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Capítulo: UnoTítulo: Mecánica

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Capítulo: Uno
Título: Mecánica


-Nos vemos al rato! -.

Tomé rápidamente las llaves de mi auto, mi bolso, me coloqué mis lentes, me dirigí a la cochera, localicé mi maravilloso SL Roadster, una divina hermosura.

Subí a este e inserté las llaves para arrancar el motor, una vez fuera del garage y de la mansión, aceleré el auto a medida que sentía como la fresca brisa mañanera chocaba contra mi rostro y cabello, lista para ir al trabajo.

Nací entre autos y moriré por ellos. Trabajo dentro de la Fórmula 1 como mecánica de Ferrari, un poco irónico al saber que tus padres son dirigentes de el equipo de Mercedes. Pero me gano la vida a pesar de que muchas personas, e incluyendo la prensa - Admitiendo que tengan razón - digan que no lo necesite. No me molesta en lo absoluto ensuciarme las manos si de autos se refiere, supongo que a pesar de dónde provengo, todo el mundo necesita crear su propia historia.

No vivo con mis padres, pero me encanta quedarme con ellos, son las dos partes complementarias de mi corazón, siempre me han tratado como su prioridad y agradezco el hecho de que nunca hayan sido algún tipo de trauma dentro de mi vida.

-Bueno, creo que hemos llegado - Dije en un suspiro mientras giraba el manubrio para dar vuelta e ingresar hacia el estacionamiento de base.

Bajé mis cosas e ingresé a Ferrari.

-Buenos días - Saludaba a los trabajadores que igualmente se encontraban ahí en lo que tomaba camino para dirigirme hacia la salida del monoplaza, pues hoy tenía que realizar algunos ajustes dentro de este para las prácticas de mañana.

-Hola, Selene - Dijo Carlos, terminando de ajustar su traje.

-Hola, Sainz, buenos días, listo para la Qualy? -.

-Podría decir que mejor que eso, estoy seguro de que esté será un buen fin de semana.

-Conmigo arreglando tu auto te aseguro que lo será -.

El pelinegro río.

-Bien equipo, no perdamos más tiempo, a trabajar! - Ingresó Vasseur al lugar indicando a todos lo que tenían que comenzar a hacer.

-Nos vemos, Carlos - Me despedí de el madrileño.

-Adiós, Selene - Este mismo imitó mi acción para después dirigirse hacia alguna parte del paddock.

-Señorita Wolff, le informo que hoy trabajará sobre el monoplaza de Leclerc - Ordenó el director de la scuderia.

-De acuerdo - Afirmé asintiendo igualmente con la cabeza, lista para comenzar a trabajar.

Solté un bufido.

Si había algo que me molestara de mi trabajo era ese odioso monegasco.

Charles y yo no llevábamos una buena relación que digamos, y para mí desgracia, solía trabajar más en cosas que lo involucraran a él que para la scuderia en general.

Caminé hacia la parte donde se encontraba el auto del piloto y comencé a prepararme para revisar detalladamente sobre que ajustes podríamos mejorar en este.

-Que haces aquí? - Preguntó alguien a mis espaldas, y reconocí esa irritante voz en un segundo.

Hablando del rey de Roma, - o podría decir que de Mónaco -.

-Hola, Charles, estoy haciendo mi trabajo, como todos los días por si no lo habías notado - Respondí tratando de no sonar tan grosera.

-Ahg. Mandaré una solicitud para que pierdas más tiempo en el garage de Carlos que en el mío - Dijo rodando los ojos con una sonrisa irónica a la vez.

-Me fascina tu idea - Bufé una vez más, tratando de lograr volver hacia lo que estaba haciendo.

De todas las cosas que se encontraban en mi lista negra, titulada como "Razones por las cuales detesto a Leclerc", se encontraba el hecho de él y su maldita sonrisa.

¿Por qué alguien tan odioso tenía que ser tan guapo?.

Son cosas en las que ahora no perderé el tiempo, necesito volver a modificar el auto. Pues si de algo sé es que desde que estoy en Ferrari las posiciones y récords para ambos pilotos han mejorado muchísimo, y más para las de Charles, el cuál, la temporada pasada obtuvo muchas penalizaciones y últimos lugares, así que si algo debe de agradecer es saber que me tiene a mi, una linda, carismática y magnífica mecánica diseñadora de estrategias que tenga para apoyarle.

En lo que él se toma el tiempo para dejar su ceguera y pueda notarlo, claro; Pero supongo que eso sería tres veces más grande que un milagro.

En lo que él se toma el tiempo para dejar su ceguera y pueda notarlo, claro; Pero supongo que eso sería tres veces más grande que un milagro

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Enfoque | Charles Leclerc ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora