nuestro banco

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Estoy sentada en nuestro banco, recordando el roce de tus labios con los míos y duele, porque después te miro y me arde el alma saber que no nos besaremos como lo hicimos aquella noche de mayo, en la cual te entregué mi corazón y a los minutos lo rompiste, como todos lo hacen.
Pero esta noche no lloraré por ese beso porque mis lágrimas de hoy la dejaré plasmada entre los versos de algo que pudo ser pero tú no quisiste que fuera.
Por miedo, por orgullo, por qué sí.
Ahora me encuentro en nuestro banco, viéndonos y las mariposas que afloraron por ti, y que ahora están muertas, me desgarran por dentro para que deje de sentarme ahí y busque nuevos labios que probar, solo para olvidar el sabor de los tuyos.

somos cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora