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Era un nuevo día, la mayoría de reclutas se encontraba viendo cómo el Equipo de Reconocimiento llegaba de una nueva expedición y Elske no podía estar más emocionada.
— ¡Están aquí! ¡El comandante Erwin! –la pelinegra no podía tener una sonrisa más grande, sus ojos brillaban con solo ver al hombre
— ¡Miren! ¡Es el comandante Levi!
— ¡Dicen que el solo cuenta como una unidad completa!
— Se ven completamente distintos de hace 5 años, la gente realmente depende mucho del equipo de reconocimiento –Elske agitó con emoción el brazo de Eren– ¿Qué pasa Els?
— El comandante Erwin se ve muy guapo –movió sus brazos con emoción y un leve sonrojo en sus mejillas
— ¿Por qué te gustan tanto las personas rubias Elske? –Eren rodó los ojos mientras que Armin se sonrojaba
— Todos los rubios son interesantes
— ¿Elske te gusta mucho el comandante Erwin? –ella asintió con entusiasmo hacia su amiga pelirroja– Es bueno que animes a todos, el pasado no debe ser repetido
— La artillería también ha sido mejorada ¿Ese titán colosal no vendrá de nuevo, cierto?
— ¡¿Cómo pueden ser tan ingenuos, pareja de viejos?! –replicó Eren
— ¡No nos llames pareja! –se sonrojo la pelirroja
— No seas tan precipitado, Eren –murmuró el hombre tapando su sonrojo
Elske solo podía mover su pequeño cuerpo de un lado a otro apreciando como sus dos amigos tenían un bonito romance, ella esperaba tener lo mismo con la persona indicada fue así como sus ojos le hicieron una mala jugada, no supo cómo pero logró identificar a Jean entre la multitud y al parecer el también la estaba mirando, sus ojos cruzaron por un segundo pero para ella fue eterno y su corazón se lo hacía saber.
— Hey, ustedes –esa tan conocida voz la sacó de su ensoñación
— ¡Hannes! –fue cuestión de un segundo para que Elske se lanzará a los brazos del hombre y que este diera un par de vueltas, como solía hacer cuando ella era una niña
— ¿Cómo estás Elske? –ella le dio una gran sonrisa para separarse y tomar el brazo de Mikasa– Se graduaron ayer, ¿cierto? No puedo creer que dejaran de ser niños
— He oído que nombraron a un ebrio capitán de una guarnición –su hermano dijo con diversión y orgullo
— ¡Cállate! –le dio un pequeño golpe en la frente– Discúlpenme, discúlpenme por no poder salvar a su madre
