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Alejandro era un lindo y adorable conejito, con unos grandes ojitos tiernos, junto a un pelaje suave blanco nieve acompañado de manchitas marrones y sin dudas, una colita esponjosa.

Pero el pequeño Alex apesar de todo no era muy querido en su manada ( a excepción de sus padres ) nunca entendió el por que de ello, los conejos Omegas siempre lo querian golpear y los conejos Alfas siempre lo apartaban e ignoraban, era tratado como si fuera una de las cosas más apestosa y tóxica del mundo

Asi que como nadie lo queria cerca, ese día que era el de recolección de comida en pareja, Alejandro se quedó solo, otra vez, lo cual solo hizo que sus orejitas bajaran y su colita esponjosa también, bastante lastimado, se fue del lugar que le asignaron con su nariz arrugada y ojos llorosos.

Camino, salto y corrió, intentando distraerse para no llorar, por que el era un conejito muy fuerte, y logró hacerlo, pero no de la forma que quería, pues cuando miro a su alrededor, estaba en una zona llena de arbustos con una gran parte del césped plano, el lugar era bastante bonito, si, pero no sabía como llegó, ni como regresar, y ni siquiera sabia que lugar era.

Dios, estaba asustado, podía hacerse de noche y un depredador fácilmente lo lastimaría, como una serpiente o hasta cualquier insecto raro, sus ojos devuelta se volvieron lagrimosos y se hizo bolita en aquella zona de césped plano en un fallido plan de calmarse, y sin darse cuenta, sus feromonas empezaron a salir.

Y mientras Alejandro estaba hecho una bolita soltando dichas feromonas, no se percato de la presencia de un gran animal como lo era Alan, un tigre feroz que regresaba de cazar su comida.

Alan venía cansado de correr detrás de una estúpida manada de Venados, pero para su suerte al menos pudo atrapar a uno y comer, así que venía devuelta a su territorio dispuesto a descansar, lo que no se espero fue ver en un terreno casi vacio una bola peluda blanca, echada hacia la misma nada, en medio de su territorio, es muy obvio que era un conejo y Alan pensó que tal vez aquel ruedor tenía bastantes agallas para si quiera echarse ahi, cuando todos sabian que ese pedazo de tierra era suyo y quien entrará sin su permiso no tendría sin dudas un final desagradable.

Pero ¡Hey!, viendo el lado bueno, un aperitivo extra no le vendría mal a su estómago y el conejo parecía ser un adulto pues se veía bastante grande, bueno no tanto, ya que solo bastaría con darle una mordida fuerte y podria matarlo.

Y sin más Alan se movió de manera sigilosa alrededor de los arbustos, viendo a toda costa que el conejo no lo viera y escuchara, al encontrarse cerca se coloca en una posición adecuada de caza y cuando justo planeaba lanzarse, se detiene abructamente.

Se detiene, por que un delicioso olor llega a sus fosas nasales, un olor a vainilla y moras silvestres, nunca comió ninguna de esas cosas, pero había olido esas frutas y sin dudas su olor era bastante exquisito y no solo olía a eso, pues era muy notable que aquel olor provenía de un Omega, Alan quita su mirada del conejo y olfatea alrededor para encontrar de donde provenia el aroma, pero su olfato solo lo guia hacia la bola de pelos cerca suyo.

Sus pupilas se extendieron y se vuelve a colocar en posición de Caza, ahora si está decidido, se lame sus colmillos, y entonces...

Salta.

Acorralando al instante al pequeño animal de una forma que no pueda escapar y así de apoco se acerca para oler mejor su aroma, y efectivamente, venía de él.

Alejandro, al sentir una gran presencia y una respiración cerca de él, abre sus ojitos, los cuales casi salían de lugar al ver lo que más temía, justo frente suyo estaba un gran tigre, con sus pupilas dilatadas y oliéndolo descaradamente. Instintivamente Alex intenta escapar, sus patitas se movían a más no poder pero el felino se da cuenta y lo agarra por el cuello, no tan fuerte como para clavárselo pero lo suficiente como para detenerlo, lo mueve y lo pone entre sus patas.

Rabbit and Tiger ; Yancar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora