mis cortes

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Crezco, y conmigo lo hacen mis cortes. Quizás siempre estuve destinada a esto, quizás el otro lado de mi hilo rojo eran las cuchillas y no una persona. 

A lo mejor mi final no es feliz, como todos soñamos, con una linda vida, casada, con hijos y un marido ejemplar.

No fue justo que a mi me tocara esto en vez de ser una adolescente normal, si podemos llamar a este nuevo mundo normal. 

Me encantaría encontrar mi gotita de agua que sea capaz de apagar mi fuego interior. 

Ahora tengo a alguien que me cuida desde arriba, perdí el miedo a enamorarme.

Y llegué a sentir que me moría, y esperé y esperé y esperé.

Quizás esté un poco loca, y aún que no tenga el pelo de dos colores ni un bate de beisbol puedo llegar lejos con mi poca cordura.

A si que hoy, que vuelven mis cortes a mi antebrazo, solo me queda decir que aquí te espero, que el tiempo no cierra la herida y que te esperaré como la luna al día. 

somos cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora