[Narrador omnisciente]
México, el hijo mayor de España; un país lleno de riqueza y tradición que había logrado sobreponerse a cada desafío al que se enfrentara. Tenía un carácter y una personalidad única que había logrado enamorar a toda clase de countrys en los distintos contenientes. Energético, cautivador, una persona llena de amigos y pretendientes que lo invitaban a salir cada semana. Siempre lleno de fiestas en las que nunca pasaba desapercibido; alguien simplemente hecho para el mundo... ¿Qué hacía entonces esa persona utilizando su sábado por la noche haciendo las compras en el supermercado mientras lidiaba con un corazón roto y una cara de muerto viviente?
El mexicano andaba a paso lento por los largos pasillo de luz blanca, empujando un carrito de compras que terminaba por desviarse debido a la falla en una de sus ruedas de enfrente. Suspiraba con pesadez mientras extendía su mano y derribaba diversos productos de los estantes que finalmente caían en su cesta hasta hacer una pila que iba desde chocolates y caramelos, hasta enormes empaques de frituras. Y así, pese a su desaliñado y triste aspecto, montones de niños en el pasillo de las golosinas parecían envidiarlo por todo lo que llevaba entre sus compras, imaginándose lo feliz que debía ser la vida de ese hombre con aspecto de vagabundo.
Si tan sólo supieran que estaba controlando sus deseos por ir ahora al pasillo de licores a causar esa misma envidia con los padres...
Aquel país con aspecto cansado y de poco interés por el mundo, se encontraba así por razones obvias, y es que después de haber puesto todas sus ilusiones y esperanzas en tener la atención de cierto ruso, aún ahora y con el paso de los días, no lograba creer que éste ni siquiera parecía de humor como para conversar con él. El día de la junta con ONU estuvo distante y llegó incluso a decir cosas crueles, y ahora ni siquiera tenía el mínimo interés por contestar alguno de los mensajes o llamadas que el latino había estado dejando para él.
No entendía lo que le ocurría, o si acaso eso lo había provocado él; Rusia no hablaba, y no tenía más energía para seguirlo interrogando, por lo que hasta ahora lo único que sabía con certeza era que ese hechizo en el que puso todos sus sentimientos y esperanzas simplemente no había servido... No había magia, no había nuevos sentimientos de Rusia hacia él; verdaderamente no había una sola cosa de lo que antes deseó..
Todo eso lo tenía sin dormir y sin mayor ánimo para hacer las tareas más básicas, por lo que salir a comprar comida chatarra y un par de botellas de licor barato estaba siendo su máxima actividad hasta ahora.
Se sentía perdido, y hasta cierto punto fuera de sí. Jamás se vio capaz de llegar a un extremo como ese; trató de hacerle brujería a su mejor amigo con tan de amarrarlo a él, y ahora ni siquiera le dirigía la palabra.. ¿Será ese acaso el triste castigo que le imponían los dioses por jugar con cosas que nunca terminó de comprender?
Su cabeza dolía de tanto llorar, sus facciones estaban hinchadas, al igual que las bolsas obscuras debajo de sus ojos exhaustos. Se sentía débil, y a la vez creía que si cualquier mal recuerdo llegaba a su memoria de pronto, se soltaría a llorar ahora y ahí mismo.
Llevaba su pijama puesta, misma que tenía manchas de la sopa instantánea que había almorzado. No quiso cambiarse al salir, no sitió que valiera la pena, por lo que lo único que le daba cierto aspecto decente y que tal vez evitaba que lo corrieran de ahí, era el enorme abrigo formal que se puso encima de sus prendas, así como el montón de aretes que nunca se quitaba de sus orejas; eso y una pinza para el cabello junto a unos lentes obscuros le daban un aspecto juvenil, y relajado a su parecer, y evitaba que tuviera que despedirse de su amada pijama y las sandalias con las que decidió ir al super.
Al tratar de pagar, recibió una mirada de arriba a abajo de parte de la cajera, misma que pareció juzgarlo completamente y que no disimuló su desagrado hasta que se encontró con los ojos mortales del latino que incluso se quitó sus gafas obscuras para darle una mirada asesina a la mujer, diciéndose implícitamente que si se atrevía a hacer cualquier comentario haría una danza ahí mismo para que el dios del viento se la lleve lejos en un tornado.
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- Oniteilpi - RusMexUsa Countryhumans -
FanfictionCuando México decidió recurrir a la magia azteca de su progenitora para conseguir la atención de su amor platónico, hubieron muchas cosas que él no tomó en cuenta.. Jamás esperó que Rusia, de quien llevaba tanto tiempo enamorado, ya se encontrara c...