Un mirrey llamado Guel Jeturk

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No recuerdo haberte dicho que podías pasar al invernadero – alzó la voz Miorine mientras mantenía un tono firme y miraba con fastidio a la pobre chica

Lo-lo siento yo-yo solo quería mmm... ya sabes s-saludarte ..me quedaré..aquí – decía Suletta de forma apenada ya que sentía que no podía dejar de arruinar sus encuentros con Miorine

sintiéndose derrotada se sentó en el marco de la puerta mientras metía las manos a los bolsillos de su chaqueta mientras miraba al piso y un incómodo silencio se formaba entre ambas, Suletta trataba de pensar una forma de arreglarlo pero aquellos pensamientos se vieron interrumpidos por el gran gruñido de su estómago

Parece que no has comido nada en todo el día, ¿eh? – dijo Miorine tratando de contener una sonrisa por la expresión tan adorable de vergüenza que había hecho Suletta mientras se abrazaba el estómago

Fue entonces que se giró y tomó algunos tomates que ya estaban maduros así que suspiro en que lo pensaba que lo mejor sería compartirle a esa tontarrona algo que pudiera comer así fue a buscar sus tijeras para cortar dos tomates y entregarlos en una servilleta a Suletta la cual se vería impactada porque Miorine le estaba regalando algo de su cosecha

Mu-muchas gracias, Princesa Miorine pero no-no tenía..porque ..hacer es-esto – nerviosamente mantenía los tomates en sus manos observándolos mientras temblaba un poco también de la emoción

No hay problema además es evidente que tienes mucha hambre aunque veo que aún no los pruebas, ¿no te gustan los tomates? – decía mientras veía que Suletta se le quedaba viendo a los tomates como si estuviera pensando demasiado

Aah..mmm.. si me gustan de-de hecho en mi pueblo ...s-siempre comía aunque mmm..el-el vecino que nos regalaba n-nos daba tomates mmm..más chiquitos – decía mientras por fin le daba una mordida al tomate y su mirada se iluminaba levantando un pulgar a Miorine dándole a entender de que estaba muy bueno

Miorine trato de no reír por la expresión de Suletta tan infantil y la forma que tenía de comer era como ver a un pequeño mapache hambriento por lo que decidió seguir el tema

Creo que ya se cuales son se llaman tomates cherry pero digamos que tiendo a cosechar más de los comunes – decía Miorine mientras empezaba a prestarle atención a sus tomates y comenzaba a hablar de nuevo sin darse cuenta que estaba hablando lo que ella consideraría de más

Mi mamá es quién cuidaba este invernadero... y ahora yo trato de cuidarlo casi tan bien como lo hacía ella – de repente se sintió un ambiente más melancólico mientras comenzaba a darle atención a una de las macetas

C-Creo que lo-lo estás haciendo bien mmm.. sé un poco d-de esto..se ve que le das mu-mucha atención – Suletta sonreía y miraba más a detalle el invernadero dándose cuenta que lo que más abundaba eran tomates pero también había frutas como mandarinas, limones y mango

Si tú lo dices... por cierto veo que si te gustaron los tomates a pesar de que estabas más acostumbrada a los otros que te regalaban en tu pueblo – Dijo Miorine mientras seguía trabajando en acomodar sus macetas

Me gus-gustan mu-mucho más los tuyos mmm.. están como.. m-más grandes y están muy deliciosos – dijo Suletta feliz tratando de dar un cumplido mientras sonreía

Miorine se empezó a tensar en cuanto escuchó lo que acababa de decir Suletta su rostro se puso rojo sintiendo cómo le ardían las mejillas, comenzó a tocarse el puente de la nariz mientras soltaba un largo suspiro de molestia. Esa tonta estaba haciendo que perdiera la paciencia ya no sabía si la estaba albureando otra vez o si genuinamente aquella chica no se daba cuenta de lo que decía

La extranjera, la princesa y las carreras de AsticassiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora