03 ¿Cerrando ciclos?

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Me sorprendió verlo parado frente a mi puerta, pero rápidamente del asombro pase a estar enojada. Y antes de que se diera cuenta le di una cachetada tan fuerte que me dolió hasta a mi.

Ambos estábamos sorprendidos, y lo único que se escuchó después de tremenda cachetada fueron los aplausos de mi amiga. No sabía que pegara tan fuerte, el coraje me hacía sacar unas fuerzas, que puta, otro poquito y me envían al deporte de cachetadas, aunque dudo que yo aguante, en fin, ya estaba divagando.

– ¡ESO LILI! AHORA UNA PATADA EN LOS HUEVOS A VER SI DEJA DE ESTAR DE PUTO! – No sabía en qué momento había llegado a la puerta, y la verdad es que si me daban ganas de patearle los huevos, pero eso ya era mucha violencia para mi.

–Joder, que mano Lili– dijo Mateo, mientras se sobaba–. Pero ya que desquitaste tu coraje, necesitamos hablar. Y en serio que no se que viste, pero no es lo que parece.

Me di media vuelta caminando hacía la sala, invitándolo a pasar, Azul tenía la pregunta en su cara, pero no dijo nada, se levantó y se fue al cuarto. Me daría mi espacio para poder hablar tranquila con Mateo, aunque después me abordaría hasta sacarme cada palabra de la plática.

Me senté en el sillón, esperando que hablara. Trataba de tener la mirada más fría posible para que no notara mi tristeza, pero por la mueca de tristeza que hizo supe que no estaba funcionando. Nunca sería buena para mentir, mis ojos eran muy expresivos.

–Para empezar, te quiero decir gracias por dejarme explicar. Y ahora si, perdón, que sepas que nunca te he sido infiel. Y si te he insistido en hablar estos días era para evitar esta situación. Situación que me hace sentir sumamente apenado contigo principalmente, pero también con tu mamá y tu amiga. No quiero que por esto piensen que soy mala persona.

Si,él nunca sería mala persona. Antes de ser mi novio fue mi mejor amigo, fueron años de amistad. Nos conocimos en la primaria, y fue una compañía en la separación de mis padres, después nos mudamos de barrio, y cuando iba en último de secundaria lo ví. El también se había venido a vivir al mismo barrio. Así que retomamos la amistad que teníamos, no sabía que esto iba a terminar así.

Le hice un movimiento para que continuara hablando, no lo iba interrumpir. Él era el que tenía que explicarse. Ya después le iba a decir lo que tenía que decir.

–Mira, llevo días pensando que lo nuestro ya no tenía rumbo, y no lo malentiendas, te quiero, siempre lo he hecho, pero no como tu necesitas que te quieran– ¿Cómo era la manera de querer que necesitaba? Nunca me había hecho esa pregunta–. No quiero que lo tomes como pérdida de tiempo, porque ambos crecimos y maduramos lo necesario en la relación.

–¿Cómo es la forma en la que me debían de querer? –Interrumpí antes de que siquiera me diera cuenta, él solo me miró en silencio y bajó la cabeza apenada por mi pregunta. Pero lo que dijo después me hizo llorar.

–Es fácil, Lili. Te deben de querer sin fronteras, debe de ser altamente cariñoso y con detalles cada instante de la relación. Debes de tener un romance bonito, donde te sientas segura, donde te sientas protagonista, a princesa. Te debe de amar sin fronteras. El amor que necesitas debe de hacerte feliz cada día, y no infeliz, en tus ojos no deben de salir lágrimas de tristeza como ahorita, en tus ojos solo debe haber felicidad y coraje por seguir adelante.

... Debes de mantener tu brillo y nunca usarlo. Mereces un gran amor Lili, no uno a medias. Eres una gran mujer, nunca lo olvides.

–Entonces, ¿por qué me hiciste eso?, yo te quería, contigo me sentía bien, cómoda y segura.

–Yo pensé que tu eras el amor de mi vida, que contigo me iba a casar e iba a tener hijos, después nietos. Se sentía bien, cómodo y seguro. Sin obstáculos, y lo pudimos haber hecho, pero cuando viéramos hacía atrás no íbamos a estar conformes. Somos muy jóvenes para engancharse en una relación tan seria, nos falta vivir y conocer gente.

–Pues tu que si que estabas conociendo gente.

Se acercó y tomó mi rostro en sus manos dándome una caricia en la mejilla.

–No te engañe. Sí conocí a una chica, pero en ningún momento te engañe, solo hemos hablado como amigos, y cuando me di cuenta que me gustaba, he querido hablar contigo. Pero no se pudo. Y es que ya lo mencioné, quería evitar esta situación, donde tu te sintieras insegura.

–Estamos a mitad de semestre y sabes que no me gusta procrastinar– No era la mejor de mi clase, pero me gustaba tener buenas calificaciones, era como agradecerle a mi mamá por tanto–. A parte muy en el fondo lo he estado evitando porque sabía que me ibas a cortar, y no quería. Me gusta la comodidad que tenemos.

–Yo también pensé que me gustaba la comodidad que teníamos, pero después entendí que el amor de verdad no es tan fácil, para un buen resultado hay que pasar obstáculos. El amor es comodidad solo cuando trabajas en ella. Sé que te va a tomar tiempo en perdonarme, pero quiero que en algún momento volvamos a ser amigos. Te quiero mucho Lili, y es enserio cuando te digo que el día que necesites algo, yo voy a estar para ti.

–Tienes razón, no todo debería ser color de rosa tan fácil. Pero tengo miedo de encontrar lo que de verdad merezco, por eso es que me aferraba a la comodidad.

–No dudes que vas a encontrar a la persona que te haga sentir el verdadero amor. Eres una persona muy hermosa y no solo en físico, si no en todo el sentido, lastima que no lo puedo apreciar al cien.

Esas palabras me habían llegado directo a mi corazón, y tome un impulso y lo bese. Él, al contrario de lo que pensé, no se separó y continuó el beso, no era un beso arrollador, solo era un beso. Y es que realmente nunca fueron besos de amor, si no de comodidad.

Cuando me separé de él, me abrazó, y dejó un beso en mi frente. Después de un rato me separe y lo mire a los ojos, y con toda la sinceridad de mi ser le dije:

–Voy a trabajar en mi, para perdonarte. Y poder ser amigos de nuevo, Me gusta saber que cuento contigo y con la posibilidad de retomar nuestra amistad. Tu también cuenta conmigo. Te quiero.

–Supongo que es una despedida de nuestro noviazgo– me dijo con una sonrisa ladeada–. Bueno, me voy Lili.

–Claro, te acompaño a la puerta.

Cuando iba a abrir la puerta se abrió y vi a mi mamá que nos repasó, pero no dijo nada. Solo asintió en forma de saludo hacía Mateo. Lo que me faltaba, ahora tenía que platicarle a dos entrometidas. Me buscaré una excusa para no contarles, aunque sabía que no iba a funcionar.

–Hola señora Rosa –dijo Mateo, siempre siendo amable–. Yo ya me iba, espero pronto verla y que la situación no sea tan incómoda.

–Claro Mateo –me miró con una pregunta en la cara ¿estábamos bien?, yo asentí–. Siempre eres bienvenido.

–Gracias –dijo con una sonrisa muy honesta, y después me miró–. Gracias por la platica, me despides de Azul.

–Claro, te vas con cuidado. –Le dije mientras caminaba sobre la acera, él sólo asintió y se despidió con la mano.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2023 ⏰

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