Mirar

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"Soy la sirena del triste

mirar

Y entre mis labios muerte

encontrarás

Busco tu alma para

caminar

Y salir del mar.

Y en la noche de San Juan

Cantan las sirenas

Melodías de un querer

Enamórate.

Y en su jaula hecha de mar

Llora prisionera

Es la reina sin país

La Dama del Mar."

Al día siguiente al mediodía, el concilio tomo un receso de dos horas para almorzar. Peter, para sorpresa de todos sólo tomo un par de manzanas y salió como alma que lleva el Diablo del lugar, sin ninguna explicación. Thalía frunció el ceño observando su actuar. Desde antes de este viaje, Peter estaba alejándose de ella, no descuidaba su trabajo como mano izquierda de la manada, pero como hermano cada vez creaba una pared mas gruesa entre ellos. No sabia que pasaba con él, decidió consultar con el Druida de su manada.

Mientras tanto, Peter camino rápidamente hacia la caleta. Se sentó sobre una roca y, mientras esperaba, comenzó a comer una de las manzanas. Fijaba su vista en el Océano, esperando ver nuevamente al tritón que ayudo la noche anterior. Estaba tan concentrado mirando hacia el frente que se sorprendió al escuchar ruidos detrás de él.

Al girarse, encontró cerca suyo, una caracola. Era hermosa. Parecía que hubiera sido pintada con oro en el medio. Mirando más atentamente, noto una cueva al fondo de donde él estaba sentado y tras una roca, que sobresalía, veía las manos palmípedas del tritón, que tímidamente asomaba parte de su rostro.

 Mirando más atentamente, noto una cueva al fondo de donde él estaba sentado y tras una roca, que sobresalía, veía las manos palmípedas del tritón, que tímidamente asomaba parte de su rostro

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Prestando más atención, en la claridad del día, noto que a pesar de la curiosidad también, esas gemas de color ámbar, se veían tristes, pero no menos hermosas. Peter no necesitaba oír su canto, sus ojos lo habían cautivado como nada ni nadie lo había hecho antes.

Lentamente, después de tomar la caracola con la mayor delicadeza, se puso de pie y acercándose al tritón, sin nada conque corresponder el regalo, le ofreció la otra manzana.

Luego de dudar un poco, el tritón se deslizó paulatinamente hacia Peter, tomando con temor la manzana y viéndolo a sus ojos azules le dio un mordisco a la fruta con sus afilados dientes.

Stiles no era tonto. Para agradecerle al humano su ayuda, busco una de las mejores caracolas, esas que sólo se encuentran en el arrecife, y antes de acercarse lo observo. Así supo que esa esfera roja era comida. No creía envenenarse, después de todo, ellos descienden de una humana convertida en sirena. La esfera era dulce y jugosa con un toque de acidez. Le encantó.

Observó fijamente al humano. Su piel era dorada como la arena cuando esta húmeda. Sus ojos tenían el color del agua que se encuentra en la cueva detrás suyo. Un azul que varía con el movimiento cuando le da la luz. Su cabello, castaño claro con reflejos dorados. Cuerpo firme y musculoso, aunque no tenía cola. Pensó que cómo tritón sería tan atractivo como lo es siendo humano. Todos los tritones, tenían cabello y cola oscuras, para poder camuflarse en el fondo del Océano entre las rocas.

Mirándolo fijamente, con su dulce voz habló:

-Stiles

Petrificado, Peter sólo lo miró y luego pronuncio:

-¿Qué?

-Stiles.- repitió el triton.- Yo, Stiles

-Peter. Me llamo Peter.- respondió- ¿Entiendes mi idioma?

-Si. Me acerco y escucho. Yo, aprendo. Tu no ser sólo humano.- lo miró inquisitivamente.

-Es cierto. También soy lobo. Soy un hombre lobo. ¿Cómo sigue tu cola?- preguntó.

-¿Lobo? Hijo de la gran Diosa Artemisa. Ella ser diosa de la Luna. Tu ser su protector. Ella ser nuestra madre. Por protegernos. Ella salvar a sirena de Poseidón.

- Entonces, la historia es real- dijo asombrado Peter.

- Así es- respondió Stiles.- Poseidón maldijo a Sibele por asesinar al hombre que quiso violarla, pero nuestra diosa Artemisa se compadeció de su situación y la transformo en sirena. Sabemos que fue hace mil años porque quedan menos de mil de mi especie. Ya que tanto ella como otros lograron romper la maldición, aunque no sé cómo.

-¿Y ellos no pudieron decirles?

-No- negó Stiles- Una vez rota la maldición olvidan su tiempo en el mar y viven como humanos, eso creo. En estas fechas nos dispersamos y cada uno busca a su elegido. Muchos terminan ahogados en el mar. He oído a marineros hace muchos años que decían que si besabas a una sirena podías vivir en el océano. Eso sólo es cierto hasta un punto. Puedes vivir bajo agua pero tu cuerpo no soportaría la presión en la profundidades. Nosotros somos más flexibles. Nuestro beso es tanto vida como muerte. Muchos se ahogaron por nuestro canto o nuestros labios.

-Perdona que te pregunte, ¿pero cuantos has ahogado?

-¿Yo? Ninguno. Aun no he usado ni mi canto ni dado mis besos. Soy joven. Nací en el último desove. Igual busco romper la maldición, solo que recién ahora algo me llamo a la superficie.

- Espero puedas romperla. Pero si no lo haces, te prometo que cada año vendré a visitarte hasta que lo hagas.

- Excelente. Tú me cuentas más de la superficie y yo te cuento mas del mar.

-Trato.- dijo firmemente Peter- Te veo esta noche, aquí. Ahora debo volver. Mi descanso acabó. Hasta luego, Stiles.

-Te espero- prometió el tritón.- Hasta luego, Peter.

Así, comenzaría una semana de encuentros, donde cada uno aprendería más del otro y se enamorarían más cada día.  



El caballero del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora