I

49 4 0
                                    

Todo había sido normal, como todas las veces anteriores. No había ni besos, ni caricias, ni nada, todo era lo mismo de siempre, aun así, se sentía más frío y distante que antes. Ahí estaba con el cuerpo inerte, muerto más bien y a su vez con vida, sintiendo como el dolor comenzaba a arrastrarse por cada célula de mi cuerpo.

—Lávate y vístete que tenemos que volver a trabajar —habló con un tono de tranquilidad, pero a su vez era demandante, exigiendo mi rapidez y mi silencio. Así sin más pude escuchar en medio de la oscuridad de esa fría bodega como subía sus pantalones y ajustaba su cinturón.

—Voy en seguida —respondí. Cerré los ojos ante la entrada de la luz exterior y lo vi salir cerrando la puerta tras él.

El corazón se me apretaba en el pecho, dolía muchísimo. Quería llorar y desplomarme ahí mismo, deshacerme en mis lamentos, pero no podía hacerlo. Olí la piel de mis brazos y llevaba conmigo su aroma que en su momento provocaba un cosquilleo en mi vientre. Sacudí mi cabeza con fuerza, intentando mantener el autocontrol y rápidamente comencé a arreglarme, a recoger los trozos de la poca y nada dignidad que me quedaba con la garganta apretada, pues trataba de aguantarme las ganas de llorar, no obstante, en cualquier momento llegarían mis compañeros de trabajo y no podían verme así. Nadie podía verme así.

Apenas mis ojos se acostumbraron a la luz caminé a paso rápido hasta los lavados del restaurante, había música para ambientar, pero aún no sentía el aroma a comida, por lo que el chef aún no llegaba, eso significaba que aún estábamos solos.

Miré mi reflejo en el espejo, solo mi cabello era un desastre. No había ninguna clase de marca en mi cuerpo, él siempre había sido cuidadoso con eso, lástima que no le importó marcar mi corazón ¿Por qué no fue cuidadoso de mi corazón tal y como lo fue con mi cuerpo? Arreglé mi cabello y me puse un poco de perfume, sonreí intentando de verme natural, a veces me pregunto cómo se me es tan fácil fingir que nada pasó cuando por dentro me estoy derrumbando.

Estaba terminando de ponerme el uniforme y terminar de acomodar mi ropa en mi mochila cuando la puerta del baño se abrió entrando MinSeok, mi compañero de trabajo y amigo, con la respiración atascada en la garganta, de seguro venía retrasado y corrió hasta el local. Tenía el cabello negro un tanto mojado, traía jeans oscuros y una playera dos tallas más grandes que él, de seguro se quedó dormido y a las duras penas se duchó y vistió, porque esa playera la usaba de pijama.

Se disculpó por entrar de esa forma, pero por mí no había problema. Se apoyó en la pared y mientras recuperaba el aliento me miraba fijamente, sabía que me había analizado por completo, sus ojos escanearon todo mi ser a lo que no pude evitar que mi vista se anclara en el suelo, sentía vergüenza.

—No te diré lo obvio de la situación, pero ya es momento de que lo sueltes. Entiende BaekHyun, tienes que salir de ahí —dijo con voz firme, aunque un poco aireada.

—Pero yo lo quiero —hablé y levanté mi vista hacia él.

—Pero Lucas no te quiere —suspiró—, te lo hemos dicho con JaeJoong. No podrás ser feliz si no sueltas al idiota que está allá afuera. No comprendo cómo no puedes entenderlo.

Claro que lo sabía, lo tenía tatuado en todo mi cuerpo que yo no era más que su descargo, pero lo que no saben es que él trató de hacerlo bien, pero yo no lo permití. Me comporté de manera hostil hacia él, no podía controlar mi temperamento, tenía miedo de lo que estaba sintiendo, temía salir lastimado. Descargué un lado negativo que él no se merecía y este fue el resultado. Lucas fue muy bueno, pero lastimé mucho de él y todo lo que hace no es más que las consecuencias, que el Karma cobrando lo correspondiente.

Simplemente merezco todo esto.

—No sé tal vez, me falta algo de sentido común... —sonreí algo triste ante ese comentario. antes de atender el sonido de una notificación en mi celular.

To you, From me [ChanBaek | one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora