••Capitulo 1••

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Amenothep

Me estaba vistiendo para ir a entrenar como de costumbre hasta que alguien me interrumpe entrando a mis aposentos.

-Hola,hijo mío ¿cómo amaneciste?-dice mi madre acercando se a mi para darme un pequeño beso en la frente como es de costumbre.

-Hola madre,bien ¿y usted?-le digo terminando de acomodar mi ropa de entrenamiento.

-Bien,gracias hijo mío -dice mi madre sentándose en la cama con una sonrisa pintada en el rostro.

-¿Por qué estas tan feliz madre?-le pregunto con un poquito de curiosidad.

-Es una sorpresa hijo mío en una luna más lo sabrás -me dice acariciando me el rostro a lo cual sólo me queda asentir.

-Ok,madre ya que es una sorpresa y tengo que esperar una luna más, mientras espero me voy a ir a entrenar-le digo dandole un beso en la frente.

-Esta bien hijo, ya puedes irte-apenas mi madre dice eso le doy otro beso en la frente y salgo de mis aposentos directo a entrenar.

Pero antes de poder llegar a mi destino me encuentro a el general Disebek el esposo de mi tia la princesa Henutmire lo veo un poco nervioso.

-Hola general-le digo un poco serio.

-Hola mi principe ¿que hace mi principe?-me pregunta con cierto nerviosismo en su voz.

-Lo que hago todos los días ir a entrenar, la pregunta aqui es ¿que haces tú aquí? Porque según lo que yo se tú deberías estar en el campo de entrenamiento.

-A-ah si p-pero -Amenothep mi querido nieto ¿que haces tú por aquí?-dice mi abuela Yunet saliendo de la nada con una sonrisa aparentemente esplendorosa.

-Voy a entrenar abuela -digo acercándome a ella para abrazarla.

-A que bien,entonces no te molesto más -dice mi abuela separándose del abrazo.

Después de eso fui al entrenamiento dure un par de horas entrenando hasta que me canse y para descansar quiero ir al rio Nilo para poder despejar mi mente.Así que me dirigí a la sala del trono para informarle a mi padre que voy a ir al rio Nilo ya estando en la sala del trono me anunciaron y al entrar vi a mi padre hablando con mi abuelo Paser de algo pero no alcance a escuchar porque apenas me vieron quedaron en un silencio sepulcral además se veian un tanto nerviosos ¿Por qué están todos tan raros hoy? Parece que me estuvieran ocultando algo.

-Paser ya te puedes retirar- le dice mi padre a mi abuelo el solo hace una pequeña reverencia me da un pequeño abrazo y se marcha.

-Hola hijo mío ¿que haces por aquí?Tú deberías estar entrenando.


-Si, pero me canse y estoy aquí para pedirle permiso de poder ir al rio Nilo a despejar un poco mi mente.

-Esta bien hijo mío iras con Ikeni y otros guardias más.

-Esta bien - le digo a mi padre haciendo una reverencia antes de irme.

Después de un rato por fin estoy en el rio Nilo me senté en la carpa que habían preparado y me dispuse a comer algunas frutas.
Estaba tranquilo hasta que escucho unos sonidos un poco raros así que me levanto para averiguar que es pero alguien interrumpe mis pasos.

-Principe ¿a donde va?-me pregunta Ikeni.

-Voy a ver de donde vienen esos ruidos extraños.

-Lo acompaño mi principe.

-Esta bien,pero no hagas ningún ruido-después de decirle eso él solo asintió y nos fuimos acercando de forma silenciosa no acercamos de a poco hasta que vimos que el ruido que provenía lo estaba causando un chico que estaba recogiendo agua del Nilo,era un chico un poco más bajo que yo,pero no puedo ver mas allá de su cabello largo y su ropaje hebrea por alguna razón quiero acercarme a él y gracias a ese extraño impulso de un momento a otro ya estaba enfrente de él.

-Principe ¿que lo trae por aquí?-dice el chico con la cabeza levemente agachada acto que aún no me deja ver por completo su rostro.

-Pues yo puedo andar por donde a mi se de la gana eso a ti te debe de importar muy poco hebreo-le digo de manera tosca algo habitual en mi a la hora de hablarle a los inmundos.

-Perdone principe pero esa no es la forma de hablarle a alguien a quien usted acaba de conocer- me dice él chico con un tono de voz muy seguro.

-¿Y eso a mi qué? Tú solo eres un hebreo inmundo ¿como por que yo te debería de hablar con formalidad?- le digo con desagrado.

-Pues déjeme decirle que aunque si, yo soy hebreo eso no le da el derecho de tratarme como si yo no valiera nada-dice el chico levantando la cabeza dejando me ver mejor su rostro.

-Pues dejame decirte que tú ni ninguno de esos hebreos vale nada solo son unos malditos que nacieron para servirnos a nosotros los egipcios.

-Ustedes los egipcios son unos desgraciados que se aprovechan de nosotros los hebreos nos tratan como esclavos y seres inferiores a ustedes pero dejame decirte algo, nosotros los hebreos nacimos para ser libres no para que cualquier persona que se cree el dueño del mundo nos mantenga bajo esta esclavitud yo se que algún día va a llegar nuestro libertador y nos liberara de ustedes los egipcios-dice el chico muy seguro de sus palabras cosas que me hace reir a carcajadas.

-Ay por los dioses ustedes nunca van a salir de egipto y si llegara a aparecer ese tal libertador mi padre el orus vivo en la tierra permitiría que ustedes salgan de egipto- le digo de forma orgullosa.

-Pues eso ya lo veremos- dice él chico agarrando la jarra de agua para irse.

-¿Para donde vas?-le pregunto interrumpiendo que él pueda avanzar.

-Eso a usted no le incumbe -me dice el chico dándome la espalda.

-¿Pero que te pasa? Maldito hebreo ¿Quien te crees para darme la espalda? Por si no sabes tu vida esta en mis manos y si yo quiero ahorita mismo te mato.

-Quiero que te quede algo muy claro principito arrogante que tú te creas el dueño del mundo no te hace serlo ah y otra cosita más mi vida no le pertenece a nadie más que a Dios, espero que el mensaje te halla quedado claro porque no tengo todo el día para explicártelo-dice el chico dándose la vuelta para empezar a caminar y ni siquiera podía salir una sola frase de mi boca después de lo que él me dijo sus palabras me dejaron en shok todavía no se como reaccionar ante esto un hebreo jamás se había atrevido a tal osadia pero este hebreo es diferente a los demás él no le teme a nadie solo a ese Dios sin rostro y por alguna extraña razón me gusta que no me tenga miedo.

Después de un largo rato pensando en el hebreo regreso al palacio y sin pensarlo dos veces entro a mis aposentos diciendo le a los guardias que no dejen pasar a nadie.

Y así fue en lo que resto del día nadie entro a mis aposentos así que pude estar de tranquilo de que nadie iba a irrumpir mis pensamientos es que de verdad no paro de pensar en ese hebreo. ¿Qué carajo me hiciste?






Hola ¿Cómo están? Espero que bien y espero que les guste el primer capitulo de está historia es la primera vez que escribo algo haci y espero que les guste bay.

Maldito hebreo insolente//BakhothepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora