Mi Perversa Manía

Clase de poesia

Esa noche ella leía ávidamente una de mis poesías, la portada de mi libro dejado a propósito sobre el buró junto a la cama le había llamado poderosamente su atención, sostenía el libro con su mano izquierda mientras con la otra apretaba el puño sobre su abdomen de manera ansiosa, leía sin distracciones, su mirada reflejaba morbo y curiosidad por seguir leyendo, mientras, noté que la mano sobre su abdomen comenzaba a deslizarse suavemente bajando por su vientre, buscando su humedad, yo la observaba sereno y paciente sentado desde un sillón cerca de la cama, deseaba ver su reacción al terminar de leer, pero ya podía notar sus pechos duros y su piel erizada, eso por supuesto que era una buena señal para mi. De pronto ella cerró el libro, giró su cabeza medio lado, como una gata cuando siente curiosidad por algún objeto en movimiento, me miró fijamente al mismo tiempo que esbozaba una sonrisa traviesa y retadora y me dijo: -No es verdad, tu no puedes ser tan romántico y tan pervertido al mismo tiempo- Al escucharla yo en seguida me levante, erguí amenazante mis más de 1.90 metros de altura y me encamine con pasos firmes hacia la cama, seguro de mi como soy y sabiendo de mis atributos masculinos, con mis ojos verdes aceitunados la miré fijamente a los suyos y le contesté sonriendo sugestivamente mientras desabotonaba lentamente mi camisa: -Bueno... eso es algo que estás a punto de descubrirlo, escribiré con mi lengua sobre tu cuerpo el mejor poema oral que te hayan hecho... ¡Y se que te va a encantar!-