CAPITULO 2.

6 1 0
                                    

¿Alguna vez has necesitado escapar de tu propia mente porque es demasiado cruel contigo? No existe peor enemigo que nuestros propios pensamientos. Nuestra conciencia es tan traicionera, porque eso que queremos olvidar, es lo que más recordamos, por muy insignificante que sea el estímulo que lo ha provocado.

Al fondo del pasillo suena We don't talk anymore y estoy tratando de ignorarla. Gaby está preparando su desayuno y es costumbre que escuche música a todo volumen. La verdad es que escucha música para cualquier cosa que hace, incluso para estudiar. Odio tanto cuando esa canción aparece en su playlist. Durante estos 7 meses que hemos vivido juntas, la he escuchado solamente en 4 ocasiones estando presente, me imagino que han Sido muchas veces las que ha escuchado esa canción sin que yo esté en el departamento.

Para mí mala suerte, en esta ocasión no puedo ponerme mis audífonos, porque los olvidé en la chaqueta de Harry. Así que, lo único que me queda, es poner música desde mi laptop hasta el límite del volumen, lo cual no es suficiente para opacar la música de Gaby.

" Ya va a terminar, sólo es una canción. "

Y no es que la letra me afecte, en lo absoluto, -aunque en realidad, me proyecto un poco en ella-, es que esa canción sonaba en el autobús cuando regresaba de la clínica hacia mi departamento. Es por ello que la relaciono a ese amargo momento.

Así es como sucede esto: estoy manteniendo el ritmo de mi vida lo mejor que puedo, tratando de no caer de nuevo en depresión cada que algún estímulo me haga retroceder a aquel día, pero la ansiedad es difícil de evitar. Es por ello que procuro utilizar uñas acrílicas, porque solía morderme las uñas constantemente, hasta el grado de sangrarme los dedos. Mi psicóloga me sugirió tener siempre a la mano una pelota antiestrés para calmar la ansiedad.

Al fin la canción ha terminado, pero el hueco en el pecho no se va a ir tan fácilmente. Estoy llorando. No puedo evitarlo e ignorarlo tantas veces como quisiera. No sé si así es como se siente la muerte de un ser querido. Y es que, ni siquiera sé cómo explicarlo, es un sentimiento de culpa que te remuerde la conciencia de que has hecho algo bastante malo. No es como que yo deseara ser madre, porque para ser honesta no lo estaba y en este momento tampoco lo estoy, pero es un momento difícil, saber que ese - ¿Cómo llamarlo?, ¿Feto, embrión, conjunto de cédulas? No lo sé. - era mi bebé, nuestro bebé, el hijo del hombre al que tanto amo, que estaba creciendo dentro de mí y que tuve que abortarlo porque llegó en el momento no indicado. De haber Sido diferente nuestra situación, jamás lo hubiera hecho.

— Aly. —Dice Gaby detrás de la puerta—. ¿Quieres que te deje hotcakes?

— Hem, sí.

— Por cierto, —dice asomando su cara en la habitación— hoy hay una fiesta en casa del sucio Dan, por si quieres ir conmigo.

— ¿El sucio qué? —Hago una mueca de confusión.

— De Dan, —Rueda los ojos— el chico de último año, el que es capitán del equipo de soccer. El rubio de ojos grises.

— Yaya, sí sé quién es. No sabía que era sucio. —Respondo medio sonriendo.

— Le dicen así porque algunos dicen que juega sucio. —Se encoje de hombros.

— Te aviso más tarde. Vamos a desayunar por ahora.

* * *

Son las 9 de la noche y estoy tirada en el sofá mirando una película bastante cursi para mí gusto. Y sé que es bastante cursi porque estoy llorando como María Magdalena. Mi noche se basa en una pizza hawaiana, una michelada y películas. Estoy sola en el departamento, Gaby se fue a su fiesta y Harry... No sé dónde está Harry.

Así como yo, él también tiene esos episodios de crisis en donde desaparece. Realmente, no sé si el aborto ha sido la causa de ello, pero antes dé, también lo hacía, no tan seguido como ahora. La verdad es que no solemos tocar a fondo el tema, ¿La razón?, No lo sé. Durante mi depresión y el proceso de mi terapia, Harry jamás quiso tocar el tema, sabía la razón del por qué me estaba sintiendo así, pero no preguntaba absolutamente nada.

En estos momentos suelo sentirme tan sola, porque no puedo hablar con nadie sobre esto. Mi familia y amigos no lo saben, y es que me da miedo ser juzgada porque, aunque sea legal en algunas partes del mundo, sigue siendo un tabú y un tema totalmente religioso y de moral. La única persona que lo sabe es Harry y ni siquiera con él me atrevo a hablarlo.

Mi celular comienza a sonar en alguna parte de entre la sabana que me cubre la mitad del cuerpo. Sinceramente, me da mucha flojera buscarlo y aplico la regla del minuto: si en un minuto suena más de 6 veces, contesto, sino es que realmente no era nada importante. Va sonando 5 veces...

— ¿Hola? —Contesto. Es Gaby.

— ¡Hey! —Dice bastante entusiasmada— ¿Vendrás?

— No lo sé, estoy algo cansada. —Imito un bostezo.

— ¡Oh vamos!, Ven, hay pitochelas de sabores. —Se escuchan risas al fondo y demasiada buya.

— Hum, no sé si ir, están por dar las 10 y no estoy de ánimos. Tendría que bañarme y arreglarme... —Arrugo la nariz.

— ¡Ay, vamos!, Es fin de semana y estoy segura que estás llorando por saber qué. Anda, te mandé la ubi por Whatsapp. ¿Te mando un Uber o vienes en tu auto?

No acostumbro a salir de fiesta, porque, como ya mencioné, me da pereza. Bueno, no es que siempre haya Sido así, hace exactamente un año todo era diferente. Me sentía diferente. Solía usar blusas tops, shorts o skinny jeans y me maquillaba lo básico; era como cualquier chica universitaria que se sentía en la plena juventud. Cada fin salía con mis amigas de la U o del trabajo y entre semana miraba a Harry, incluso me quedaba a dormir en su casa.

Todo cambio después de 'ese' momento. Sentía como si algo dentro de mí se hubiera apagado y, simplemente, sobrevivía por instinto de supervivencia en mi mierda vida.

Gaby no conoció esa parte de mí, estoy segura que hubiéramos sido una bomba como rommies. Ella llegó a mi vida 5 meses después de mi aborto. Conoció y conoce a una Aly que se la pasa normalmente en pants o jeans, con sudaderas, ojeras —mucho menos prominentes que antes—, con el cabello en un chongo mal hecho, que su rutina es súper aburridisima para una chica de 21 años porque es introvertida y tiene depresión.

”Hubieramos" pienso y me rio de mi misma irónicamente.

— ¿Sigues ahí? —Pregunta Gaby, sacándome de mis pensamientos.

— Sí. —Susurro—. Hem... Está bien, creo que iré en mi auto. Te veo allá en 20.



Hola👀 Espero les esté gustando la historia. Con sus votos o comentarios, me hacen saber que les está gustando. Gracias por leer💗 Nos vemos el próximo viernes. ❣️

LA FLOR DE LOS DESEOS. |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora