Abrió sus ojos exageradamente, como si pudieran salirse de sus cuencas, totalmente sobresaltado, pues pudo vislumbrar toda su vida pasar como el rollo de una película, sintiendo su final cerca, como si la parca estuviese respirando en su nuca, justo cuando las líneas de sus miradas se cruzaron.
Esos orbes almendra a quienes tanto les rogó por un poco de atención en desmedidas ocasiones, por una fracción de tiempo no se despegaron de los suyos, como si fuese capaz de descifrar toda el hambre que sentía por él.
Era imposible negarlo, Park Jimin, con su aura sensual, se llevó de inmediato la atención de todos. Era completamente consciente de su atractivo, y quizá eso era lo que más ponía a Yoongi. Verlo contornearse por los pasillos, reclinarse cerca de su escritorio, o morderse los labios rellenos con descaro.
Y mierda, en serio, como anhelaba con vehemencia hundir sus dedos en su cabello sedoso, deslizar su lengua por sus clavículas, morder sus muslos y dejarlo menear su cadera sobre él...
Suspiró pesado, absolutamente exaltado, y es que, ni siquiera tuvo tiempo para pensarlo o procesarlo correctamente, pues se sentía atrapado como en algún sueño de parálisis o algo por estilo, porque sus extremidades no reaccionaban, permanecieron justo en su lugar, su mano aún descansaba sobre su miembro erecto y el sudor resbalaba de su frente perlada.
Joder. Quería morir en ese preciso instante, así la sensación de mirarlo no sería tan incómoda, aunado al hecho de que, como un puberto hormonal se estaba haciendo una paja pensando en él, había dicho su nombre, y para ello no existía justificación.
Y quizá esa no era la peor parte, pues Jimin no dijo nada, probablemente por medio minuto, solo se quedó ahí, mirándolo, por quien sabe cuanto, pero el momento terminó tan rápido como empezó cuando abruptamente un gemido escapo de los parlantes de su computadora.
Fue hasta entonces que la realización de toda la situación le cayó encima como un balde de cemento de una tonelada.
Era un maldito pervertido que se masturbaba en la oficina, y no conforme con ello, fantaseaba con uno de sus compañeros, un chico, un chico que seguramente era heterosexual y sobre todo, mucho más joven que él.
—¡No es lo que crees! ¡Te lo juro!—gritó cuando por fin logró moverse, reaccionando de su sueño aletargado, subiendo el cierre de su pantalón.
Jimin sonrió encantadoramente, como un niño malcriado a punto de hacer una travesura, después de morder sus labios.
Se dejó caer en la silla más cercana, permitiendo a su cuerpo hundirse en la superficie mullida, cayendo cómodamente mientras se deshacía de los dos primeros botones de su camisa.
Vio como Yoongi tragó duro, y casi se ríe, de lo dulce que le pareció; estaba tan nervioso, con sus manos trémulas, tratando de ocultar tontamente su dolorosa erección y a su vez, la imagen en su pantalla, que a final de cuentas, se mantenía reproduciéndose sin detenerse.
—Continúa— exige, mirando al mayor a los ojos, fieramente determinado en que su orden se cumpliera.
Yoongi parpadeó un par de veces incrédulo, dudando si realmente escuchó bien, o era su muy virtuosa imaginación gastándole una mala jugada. Porque, siendo sincero, no era la primera vez que se pensaba cediéndole el control al menor.
Pero entonces, el castaño elevó las cejas, como si con ese gesto pudiera formular toda una pregunta, al notar las dudas y la confusión surcando el semblante ajeno.
—¿Qué?— se atrevió a murmurar el mayor, sinceramente inseguro de su capacidad auditiva.
Jimin rio bajo, colocando sus codos sobre sus rodillas para recargar su peso hacia el frente y sus manos justo bajo su barbilla, adoptando una postura severa.

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A little help | Yoonmin |
FanfictionJimin siempre ha sido curioso. Yoongi un despistado empedernido. Todo cambiará cuando el menor descubra un extraño video en el monitor de su compañero... Un pequeño error podría dejar en descubierto su mayor secreto. -¡No es lo que crees! ¡Lo juro...