El berrinche

534 91 11
                                    

Hyukjae sabía que tenía un novio condenadamente guapo…, y ahora lo estaba resintiendo.

Donghae tenía ese par de ojos brillantes, la nariz recta más perfecta del mundo, la piel de porcelana ligeramente tostada por el sol, los labios delgados con un coqueto lunar en el superior, la mandíbula fuerte y esa composición angelical que despedía inocencia aunque no quisiera.

Con justa razón todo el mundo adoraba a Donghae apenas verlo…, pero era agotador para Hyukjae. Una idea se le metió tan fuerte a la cabeza que creó lazos en su autoestima: “No soy suficiente para él”.

Hyukjae pensaba que su cabello era aburrido, solo negro y lacio como si la vida en la tierra dependiera de ello. Sus cejas siempre estaban despeinadas, tenía los ojos saltones y la boca muy grande. Sin embargo, a pesar de todo eso, su mayor complejo era su nariz: bastante ancha y, por demás, redonda.

Él creía que a eso se debían las miradas que a veces la gente les daba. Incluso una vez escuchó a alguien decir “Jumh, Hae es demasiado lindo para ese”, y aunque quiso ignorarlo no pudo.

Hyukjae últimamente pensaba mucho en esas cosas, lo cual, poco a poco, fue sembrando una idea en su cabeza: cirugía plástica…

No es que él fuera el primero en hacerse algo así. A la gente a su alrededor parecía encantarle, e incluso muchos conocidos suyos pidieron eso de regalo por sus dieciocho años. A Hyukjae le faltaban nueve meses para cumplir dieciocho y estaba francamente emocionado. Por eso, y porque no creyó que tuviera algo de malo, cierto día cometió el error de comunicarle su deseo a Donghae.

Era sábado y se suponía que deberían estar terminando el proyecto de historia. Sin embargo, más bien parecía algo referente a anatomía…

Apenas se estaba poniendo bueno cuando un claxon afuera los hizo saltar del susto.

La pareja sabía muy bien que se trataba de la madre del castaño. La pobre mujer un día encontró a Hyukjae debajo de la cama de su hijo, y desde entonces decidió sonar el claxon cada que llegaba a casa, ya saben, para avisar por si acaso…

—Voy a pedirle que vuelva en quince minutos —le dijo el castaño dirigiéndose a la ventana. Hyukjae se lanzó a él y lo tomó de un brazo.

—Ni te atrevas a hacer algo tan vergonzoso. Suficiente tengo con que tu madre y tu hermano sepan de nosotros. Mejor hagamos la tarea en serio —le pidió. Donghae se encogió de hombros sin dejar de sonreír y asintió.

—Okay, papi.

—¡Hae!

El castaño se rio mientras se ponía la camiseta. Hyukjae era una persona fácil de avergonzar y él lo sabía.

—Voy al baño —le comunicó, poniéndose de pie.

—¿Quieres ayuda?

—¡No!

Bueno, no se había olvidado de ello ni un segundo, esta era una parte de la personalidad de Donghae.

Hyukjae entró al baño y orinó rápidamente, tratando de evitar a propósito el espejo frente al lavabo. Últimamente no le encantaba lo que veía, y sus búsquedas en google lo confirmaban. Por eso, y porque se sabe que las grandes compañías venden tus datos descaradamente, instagram empezó a colocarle anuncios acerca de cirujanos plásticos y clínicas especializadas en ello. Lo peor era que Hyukjae siempre caía en dichas publicaciones. Podía pasar largos minutos observando fotos del antes y el después de los clientes.

Salió del baño viendo precisamente algo referente al tema y, de forma distraída, se echó en la cama al lado de Donghae.

El castaño, chismoso por naturaleza, asomó la mirada al teléfono de su novio…, y entonces levantó una ceja.

My golden retriever vibes boyfriend (eunhae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora