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Habían pasado tres semana desde que Kiara llegó a la reserva. Desde entonces su rutina se basaba en ir a dar paseos junto a sus padres, ver películas antiguas en una televisión que no tenía antena y visitar su nueva psicóloga una vez a la semana.
La cantante no pasaba sola más de treinta segundos y no podía culpar a sus padres por no dejarla sola. Entendía que tuvieran miedo. Miedo de lo que Kiara pudiera hacer estando a solas. Miedo de que Kiara se dejara llevar por la ansiedad de la fama. El sentimiento de que todo el mundo pensara que podría romperse en cualquier momento era asfixiante.
Poco a poco se iba acostumbrando a su nueva vida. Una vida llena de todo lo que antes no tenía como monotonía o anonimato. Parecía como si en la reserva no hubiera transcurrido el tiempo. Su dormitorio seguía pintado exactamente del mismo color que cuando tenía trece años. Todo allí estaba igual y en parte lo agradecía ya que era más fácil adaptarse a algo a lo que ya te habías adaptado anteriormente. ¿Tenía lógica? No lo sabía. Lo que si sabía es que no había ningún manual sobre "Como adaptarse a la vida de campo después de haber vivido como la super estrella más grande del pop durante los últimos diez años de tu vida". Y en caso de que este manual existiera ni si quiera podría comprarlo ya que no tenía conexión a internet para mirar en Amazon.
Andrea O'Kelly era un miembro muy activo de la comunidad por lo que a pesar de no trabajar no paraba un segundo. Cocinaba comida para alguno de los ancianos, visitaba de manera periódica el colegio, el instituto y la guardería para asegurarse de que los docentes tenían todas sus necesidades cubiertas. Además, Andrea disfrutaba visitando a los diferentes vecinos Quileutes y disfrutaba ayudando a aquellos que necesitaban ayuda o simplemente a aquellos que necesitaban compañía.
- ¿Sabes Kelly? A veces lo único que esta gente necesita es algo de compañía. Una persona que les de algo de conversación y que se interese por su día a día.
Durante estos últimos días, Kelly había sido la sombra de su madre acompañándole a todos y cada uno de sus menesteres. Sin embargo, lo peor eran las noches, sin lugar a duda. Kelly apenas había podido dormir desde su llegada a la reserva ya que sus sueños estaban llenos de pesadillas.
La morena siempre había tenido una gran imaginación y eso, en parte, le había ayudado a la hora de consagrarse en el mundo del pop ya que podía escribir todo un álbum en una semana si se lo proponía. Esa misma virtud era la que ahora le hacía retorcerse por las noches ya que sus pesadillas estaban tan detalladas que se sentían demasiado reales. Le consumían por dentro.
La peor pesadilla era cuando soñaba que estaba parada en medio de uno de sus conciertos y de repente se quedaba sin voz. Todos los fans empezaban a gritar que era un fraude para a continuación tirarle objetos que dañaban cada parte de su cuerpo y mente.
#KellyDesenmascarada
Había soñado eso todas las noches desde el incidente. Quería llamar a Joanna y a Maya. A Joanna quería preguntarle qué había hecho para merecer esos tweets. Por otro lado, el no tener noticias de Maya sabía que era algo malo ya que si lo hubiera podido resolver ella hubiera llamado para informar. Algo no andaba bien y a pesar de no tener conexión a internet ella lo sabía.
