Daddy's Monster [ Miguel O'Hara / Spiderman 2099 ]

Capítulo 6: Sí

Sus pasos resonaron a través del cuartel, como un eco enorme expandiendose por todos lados, llamando la atención cuando no la quería, ya era costumbre que lo quedarán viendo por un buen rato, en especial cuando no traía su usual traje encima y cargaba muchas cajas junto con una bebé en el pecho.

—¿Te ayudamos? —preguntó una Spider-Woman que pasó a su lado.

Él negó con la cabeza y siguió adelante, podía con esto, además de no tener ganas de que se dieran cuenta que absolutamente todas esas cajas solo eran para la bebé, no había razón para que lo supieran.

Cuando creyó que iría en paz hacia su oficina, Peter B. se le cruzó en medio del camino, al igual que Jessica, sin preguntarle tomaron las cajas de par en par y lo ayudaron.

—Hey, puedo solo —aclaró entrecerrando los ojos.

—No mientas, estabas apunto de hacer caer todo lo que traías encima de la cabeza —dijo Peter, si, también había tenido cajas sobre la cabeza.

—Ademas si te hubiéramos preguntado, apostaría a que decías "No" —refutó la morena, cosa que hizo desviar la mirada del contrario, dándole la razón.

—¿Qué tanto compraste amigo? —exclamó el castaño dejando todo lo que había ayudado a traer en el piso de la oficina, abriendo una caja sutilmente.

—¡Hey! No husmees —dijo Miguel tapando la tapa de la caja con una sola mano.

—Tranquilo, solo tenía curiosidad —alzó ambas manos en señal de paz y retrocedió, sonrió mirando lo que llevaba en el pecho—Pero miren que tenemos ahí, alguien se compró una cangurera —

El más grande bajo las cejas con un poco de vergüenza, al mismo tiempo que desviaba la mirada hacia cualquier otro lado, mejor miró a la bebé y le acarició la mejilla, ella se movió divertida.

—Aw, creo que te veo un sonrojo —acusó Jessica señalando el rostro ajeno.

Y era verdad, sus mejillas se habían puesto coloradas y se sentían calientes por la sangre acumulada, encogió la cabeza dentro de sus hombros.

—¡Ahora podremos ser hermanos en cangureras! —festejó Peter señalando su pecho que traía tambien a Mayday.

—Voy a fingir que no te escuché decir eso —rodó los ojos y tomó algunas cajas de un lado, alejandose hacia su plataforma.

—No me dijo que no —susurró el castaño hacia el oído de la morena.

Ya en su zona de confort y casi seguro que los otros se irían solo porque les dió la espalda, fue sacando su contenido: Mantas de colores, juguetes masticables, ropa con personajes conocidos, pequeñas almohaditas, la leche que le pidió el doctor, etc.

Dobló la ropa y trajes que le compró de manera delicada no queriendo que se arruguen a pesar de ser de algodón, así después abriendo uno de los cajones vacíos que tenía en su escritorio y metiéndolos.