꒰ ⌗ Segundo ! ꒱

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El día había comenzado bastante mal

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El día había comenzado bastante mal.

La pareja no durmió bien por el ajetreo de lloriqueos de sus tres niños, quienes al parecer no comparten un gusto positivo por las temporadas lluviosas del año así que los truenos los sacaban de sus tiernos sueños para atraerles al llanto desesperado. Seungmin pilló a dos de ellos, uno en cada pecho para que se calmaran a la vez, mientras que el vampiro se paseaba por toda la casa con el cachorrito restante mientras musitaba entre murmullos una suave nana de cuna.

Y no les sirvió por mucho, duraba lo mismo que tardaba un trueno en estremecerlos en sus cunas.

No encontraron una solución perfecta esa noche así que Seungmin salió a pasearlos desde muy temprano por la mañana, arrastrando sus piernas entre bufidos y quejas. El aire fresco que dejó la tormenta y el cielo abrumado de nubes grises era el clima perfecto para ellos, teniendo en cuenta que son muy sensibles a la exposición solar y que el calor irrita sus mejillas muy rápido, llevarles al parque con esa temperatura era lo mejor.

Bangchan en cambio se quedó en casa trabajando, no tenía mejor aguante que Seungmin pero al menos adelantaría las tareas en casa una vez terminase sus pendientes desde el ordenador del despacho. Normalmente se repartían el trabajo de esa manera, aunque terminasen haciéndolo ambos. Aún así, Seungmin siempre se encargaba de sacar a los cachorros a pasear; ya sea al parque o a casa de sus amigos, quienes a su vez, tienen hijos de edades tiernas como los suyos, algunas veces simplemente los deja en el carrito en el centro del parque.

Para el regreso del Omega, un poco más tarde de lo esperado, las cosas en su hogar se habían estabilizado una vez más. Las montañas de decenas de juguetes se habían esfumado, en el sillón ya se podían distinguir los espacios individuales porque ya no estaban los montones  de mantas que ambos utilizaban, las cunas y cama estaban perfectamente ordenadas. Un rico aroma se expandía suavemente por los pasillos de la casa y Seungmin estaba listo para sentarse a almorzar en compañía de su esposo.

Pero ese día todo se iba torciendo cada vez que las cosas iban bien, o al menos parecían ir bien. Se asomó por el marco de la puerta con una mueca de Omega mimado y, en este caso, muy hambriento porque dio de comer a los tres pequeños antes de subir a casa y aquello llegaba a agotarle. Bang estaba sentado en una de las banquetas de la isla de la cocina, bastante sumido en su portátil como para notar la carita de indignación de su esposo.

—¿Ocupado? —Inquirió cruzando ambos brazos por encima del pecho, alzó una ceja cuando el Alfa asintió sin más, dándole poca atención.

Seungmin no solía ser muy complicado como Omega y a Bang le resultaba más sencillo hacer lo que le parecía correcto la mayoría de veces, pero esa táctica empezaba a tener fallos y más ahora que el Omega está en una fase complicada. Necesita atención y mucha, quiere que Bangchan no se despegue de él en ningún momento y que al menos muestre interés cuando regresa después de un rato estando fuera de casa.

—¿Quieres que te sirva? —La pregunta del vampiro llegó a molestar un poco más al otro, que para entonces estaba decidiendo en si regresar a la habitación con sus cachorros o armar huelga de hambre y permanecer sentado en el sillón como alma en pena— Como no llegabas, me adelanté...

—Oh... —con sus labios entreabiertos dejó salir la corta exclamación y un segundo después su Omega no se quedó callado— No, gracias, iré a comer con Jisung y Minho, ellos sí me esperan para comer.

Entonces Bangchan lo supo.

—Amor...

—Gracias por preparar la comida, pero no me apetece comer solo.

Vio cómo el Alfa se apresuraba a cerrar el portátil y se deslizaba del taburete, pero eso no le impidió darse la vuelta e ir dando pisotones para llegar a su habitación. Sus cachorros estaban dormidos en sus respectivas cunas en una habitación aparte, por lo que no llegarían a despertarse si en un caso discutía con el Alfa. No lo hacían muy a menudo y mucho menos en presencia de sus tres bebitos, pero algunas veces se daba el caso.

—Estabas tardando mucho y-y no me cogías el teléfono... —Intentó excusarse el Alfa siguiendo a su pequeño Omega por los pasillos, no lograba alcanzarle.

—Uhm, entonces la culpa es mía por dar de comer a mis cachorros antes de subir a casa... —Murmuró entrando en la habitación, lanzándose después al colchón— Adelántate y cena, tampoco te cogeré el teléfono si me llamas, estaré muy ocupado amamantando.

—Me distraje ordenando e hice la comida más tarde, yo... —Llegó a entrar en la habitación pero se quedó de pie a unos metros de la cama, donde su testarudo y berrinchudo Omega se había tirado— Estuve buscando información sobre... bueno... —Algo tímido bajó la mirada al suelo y un tierno color carmín comenzó a adornar sus mejillas, su nariz se arrugó al decir lo último— Encontré soluciones para tu dolor de colmillos...

El castaño alzó una ceja esta vez curioso, su expresión molesta y tosca de antes se disipó con la imagen adorable de su Alfa diciendo aquello.

—¿Sí? ¿Y qué encontraste? —Le preguntó interesado y de pronto ya no sentía hambre ni enojo, simplemente había encontrado algo en su Alfa que hizo que olvidase todo lo demás.

Tal vez era por la parte no humana de Bangchan, esos extraños trucos que tiene escondidos y que logran volver loco al Omega castañito. Algunas veces piensa que su mente es como un juguete para el vampiro, que puede entrar un millón de veces para asesorarse de lo que está pensando. O como cuando enferma y Bangchan hace diferentes remedios caseros que no parecen ser comunes, o al menos eso parece cuando se los da.

Puede que sea un remedio de esos lo que esté ocultando.

—Bueno... ¿te desvistes? —Se dio la vuelta y cerró la puerta despacito, para después ir al baño de la habitación sin voltear a ver al chico en el colchón— Necesito condones...

 ¿te desvistes? —Se dio la vuelta y cerró la puerta despacito, para después ir al baño de la habitación sin voltear a ver al chico en el colchón— Necesito condones

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꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱

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