♡; O2

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―¡Yeon, Jihyo esta afuera esperándote!

―¡Enseguida voy!

La castaña con rapidez acomodó su chaqueta de mezclilla sobre sus hombros, tomó sus cosas y bajó la escaleras de su casa corriendo.

―¡Pero mira que hermosa esta mi Alfita!. ―Su madre se acercó y la abrazó con fuerza. Nayeon se quejó al inicio, dejándose hacer después entre los fuertes brazos de su mamá Alfa. ―Tan guapa como yo.

―Como yo querrás decir. ―Su linda mami Omega se asomó, con una sonrisa calmada y llena de amor que hizo sonreír a las dos mayores de la jerarquía por inercia. ―Creciste tan rápido Yeonnie, cuando vuelvas a cruzar por esa puerta, será con tu alma gemela plasmada en tu piel.

La señora de cabellos castaños hizo a un lado a su esposa (quien se quejó un poquito y ambas Im menores ignoraron), abrazando a su querida cachorra que sin duda ya no lo era más. Nayeon de igual manera la abrazó, sintiendo a su loba calmada por el aroma maternal que siempre rodeaba a la Omega.

Para Nayeon, sus madres eran de las personas más importantes en su vida.

―Mucha suerte hoy Nayeonnie. ―Le dijo la mayor para después separarse y pegarse a su esposa.

―Y recuérdalo Nayeon, sea quien sea tu pareja destinada, deberás amarla, no importa de que manera, pero debes hacerlo. ―La Alfa mayor aconsejó y la castaña menor sonrió para después asentir. ―Suerte mi cachorrita.

―Muchas gracias, las amo mucho. ―Les dió un corto abrazo a ambas, pues la bocina desesperada del auto de Jihyo le indicaba que llegaban tarde.

Despidiéndose una vez más de sus mayores, salió algo apresurada de su casa, pues aún debían pasar por sus dos cositas bonitas también conocidas como sus mejores amigas.

Una vez dentro del carro saludó a una Jihyo medio molesta y después se pusieron en marcha.

[Mi ; Mo ; Yeon]

La Alfa no podía quitar la vista de las dos niponas.

Ambas vestían muy bonitas esa noche. Sus mejores amigas siempre se veían bellas, pero esa ocasión estaban aún más radiantes de lo normal.

Sentía que la baba se le caería en cualquier momento.

―Hey tonta, deja de verlas como si quisieras comerlas. ―Jihyo llegó a su costado y pegó su hombro con el de ella juguetonamente. Su fiel Park Jihyo, ella estaba en completo enterada de su situación actual, de su pequeño secreto amoroso. ―A este paso terminarán descubriendo lo que sientes.

Nayeon suspiró, dejando su vaso lleno de un raro ponche en la mesa de aperitivos.

―Es que se ven tan bonitas. ―Suspiró nuevamente. ―No puedo no verlas aunque sea un poco.

Jihyo concordó con la mayor. La verdad es que Momo y Mina eran muy bonitas, unas Omegas lindas dignas de admirar.

Y más ahora que se encontraban las dos bailando en medio de todos esos jóvenes Alfas, Betas y Omegas, moviéndose al ritmo de la música que resonaba en el gran gimnasio escolar.

Park dejó de mirar cuando un gruñido bajito resonó a su lado. Era Nayeon, quien como advertencia dejó salir aquel sonido. Jihyo rió y acto seguido llevó a Nayeon con ella hacia las varias personas que se encontraban bailando.

Ambas Alfas llegaron al lado de las niponas, quienes rápidamente se pegaron a Nayeon para comenzar a bailar con ella.

Entre canciones y bailes pegados, la noche fue avanzando, hasta que el momento tan esperado llegó por fin.

El director Kang dió el anuncio y aproximadamente a las once y media de la noche, todos los jóvenes alumnos se encontraban reunidos en el campo de la universidad. A pesar de estar al aire libre, se podía sentir en el aire el aroma nervioso y tenso de cada uno de los reunidos.

―Solo unos minutos más. ―Mencionó Mina, apegándose al brazo de la Alfa mientras que una cansada Momo estaba sobre la espalda de la misma castaña.

Algo que tenían de costumbre, era el que Mina se aferrara al brazo de Nayeon y que Momo se subiera a su espalda.

Nayeon esperaba que acciones como esas no se desvanecieran una vez que sus amigas conocieran a sus destinados.

Suspiró bajito.

―¿Están nerviosas?. ―Preguntó Jihyo a su otro costado, estirando los brazos al cielo. ―Por que yo sí lo estoy, y mucho.

―Yo también estoy nerviosa. ―Murmuró Momo, observando la luna azúl que con el paso de los minutos parecía brillar cada vez más.

―Todas estasmos nerviosas. ―Terminó por culminar la conversación Nayeon, pues el momento había llegado.

Exclamaciones y palabras de asombro se escucharon cuando en el despejado cielo oscuro, la luna azúl se dejó admirar en su máximo e impresionante esplendor. La castaña también sintió como la Omega pelinegra bajó de su espalda.

Los murmullos no hicieron esperarse cuando el ardor tolerable en la muñeca de varios jóvenes hizo acto de presencia. Pronto se fueron revelando las uniones.

Nayeon notó como ambas Omegas soltaron bajos quejidos y Jihyo gruñó despacio.

No pudo prestar más atención pues ella misma sintió el ardor, lo raro era que... no era solo en una muñeca, sino en las dos.

La molestia era completamente pasable, lo suficiente para que pudiera fijarse en la mágica manera en la que se plasmaban las letras en su piel.

Y entonces, todo pareció ir en cámara lenta.

Nayeon vió perfectamente como en un lado, en letras finas y pequeñas pero no lo suficiente para no ser visibles, se escribía Hirai Momo, junto a un pequeño dibujo de una luna. Su corazón dejó de latir por unos segundos.

Mientras que del otro lado, se plasmó Myoui Mina junto al dibujo de una bonita estrella.

Nayeon no podía creerselo.

¿Era esto otro de sus bonitos sueños?

¿Qué rayos estaba sucediendo?

¿En verdad sus mejores amigas y las Omegas por las que se ha estado muriendo desde hace tiempo resultaron ser sus destinadas?

Temerosa, levantó la vista cuando el sonido de sorpresa salió de ambas niponas.

Pudo observar los ojos lagrimosos de Momo y la cara de shock de Mina.

Oh oh.

Una cosa era estar completamente enamorada de sus mejores amigas sin hacérselos saber.

Y otra muy diferente resultar ser destinadas.

❣ ; intended.(mimoyeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora