PROLOGO.

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Para contar esta historia, es necesario regresar al verdadero principio de todo. Más precisamente, a la creación del universo. Al momento en que sucedió aquella gran explosión, que sería conocida así por todo el mundo actual. Pues, con ella, no solamente se creó la primer materia que flotó por el espacio abierto tras este evento, sino también, una gran energía "inteligente", la cual se dividió en muchos pedazos, que, poco a poco, aprendieron a materializarse y comunicarse entre sí. Y, a este grupo de primeros seres poderosos se les conoce como, Vigías. Aunque más adelante, serían bautizados por los humanos de distintas formas, como dioses o elementos.

De cualquier modo, estos vigías, serían los encargados de utilizar sus poderes para acomodar cada roca en su lugar, formando los planetas, las estrellas, las galaxias, las lunas y soles de todos, y, eventualmente, las formas de vida que los habitarían.

Una vez terminado este trabajo, cada uno de ellos eligió uno de estos cuerpos celestes para ponerlo bajo su cuidado, convirtiéndose en los guardianes de la vida de sus respectivas creaciones. Y así, llegamos a, la Tierra. Que era protegida desde la bóveda celeste por los vigías del Sol y la Luna, quienes, tras millones de años en calma, viendo la vida de este planeta evolucionar poco a poco, pensaron en darle un nuevo sentido. Y fue entonces cuando, juntos, decidieron traer a la vida a dos nuevos vigías: un par de gemelos nacidos de la protectora de la luna, que tendrían por nombres, Ying (la niña), y Yang (el niño). Ambos habían sido creados con el propósito de vigilar el equilibrio en la naturaleza de la vida, siendo Ying la encargada de la bondad, la pureza, la fertilidad y la dulzura en las cosas del mundo. Mientras que, su hermano Yang, fue enviado para esparcir la oscuridad y la maldad, ennegreciendo todo lo posible el mundo, consiguiendo así que, quienes lo habitaban, lograsen aprender a sobrevivir y afrontar cada peligro, pero al mismo tiempo, vivir simplemente en harmonía con su entorno.

Al nacer los gemelos, sus padres acordaron que, por el bien del mundo, bajo ninguna circunstancia debían encontrarse, o de lo contrario todo iría mal. Y por muchos años lo consiguieron, pues ambos crecieron y cumplieron sus propósitos una vez habiéndolos descubierto, todo bajo la continua vigilancia de sus padres, quienes se aseguraban de que no tuviesen contacto en ningún momento, pues mientras Yang causaba las más profundas heridas en el planeta y sus habitantes, Ying se encargaba de sanarlas, sin tener idea de su fuente. Así, ambos pasaron algún tiempo viajando y viajando dando vueltas por todo el mundo utilizando sus formas humanas, y creciendo y sintiendo como el resto de la humanidad. Y al haber nacido los dos con su marca específica de misión, cada uno experimentó aquello a lo que fue destinado a proteger, en carne propia. Por lo que mientras, por un lado, Ying fue rescatada por una familia que le dio un hogar, una vez abandonada en la tierra por sus padres, Yang creció solo, enfrentándose a cada mal existente hasta ese momento, y conoció toda clase de sensaciones desagradables, mismas que él debía hacerle sentir a otros, y al pertenecer a la poderosa línea de los vigías, también se convertiría obviamente en el pionero de acciones aún peores.

Pero todo cambiaría, al estallar la primera guerra conocida por la humanidad, la cual por supuesto, fue provocada por las intrigas y oscuridad de Yang, quien ya había logrado envenenar la mente de todos los humanos, y había corrompido sus corazones con deseos de poder, más allá del que ya tenían.

Y así, en medio del campo de batalla, y sin que los guardianes lunar y solar lo viesen venir, apareció Ying, quien se había enterado de lo que estaba sucediendo, y quiso intervenir de inmediato. Y fue en ese momento, que por fin comenzó la milenaria lucha entre los hermanos vigías, quienes al no poder entenderse con las palabras, consiguieron con su propia pelea detener la primitiva guerra que allí se daba, causando desastres naturales ante el choque de sus increíbles poderes, destruyendo aldeas enteras, y volviendo del hermoso planeta creado por sus ancestros un lugar desolado y devastado, en el que la luz y la oscuridad se entremezclaban por todo el mundo.

Sus padres al ver esto, hicieron a los gemelos volver al lugar de donde habían procedido, manteniendo a ambos prisioneros en sus templos tras haberles explicado toda la verdad. Y mientras que, Ying comprendió todo, Yang conoció el sentimiento de la traición, y sintiéndose usado, juró vengarse tanto de su hermana como de sus padres, quienes tras otros mil años de sentencia a sus hijos, terminaron comprendiendo que el mundo necesitaba que esa lucha sucediera... Necesitaba del equilibrio que solamente ellos, Ying y Yang, podrían generar en él. Entonces, decidieron liberarlos, dejándolos enfrentarse ahí mismo nuevamente, hasta que, aquella gran pelea llegó eventualmente a la Tierra otra vez, pero ahora, Ying, quien había entrenado todo ese tiempo al igual que Yang, se aseguraba de ir limpiando y curando las heridas que causaban al mismo tiempo que luchaban. Y estas peleas se repetirían cada cierto tiempo, y duraban hasta que ambos sucumbían extenuados y sin fuerzas, a lo que volvían con sus padres para recuperarse.

Ying fue entonces la primera en darse cuenta, que no podrían seguir así, sin llegar a nada. Por lo que decidió bajar en forma humana a la Tierra una vez más, y con toda la fe que les tenía a los humanos, comenzó a bendecir a todas aquellas personas que habían sido testigos de la última batalla, ofreciéndoles poderes y dones, desde ellos hasta sus descendientes para toda la eternidad, o hasta que uno de los dos terminase vencedor final.

-Entre ustedes sabrán reconocerse, pues desde hoy, su intuición y su instinto serán sus más grandes guías.

Si les doy todo esto, será porque deberán ayudarme a proteger su planeta, y derrotar a mi hermano Yang, quien no dudará en devastarlos, pues no les tiene la fe que yo les tengo... Pero para eso, también tendrán que entrenarse y aprender a utilizar bien las habilidades que hoy obtienen... El cómo lo hagan es su decisión... Confío en ustedes-. Dijo Ying a su nuevo ejército reunido, para luego retirarse otra vez a descansar.

Si bien todos esos humanos quedaron muy confundidos al principio por lo que acababa de ocurrir, hicieron lo que Ying decía, porque, su intuición les decía que podían creer en ella, y, en efecto, se convirtió en su guía de ahí en más para saber lo que debían hacer.

Sin embargo, Yang tampoco se quedó atrás, pero él, contrario a su hermana, no buscó humanos corruptos para formar un ejército, sino que, usó su propio poder para crear algo completamente nuevo, otro tipo de seres que no eran creadores como los vigías, sino destructores, y estos serían llamados más tarde por el ejército de Ying como, Demonios, mientras que ellos recibirían el nombre de, Guerreros ángel.

Así, la batalla comenzó, ya con los ejércitos de ambos hermanos bien formados y reforzados, lo que causó solamente que cada combate y guerra durase más de lo que solían hacerlo cuando solo eran los celestiales quienes luchaban en ellas, pues la carga de trabajo disminuía para ambos, con lo que también, algunas veces, causaban mucho mayor daño al planeta. Nuevamente, Ying fue la primera en notar este nuevo caos, por lo que decidió que, durante el tiempo en que las batallas cesaban, bajaría con sus discípulos para enseñarles y rebelarles en secreto las verdades del universo y los vigías, mostrándoles las maneras para desbloquear todo su potencial oculto, entrenándoles para utilizar todo el poder del que los vigías los habían provisto para que, en algún futuro, cuando ellos llegasen a extinguirse, fueran los mismos humanos quienes se protegieran y defendieran de cualquier amenaza.

Existieron muchos pergaminos y antiguos escritos que dieron fe de las enseñanzas de Ying, y todos ellos fueron resguardados por las tribus elegidas por su maestra para estudiarlos, y, así, sus secretos se conservarían por muchos años para la formación de los ejércitos de cada nueva generación, quienes también fueron conociendo y añadiendo a ellos todo lo que aprendían con cada guerra sobre el enemigo.

El tiempo seguía pasando, la humanidad evolucionando, y todavía no había un ganador claro de aquella milenaria lucha. Y los hermanos, hartos de que la situación no parecía cambiar, comenzaron a enfrentarse mucho más seguido y con mucha más fuerza, hasta que llegaron al punto en que cada generación sucedía una nueva guerra de estas, por lo que, el ejército humano, tuvo que aprender a borrar la memoria del resto de sus cohabitantes, y cuando no lo lograban, por lo menos aprendían a manipular de tal modo la información, que todas esas legendarias batallas terminaban convirtiéndose en eso, en mitos y leyendas, que todo el mundo contaba de generación en generación de un modo tan épico, que muchos deseaban que fuese real, sin imaginar la locura verdadera que aquello era.

Así siguieron las cosas, hasta que, un día, todo terminó, nadie supo nada, y solamente unos pocos miembros del ejército de la última generación que antecedió a aquella que protagonizará esta historia, supieron realmente lo que pasó en aquella última pelea...Pulsa aquí para empezar a escribir

LOS GUERREROS ÁNGEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora