10

537 93 43
                                    

Cuando Hyunjin llegó a la plaza del centro le fue imposible no notar al chico sentado en una banca, sosteniendo la correa de un inquieto hurón que corría en circulos al rededor de sus pies. Una sonrisa se coló en su boca, realmente pepino tenía mucha energía.

Bajó su mirada para observar a Anya, quién estaba muy calmada, como había estado los últimos días, suspiró, sintiendo un poco de nervios repentinos, ¿funcionaría? ¿Y si es mucho para ella? ¿Qué pasa si no se llevan bien? Pero negó, alejando los pensamientos pesimistas de su mente, no era momento de sobrepensar.

Guardó su teléfono que aún tenía en su mano y se acercó a paso calmado, pero incómodo por la mirada del otro chico sobre él, en momentos como eso no sabía si era mejor acelerar el paso o solo mirar al suelo y fingir que no era incómodo.

Jisung se levantó rápido de la banca, aún sosteniendo la correa de su hurón y se disponía a hacer una reverencia nerviosa como saludo, de no ser porque su revoltosa mascota enloqueció al ver a la hurona que venía en su dirección, tirando más fuerte de su correa, corriendo en su dirección para saludarla de la forma en la que los de su especie lo suelen hacer: olfateandola, lanzandose sobre ella y llenándola de dulces y cariñosos mordiscos de amistad.

El castaño soltó un pequeño grito de sorpresa, su cara se tiñó de preocupación y apenado comenzó a tirar de la correa del pequeño revoltoso.

—¡Pepino! –exclamó con algo de vergüenza y levantó su mirada hacía Hyunjin que también se veía sorprendido ante tal recibimiento.

Pero entonces el mayor notó que Anya comenzó a seguirle el juego al otro hurón, lanzando mordiscos e intentando lanzarse sobre él.

—Espera... Déjalos, creo que se divierten —dijo el rubio, señalando a sus mascotas —. Te juro que es lo más enérgica que Anya ha estado esta semana.

Jisung llevó su mano a su nuca, en una acción nerviosa.

—Pepino nunca ha convivido con los de su especie, lo siento, Hyunjin-ssi, no sabía que sería tan... Caótico.

Hyunjin rió un poco, encargándose de alivianar la tensión típica del primer encuentro.

—¿De que hablas? No podíamos esperar menos de un par de hurones —dijó, con la mirada puesta en sus mascotas que no paraban de juguetear —. Al menos sabemos que se van a llevar... ¿Bien?

—Quiero suponer que esos mordiscos furiosos son su manera de demostrar alegría —respondió Jisung y Hyunjin asintió, aún riendo.

Su pecho se lleno de alivio al ver a Anya jugar sin descanso y no demoró ni un segundo en volver a ser la hurona enérgica que siempre había sido, definitivamente le faltaba un amigo.

—Gracias por venir y esperar, creo que va a funcionar, Anya solo necesitaba un compañero de juegos —dijo con sinceridad. Y de repente cayó en cuenta de algo —. Oh, no nos hemos presentado... Es un gusto conocerte...Bueno, conocerlos, Jisung.

Jisung sonrió brillante, le había parecido tierno. De repente se sintió nervioso de nuevo al analizar todo, Hyunjin era realmente un chico muy guapo ¡y él había pedido hablarle sin tartamudear! Eso era algo que no creía posible.

Recordó que debía responder

—También me da gusto conocerlos y que podamos ayudar a Anya de alguna forma, Hyunjin-ssi.

—Sí... Jamás pensé que me estaría encontrando con un total desconocido gracias a mi hurona.

—Pues creeme que yo tampoco, pero aquí estamos...

El castaño aún se sentía nervioso y no sabía que decir, tenía miedo de que se vieran envueltos en un ambiente incómodo, pero estar en silencio tampoco era la mejor opción.

De hurones y nuevos amores | Hyunsung AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora