Son las 3 AM, mi corazón late fuerte y mi respiración se desvanese. Intento cerrar mis ojos pero me siento muy enfermo, los doctores dicen que estoy bien pero yo siento que no es así.
Podría jurar que me voy a morir pronto pero no puedo irme aún. Desearía ser una pequeña pizca de luz en un mar lleno de oscuridad para poder hacer sentir bien al menos a una minoría de los monstruos que se encuentran en la profundidad. Parte de mi vida la dediqué a estudiar astrología, siempre intentando entender lo que ya sale de mis manos, pero hoy y los días que vienen solo deseo tratar de estar solo, porque al pasar muchos años acompañado se me olvidó aprender a convivir conmigo mismo, y supongo que ese fué mi mayor error.
Mientras miro la ventana de mi habitación me viene un flashback de la primera noche que dormí con Olivia. Muchas personas pensarán que al ser alguien mayor no me acordaría de eso, pero es todo lo contrario ya que después de aquel día empezó toda una historia de amor desenfrenado.
Recuerdo que entré a su habitación de madrugada por la ventana.
_¿¡Williams qué carajos haces aquí a esta hora!?,- su mirada era fría y de miedo y yo solo la abracé.
_Olivia te amo, no tenía forma de avisarte que vendría pero realmente quería verte,- su rostro cambió, no parecía tener miedo.
_Mis padres descubren que estás aquí y vamos a terminar mal los dos, ¿lo sabes cierto?
_ Créeme, eso lo tengo más que claro,- su sonrisa al decir eso me llenó de paz y de la nada todo se volvió irreal, sus labios me atraían de una forma incontrolable, deseaba volverla a besar pero esta vez de una forma diferente.
Me acerqué lentamente hacia ella y ella me besó apasionadamente, era la primera vez que la veía de esa forma.
Su cabello desordenado, su pijama de flores, su voz pidiendo que no me detuviera, todo junto fue demasiado para mí. Pero lo que me derritió completamente fue cuando escuché un pequeño gemido de ella en mi oído al besar su cuello. Algo tan pequeño generó que mi cuerpo perdiera el control y la terminara sentando en mis piernas.
Éramos solo dos chicos jóvenes abobados por sus hormonas, no tuvimos relaciones aquella noche, pero si hubo una conexión fuera de lo físico. Después del momento ¿caliente?, Ella se acurrucó en mis brazos mientras me hablaba de sus sentimientos hacia mí. Era curioso cómo de un beso apasionado podíamos pasar a tener un momento tierno.
De pronto sentí un dolor en el pecho que me hizo regresar a mi triste realidad, el flashback desapareció y el dolor en el pecho aumentó así que llamé a la ambulancia con mis últimos alientos.
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La muerte de un amor
RomansaTodas las personas tenemos una manera diferente de amar, es algo único y sorprendente que nos puede llevar a cometer locuras, mi vida con Olivia fue lo más hermoso y lleno de color que pude encontrar, nunca logré decírselo, tal vez ella no me amó co...