Capítulo 1: Last Friday Night

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Los viajes en familia son un infierno, dejando de lado cual sea el glamuroso destino. Todo se vuelve menos atractivo cuando en el pack de viaje viene (escrito en letras pequeñas) la energía descomunal equivalente a una central eléctrica de un hermano menor, las charlas incesantes y unilaterales de una madre que pierde la paciencia ante un microsegundo de silencio y un padre que, igualmente, pierde la paciencia, pero ante la ruptura de este y, en realidad, de cualquier mínima cosa.

—Sube la ventanilla de una vez —espetó con mal tono el hombre mayor de la familia. 

Su hija puso una mueca de desagrado, prefiriendo llevar a cabo la acción de la forma más tortuosamente lenta posible con el afán de molestar a su padre.

Vio su mala mirada a través del espejo en los asientos de delante, sonriendo a escondidas y, pareció, finalmente decidirse a adelantar su mano para subir la ventanilla. No obstante, su corazón corrió por un instante fuera de su pecho ante un fuerte rugido y el paso veloz, casi tan fugaz como el tiempo que lleva parpadear, de lo que pareció ser una moto.

Su madre formó un sonido de sorpresa.

—¿Viste eso? —cuestionó.

—¡Pues claro! maldito loco, ¿Quería estrellarse contra nosotros? —respondió su padre— no debe estar bien de la cabeza para pasar así en una rotonda y junto a un coche.

Ella apretó los labios aguantando una risa, realmente había sido temerario, pero su mente comenzó a fantasear con lo genial que sería tener una moto y poder conducir a la velocidad de la luz, de forma tan temeraria que los viejos gruñones se alteraran como si fuera una ofensa personal contra ellos.

Aunque, seguro, tendría que sobrellevar muchas multas.

—A saber quién era ese capullo —reprochó su padre una vez más.

Seguro, una persona genial.

Suspiró.

"Quería un novio motero".

—No saldría contigo ni aunque me pagaran —aclaró y aunque no se diferenciaba su expresión tras el casco, el tono de voz dejó en claro una mueca de asco.

—¿Quién dijo que yo querría salir contigo, para empezar? —se defendió Jisoo— era un comentario general, girl, world don't revolve around you

Lisa se sacó el casco, revelando negros cabellos sutilmente despeinados que se ordenó con la mano libre. Fue suficiente para que su flequillo se asentara de nuevo.

—En realidad, lo hace —dijo con una sonrisa suficiente— así que no me sorprendería que un día me confesaras que estás loquita por mí en secreto. 

Jisoo rodó los ojos y la apuntó con el índice, amenazante. Fue suficiente para dejar en claro su punto.

—Entremos antes de que se terminen todas las cervezas —sugirió Jisoo, comenzando a caminar en dirección a la entrada.

—Odio la cerveza —comentó Lisa, de vuelta, arrugando la nariz a la vez que aparcaba correctamente su moto.

—Por supuesto, a ti no te gusta nada que tenga menos de veinte grados —comentó, alzando los brazos como si hubiera confesado aquello al cielo. 

—Me gusta todo lo que sea llamativo, como la ginebra —aclaró, acelerando un poco el paso para llegar junto a su amiga— debe entrarme por los ojos primero. 

Jisoo se limitó a asentir, como si le diera la razón a un tonto. 

Lisa separó los labios a punto de soltar el comentario más ofensivo jamás escuchado por el ser humano, sin razón aparente, pero se calló cuando Jisoo chistó y dio palmaditas en su hombro para llamar su atención (aunque ya la tenía). Lisa frunció el ceño confundida y acentuó aquella acción cuando, despacio, Jisoo giró su cabeza para mirarla con sorpresa o emoción. 

GORGEOUS ©Jenlisa g!pWhere stories live. Discover now