Cursilerías

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Otra de las cosas en que contrastaban eran sus libretas de apuntes. Hyukjae tenía todo perfectamente organizado y pulcro, solo usaba colores azul, negro y rojo para los títulos, el texto y los datos importantes, respectivamente. Donghae, por el contrario, revolvía temas de biología con matemáticas, sus páginas parecían un arcoíris sin pies ni cabeza, y los bordes de las hojas estaban llenos de garabatos y dibujos. En realidad, era una persona que se distraía fácilmente y en el momento menos pensado ya estaba rayando lo que tuviera cerca, sin importar si se trataba de un trabajo importante para entregar o del brazo de Hyukjae.

—¿De nuevo? —preguntó Hyukjae al darse cuenta que su novio garabateaba sobre su muñeca con un bolígrafo brillante de color verde. Estaba muy concentrado, con la punta de su lengua tocando su labio inferior.

Pasaba seguido, y a causa de esos rayones no podía quitarse el hoodie en todo el día, además debía bañarse en cuanto llegaba a casa para que su madre no los viera.

—Estoy practicando para cuando sea tatuador —respondió Donghae.

—¿Desde cuando quieres serlo? —preguntó incrédulo con una ceja arriba. Sabía que esa no era una de las ambiciones de Donghae, su novio solo quería que se callara.

—Desde hoy…

Hyukjae bufó, pero no retiró la mano hasta que el castaño por su propia cuenta lo soltó. La profesora de historia acababa de llegar y la clase iba a comenzar.

—Todos a sus lugares, por favor —les pidió ella mientras se instalaba en el escritorio. Donghae volteó a todos lados para comprobar que nadie lo mirara y pellizcó la mejilla de Hyukjae antes de correr de vuelta a su asiento. El pelinegro gruñó y se frotó el área adolorida, posteriormente se dedicó a ver el “arte” de Donghae:

Su novio se dibujó a sí mismo en trazos bastante primitivos, aun así se alcanzaban a notar sus ojos redondos y ese cabello rizado que lo hacía parecer un cachorrito. Apuntando a su dirección puso dos flechas, una decía “Donghae” y la otra “propiedad de Hyuk”.

Hyukjae se cubrió la boca para no soltar una estruendosa carcajada. Donghae era la única persona que conocía capaz de autosabotearse en temas de posesividad.

Para la próxima que terminara antes que los demás los ejercicios de matemáticas, Hyukjae no diría nada. Ya lo había decidido.

El profesor lo mandó a la biblioteca por unos libros que necesitaba. Entendía que fuera viejo, pero sinceramente no le gustaba ser usado de secretario sin pago.

A esa hora los pasillos de la escuela se hallaban desiertos. Todos estaban tomando sus clases…, o eso pensaba Hyukjae antes de escuchar un buen alboroto viniendo de cierto pasillo. Curioso como era, se asomó al lugar y descubrió que el ruido salía de los vestidores de chicas. Había risotadas, gritos agudos y tantas palabras enredadas que no podía entender nada. Se acercó unos pasos, poniéndose a sí mismo en riesgo de parecer un pervertido. Justo en ese momento la puerta se abrió tan estruendosa que lo hizo saltar del susto.

—¡Fuera de aquí, zorra, que así es como te gusta que te vean! —escuchó una voz femenina vociferar segundos antes de que una chica en ropa interior fuera lanzada al pasillo. La pequeña muchacha tropezó con sus propios pies y cayó al suelo mientras la puerta era cerrada desde dentro con pestillo y las risas menguaban detrás.

Hyukjae se quedó congelado sin saber qué hacer… ¿Acababa de presenciar un acto de bullying? Se relacionaba tan poco con sus compañeros que no solía ver o enterarse de cosas así.

La chica lloriqueó frotando sus rodillas enrojecidas hasta que notó unos tenis converse frente a ella. Rápidamente levantó la cabeza y retuvo dentro de su garganta un grito sorprendido. Con sus delgados brazos trató de cubrirse, pero le era imposible. Hyukjae se sonrojó y cayó en cuenta del asunto, así que colocó la palma de su mano sobre sus ojos para no verla.

My golden retriever vibes boyfriend (eunhae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora