví a intentar levantarme y lo logré, aunque aún era un poco dificil.

Salí de la habitación buscándolo, pero lo único que me recibió fue el silencio de mi casa vacía.

Una risa amarga salió de mí, ¿Qué esperaba?

-Fue bueno mientras duró, supongo –me di la vuelta para volver a tirarme sobre la cama y echarme a llorar.

¿Me odiará?

¿Pensará lo peor de mí?

Sabía que todo esto era una mala idea.

Sabía que esto podía pasar.

Pero duele.

Duele mucho.

Estúpido don.

No sé por cuanto tiempo estuve llorando lamentando mi vida y recordando cada cosa que ha salido mal para darme más razones para llorar, hasta que escuché mi celular sonar.

Con la poca energía que tenía me arrastré buscando el aparato.

-Diga –mi voz apenas salió, lo último que quería en este momento era conversar con alguien.

-¿B-bunny? –un escalofrío recorrió mi cuerpo entero.

-¿Tamaki? –mi voz salió ahogada, más lagrimas comenzaron a caer- te fuiste...

-Y-yo...

-¿Me odias? –de pronto escuché que varias cosas que caían como si se hubiese tropezado- ¿Estás bi...

-¿Q-qué? C-claro que no te odio –su voz apresurada y su respiración irregular me hizo darme cuenta.

-Tamaki, ¿te acabas de caer? –por un momento me olvidé de la situación y quise reír.

-S-Si... s-se me olvidó sacar la basura –un minuto de silencio me hizo regresar a la realidad de la situación- en tu puerta dejé unas cosas, pensé que la que me odiaría serías tú.

-¿Por qué dices eso? ¿Recuerdas todo? –intenté levantarme rápidamente para ir a la puerta, pero un quejido salió de mí- vaya nunca había experimentado las quemaduras por fricción.

-Sí, a-ayer hice c-cosas... e-esta mañana miré tu cuerpo... te lastimé –por mi mente pasó la imagen de un Tamaki haciéndose pequeñito por la culpa y la pena.

Antes de llegar a la puerta me detuve a verme en un espejo y me di cuenta de lo que hablaba.

Tenía marcas por todo mi cuerpo, no sé en qué momento pasó, o sea sí sé en qué momento pasó, pero no recuerdo haber sentido dolor.

O bueno si sentí dolor, pero no dolor del malo sino del dolor que a todos nos gusta.

¿O soy una depravada?

Por primera vez en mucho tiempo sentí mi cara arder.

-Pero si no es nada y creo que no soy la única con marcas así –quise relajar la situación, pero de pronto vinieron a mí las inseguridades- ¿Te arrepientes de lo que pasó anoche? ¿Por eso te fuiste?

TentaclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora