Peter

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"Y en la noche de San Juan
Cantan las sirenas
Melodías de un querer
Enamórate
Y en su jaula hecha de mar
Llora prisionera
Es la reina sin país
La dama del mar
Mil besos mojados ahogados en el mar
Su boca, cementerio; tumba de arrecife y sal
La costa es su destino; la playa, libertad.
Guárdate de ella o esta noche morirás."

Otra vez, reunión del concilio de manadas. Esta vez la reunión es en un pequeño pueblo en las costas del Océano. Como beta y mano izquierda de su hermana, es su obligación estar presente. En este momento, se encuentra  paseando por el pequeño pueblo, el cual se prepara para el festejo de la noche de San Juan.

Caminando por las calles se da cuenta que todos los motivos de la decoración abarcan desde la luna y el sol, hasta sirenas y dioses.

Mientras camina acompañado de Scott, uno de los Betas de la manada, ve a un grupo de niños y turistas viendo una pequeña obra de teatro, donde un anciano inicia a narrar una fascinante historia.

-  "En los inicios del tiempo, donde humanos, dioses y criaturas existían y se relacionaban, existió una humilde y joven doncella de gran belleza. La cual era cortejada tanto por habitantes de su pueblo como por extranjeros.
Ella, a todos rechazaba pues su corazón a un amor prohibido había entregado. Y aunque esté amor no pudiera ser, ella permaneceria leal y fiel."

Peter y Scott escucharon atentos la historia.

-"Esta doncella, fue llevada con mentiras y engaños, por un caballero que la cortejaba, hasta el templo de Poseidón. Quien al ser dios del mar, tenía este lugar unido a una caleta que conectaba con el Océano. El rufián intento obtener aquello que todos deseaban, pues si poseia a la doncella, esta para salvar su honor tendría que unirse ante los dioses en matrimonio con él. Y de esa forma, obtendría poder y fortuna. Con lo que no contó, fue con la tenazidad de la misma, quien buscando defenderse dio pelea y al final con una vasija del templo dio muerte a su agresor. El dios Poseidon, apareció y ofendido por lo ocurrido en sagrado lugar, sentenció a la doncella a morir en el profundo mar."

Varios jadeos se escucharon, todos ellos indignados.

-¿Por qué la condenó el dios Poseidon? Ella solo se defendio- dijo una adolescente.

- Pues, porque mato a alguien, ¿no?- dijo un muchacho.

- Pero fue en defensa propia.- dijo otra.

- Está mal matar. Por eso la castigo.- dijo Scott.

- Déjenme continuar.- dijo amablemente el anciano.

Todos guardaron silencio para escuchar el resto de la historia.

- "En ese momento, la diosa Artemisa, apareció y enojada y descepcionada exclamó: "Que puedo esperar de ti, tío. Un violador defiende a otro violador. En vez de premiarla por su valor la condenas. No puedo evitar que vaya al mar, pero si su muerte. Por el poder de la luna, está será tu maldición, uno con el mar serás y hasta que un beso de amor verdadero te pueda liberar, cada cien años cien guardianes al mar darás. Tu canto bendición y maldición será, con tu voz al mar los atraerás, sino es el elegido ahogado en el mar caerá, cada noche en luna llena, pero en especial en esta fecha, mayor poder tendrás". Finalizadas sus palabras, una hermosa cola de pez dorada ocupo el lugar de sus piernas y sumergiendose en la caleta en lo profundo del Océano desaparecio. Se dice que cada mes en luna llena se escucha el canto de la sirena, pero en la noche de San Juan, que fue condenada, su poder es más fuerte y atrae a hombres y mujeres por igual. Cada cien años, cien huevos eclosionan liberando sirenas y tritones que protegen el mar. Con los años y la tecnología avanzando se fueron cada vez ocultando en lo profundo más y más, pero en la noche de San Juan, aquí, donde la maldición inicio, con gran fuerza y poder se escucha su hechizante voz. Por eso, en esta noche agradecemos a la diosa Artemisa por su benevolencia para con la doncella y rogamos que pronto encuentre su amor verdadero para romper la maldición que la ata al mar. Por eso tengan cuidado está noche, atense a sus camas, porque su voz los arrastra a recibir un beso que los puede ahogar en el mar. Cada año, ella lo intenta una vez, hasta ahora son mil los ahogados en el mar."

Al terminar la historia, muchos cuestionaron si la historia era real, pero en esta era eso solo es para ellos fantasía para atraer turistas. En cambio, a Peter le llamo la atención y decidió investigar si la historia es real.

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Esa tarde, la fiesta de San Juan comenzaba, antes de la fecha durante una semana se honraba a los dioses pidiendo protección de las sirenas. Los lugareños prendieron una gran hoguera en el centro de la plaza, donde payadores contaban diversas historias, los niños corrían con cintas detrás en sus manos, las mujeres bailaban y repartían abundantes bandejas de comida, y las manadas reunidas en el concilio disfrutaban de la cálida noche y los alegres festejos.

Mientras eso sucedía y todos estaban distraídos, Peter decidió acercarse a la caleta que estaba un poco alejada del lugar donde se celebraba la fiesta. Buscando un poco de paz en su tormentosa vida como mano izquierda de su Alfa.

Sentado en una roca disfrutaba la fresca brisa del mar, cuando escucho un chapoteo. Al principio no le dio atención, hasta que se volvió a repetir y con el un gemido escucho.

Acercándose lentamente, con sus garras listas para defenderse, se topo de pronto con unos brillantes ojos ámbar.

Paralizado, vio a la más hermosa criatura frente a sus ojos. Allí, frente a él, había un tritón. Pero no cualquiera, su belleza lo cegó. Piel pálida, con pequeñas escamas en sus pómulos, esbelto, de cabellos largos oscuros, y su boca, esa boca de labios gorditos, tan besables. Pudo notar que su cola estaba atrapada entre las rocas y se habían lastimado, pues pequeños hilos de sangre plateada se desprendían de ella.

Lentamente y con calma, Peter comenzó a acercarse a la asustada criatura, quien lo miraba curiosa. Guardando sus garras, Peter le hablo.

- Tranquilo. No sé si me entiendes. Pero solo quiero ayudarte. Me acercaré y te liberare, okey.

La criatura no hablo. Solo lo miro, mientras se acercaba. Cuando fue a tocar su cola para liberarla de las rocas, el tritón lo amenazó con sus afilados dientes. Inmediatamente, Peter aparto las manos y luego volvió a acercarlas lentamente mientras miraba fijamente los ojos del tritón.

Este lo vio liberar su cola y después de volver a amenazarlo desaparecio en las oscuras aguas del Océano.

Peter estuvo bastante tiempo mirando las tranquilas aguas, esperando volver a ver a tan magnífica criatura, pero está no apareció.

-Mañana y todos los días de esta semana, vendré aquí de noche y de día, esperando verte otra vez. Ojalá el Océano haga llegar mis palabras a ti, mí pequeño tritón.

Diciendo esas palabras, giro en sus talones y volvió a la fiesta de la aldea. Sin notar, unos ojos dorados que lo observaban en la oscuridad.

El caballero del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora