Kim Taehyung no era la clase de alfa que entraban en los estereotipos de la sociedad había impuesto, empezando por su aroma, que confundían con el de un Omega, no tenía un carácter fuerte, no posesivo, ni controlador como todos los demás, era todo lo contrario, eso se debía a qué fue criado en una casa llena de omegas, pero lo que menos lo hacía un alfa “real” era su peso.
Desde niño sufrió problemas de obesidad, pero no era tan notorio, su padre esperaba que se convirtiera en un alfa fuerte, que protegiera a sus hermanos y hermanas, pero eso no pasó, cuando entro a la secundaria y se presentó como alfa, empezaron las burlas y el bullying, lo que le llevo a refugiarse en la comida, era alto, pero muy, muy gordo, que a todos les daba repulsión verlo.
“Gordo”
“Das asco, quien querría a un alfa como tú”
“Ni el Omega más feo querría estar contigo”
“No deberías hacerte llamar alfa”
“Eres una vergüenza para la familia, de saber que tendría un hijo así, jamás habría dejado que nacieras”
Lo más doloroso era que su padre pensaba eso último de él, todos los días cuando tenía tiempo le recordaba lo avergonzado que estaba de tener que decir que su hijo alfa era obeso, su adolescencia no fue fácil, pero fue aún peor cuando entro a la universidad.
Su único amigo trato de ayudarlo a tener citas, pero los y las omegas no volvían a llamarlo después de la primera impresión, al inicio decían que no importaba, pero cuando lo veían, sus expresiones eran notorias, y si eran de la universidad después aparecían reseñas en una página de la universidad hablando cosas horribles de él.
Así que solo dejo de intentarlo, la idea de quedarse solo ya se había anclado en él, todos decían que jamás encontraría a alguien que soporte estar a su lado más de una hora, se llenó la cabeza y se convenció que tenían razón, estaba mejor solo.
Hasta que un día llegó a su vida una inesperada visita y cambio su vida.
