PARTE 2

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HELENA MAZERATTI

Hoy mi vida cambiaría, lo supe en cuanto me observé al espejo y la viva imagen de una mujer se reflejo ante mi. Esa misma que hace tan solo unas horas se sentía aún una niña.
Parada en esta inmensa habitación con la luz tenue iluminando el sitio, la suave brisa del verano ingresando por la ventana balcón y bajo un bonito cielo estrellado indicando que la noche prometía solo cosas espectaculares solo podía pensar en todo aquello que extrañé durante años y lo largo que se hizo la espera de sentirme parte de algo, al menos solo un poco.
Me sonrio ante mi reflejo porque después de una década logró sentir que mi vida está dando un giro, quisiera creer que para bien e intento convencerme de ello aunque hay una parte de mi que intuye que mi inesperado regreso a Italia no se debe simplemente a qué mis padres querían reunir a todo su familia. Es triste no poder creerles pero me han dado motivos suficientes como para dudar, de todos modos me conformo con al fin estar de vuelta.
No creí que llegaría un momento como este, en el que esté usando un costoso vestido de Dolce & Gabbana color negro, tiene un corte exquisito sobre la tela que nace desde mi cadera hasta mi tobillo, de hombros caídos realzando el volumen de mi busto y ni hablemos de la suavidad de la tela, que por cierto es de seda, la cual resbala sobre mi piel como terciopelo. Está misma provoca que se adhiera sobre mis caderas y enmarcando mi cintura generando que aquella parte de mi cuerpo se viese encantadora. El color desprende elegancia y finura.
Una pieza única, como la describió la vendedora.
No lo hubiese pensado jamás pero una prenda puede hacerte sentir confianza e incluso empoderamiento. Siento que algo dentro de mi ha cambiado, no sólo por fuera sino más bien por dentro y es como si pudiese comerme el mundo con una sola mano.
Emma hizo una elección increíble con este vestido, lo supe en cuanto me lo puso ante mis ojos. No solo se ocupó de encontrarme el mejor atuendo para impresionar esta noche sino que pasamos la tarde preparándonos. Fuimos a una estética en dónde nos hicieron un bonito esmaltado de uñas, nos maquillaron y nos peinaron dejándonos espléndidas para el evento.
Hace mucho que no me la pasaba tan bien y hacerlo con una vieja amiga fue muy gratificante. Obviamente no solo hablamos de modos y chicos sino tambien me comentó todo acerca de cómo se llevaban a cabo los eventos por aquí, de que la prensa suele asistir para buscar algún reportaje importante o un chisme del cuál comunicar por televisión y sobre todo de quienes asistirán durante la velada que mis padres organizaron. No dudo ni por segundo en remarcar que los Salvatore, al parecer son los invitados de lujo y no solo en este sino en todos a los que asistían ya que sus negociaciones abarcan varios rubros de los cuales eran dueños o los mayores inversionistas.  
Emma quiere mucho a esa familia y durante mi tarde con ella supuse qué, cabe la posibilidad que la persona que quiere impresionar esta dentro del núcleo de los salvatore, puede que por un momento creí que podría ser por el menor del clan, Alexander, pero me remarcó en varias ocasiones que ellos solo son muy buenos amigos tanto que lo sentía como un hermano. Por lo tanto, eso me confundió en varias oportunidades así que veré qué sucude. Me daré cuenta.
- ¿Estás lista, mi pequeña? - La voz de Enzo me saco de mis pensamientos. En cuanto mis ojos se posaron en los suyos note una adoración increíblemente inalcanzable para cualquiera que intentará observarme como sólo él lo sabe hacer.
Aún no puedo entender como es que sobreviví tantos años lejos de mi hermano, ahora que volví siento que necesito pasar el mayor tiempo posible a su lado porque hay tantas cosas que contarnos y tantos abrazos que darnos que puede que no alcancen las horas o días para hacerlo.
El smoking negro de etiqueta se lucía exquisitamente fabuloso sobre el, su barba perfectamente cortada que afina un poco sus labios y encuadran aún más su mandíbula, sus largas cejas bajo aquellas pestañas largas realzan sus bonitos ojos grises como si fuesen dos perlas pero lo único que lo hace aún más guapo es su inmensa sonrisa, como la que tiene justamente ahora mismo.
¡Por dios, mi hermano es demasiado guapo!
Estoy completamente segura que tiene una enorme fila de mujeres suspirando y esperando por él. Dichosa la mujer que logré despertar aquel enorme corazón que tiene Enzo aunque será un gran desafío.
- Estás bellísima, Helena. - Declara en cuanto se acerca y acaricia suavemente mi mejilla. Mis ojos se cierran al sentir su cálida cercanía.
- Viene de familia. - Le guiño un ojo. Escucho su risa ronca. - Tu no te quedas atrás, hermanito.- Le doy nuevamente un vistazo a su atuendo.
- Deja de decir tonterías. - Hace un gesto con su mano restándole importancia al asunto. Carraspea su garganta antes de hablar. - Quisiera que llevarás esto está noche. - Menciona antes de meter su mano en el bolsillo, saca una caja mediana de terciopelo color rojo. Lo miro a los ojos con el ceño fruncido, su sonrisa se incrementa al notar mi desconcierto y es entonces cuando abre aquella caja elegante que quiere entregarme.
Descubro un par de pendientes de piedras que relucen brillantes sobre aquella caja. Tuve que cerrar mis ojos varias veces para comprender lo que estaba sucediendo.
- Son todos tuyos. Es mi regalo de bienvenida. - Sonríe abiertamente cuando abro mi boca como si fuese una foca porque aquel par de aretes no solo le habrán salido un ojo de la cara sino que se acordó de nuestra pequeña conversación acerca de que no tenía ningun accesorio para usar esta noche o al menos uno que, amerite la ocasión.
- ¡GRACIAS!- Chillé como una loca y me lance sobre él para abrazarlo. Realmente es el primer y único regalo que recibo desde mi llegada.
- Deja el teatro y pontelos, van a quedarte muy bien con este vestido. - Dice con timidez. En cuanto me reincorporo y tomo con cuidado la caja, el depositar un suave beso sobre mi frente y se marcha para darme unos segundos para ponerme los pendientes.
- En seguida salgo. - Le comunico antes de escuchar la puerta cerrarse.

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