୨ ♡ ୧ - Después del nacimiento de sus tres cachorros, el Omega obtiene prominentes pechos llenos de leche para amamantarlos. Del mismo modo, ve un cambio en sus colmillos. Pequeñitas perlas filosas que duelen en su boca y necesita algo para morder...
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Establecer una rutina es algo complicado cuando recién obtienes una nueva responsabilidad y debes añadirla a dichos hábitos. Seungmin tenía tres nuevas responsabilidades. Tres cachorros pequeñitos, tiernos y llorones que... bueno, no entienden mucho de costumbres diarias, como levantarse después de las ocho de la mañana y no a las cinco como ellos suelen hacerlo.
El primer mes fue el más ligero de llevar puesto que los bebés no parecían querer complicarles las cosas a sus padres primerizos y su comportamiento fue el más tranquilo y lindo de todos. Los trillizos eran bolitas adorables de sollozos y risas, durmiendo ininterrumpidamente hasta que Seungmin los sacaba de las cunas para darles de comer. Por el día se dedicaban exclusivamente a mantener los ojitos abiertos mientras Bangchan los meneaba de un lado a otro en el departamento, llevándolos al baño y al salón, pasando por la habitación y entreteniéndolos en la cocina mientras cocinaba. Entre tanto Seungmin los iba turnando para darles de comer de su pecho, quejándose una y otra vez por el nuevo dolor en sus pezones cuando los menores comienzan a jalar.
Pero ahora los trillizos contaban con un par de meses más y empezaban a desarrollar sus personalidades, alguno había aprendido a ponerse de pie con ayuda de muebles cercanos y uno de ellos comenzaba a balbucear. También habían modificado sus horarios a la hora de dormir, descansar y comer. Rompieron la tranquilidad nocturna de sus padres e hicieron pedazos la hora de la comida, dándoles un dolor de cabeza cuando deciden que no es una buena idea dormir por las tardes y que estarán despiertos todo el día hasta que les llegue la noche.
Los meses de baja de paternidad no son suficientes para ambos padres y es por ello que piden un cambio para poder hacer lo mismo que hacían en la oficina pero desde casa. De esa manera los dos pueden estar presentes en los berrinches y locuras de sus tres niños.
Y fue un fin de semana cuando Bangchan descubrió que su pareja había desbloqueado una nueva preocupación.
—M-Me duelen mucho... —Sollozó con una bolsa de hielo en una mano y un mordedor de bebés en la otra, de pie en la puerta del salón— Quiero morder algo más blandito y duro...
Bangchan frunció el ceño y entre bufidos se enfrascó en la cocina, buscando algo que le sirviera a su Omega para aliviar aquel dolor de encías que le provocaban los colmillos. Supo que algunos Omegas desarrollan los colmillos cuando son padres y necesitan defenderlos de alguna forma así que crecen de forma natural hasta que son capaces de retraerlos cuando no se sienten amenazados.
Seungmin recién se enteraba de que algo así pudiese pasar y la verdad es que la idea de tener colmillos no le gusta. Imaginar que cada vez que se asuste aparecerán esos prominentes dientes para atacar.
—Chanie... —Le llamó suavecito al tiempo que abandonaba la bolsa de hielo y el juguete en la encimera de la cocina, su pareja estaba muy concentrado en palpar las verduras y frutas como para darse cuenta de la idea de Seungmin— ¿Me dejarías morderte?
—Claro, tengo que ir a comprar fresas, tal vez eso te ayude, espera... ¿qué? —Se giró a verle y el inocente castaño ya estaba mordisqueando sus labios, dejando ver los tiernos colmillos— ¿Quieres morderme?
La mirada del otro pasó coqueta por sus brazos destapados y se dirigió mortalmente hacia sus pectorales y cuello, hasta entonces Bangchan había reconsiderado la idea. Pero Seungmin bajó otra vez, bajó mucho para el gusto del Alfa.
—Será un poquito... —Balbuceó acercándose— Deja que yo...
Y sin más abrió sus labios para atrapar con su dentadura afilada el bíceps de Bangchan.
Podría haber sido una prueba para que Bangchan negase su petición, una oportunidad para detener aquello y tal vez poder buscar otras opciones para resolver su problema de encías y colmillos.
Pero Bangchan no le negó nada. No podía.
Jamás llegaría el día en el que Bangchan le dijera"no" a su novio, peor cuando la imagen de esos ojitos de perrito combinados con la sensación de ser mordido se ilustraba ante él de una manera linda y caliente.
—"Oh, Seungminie... desearás no haberme permitido nada de esto..."
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