Capítulo 2.

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Taehyung terminaba de mostrar un par de zapatos que había comprado en su vuelta a París cuando agarró una nueva bolsa, se encontraba tan inmerso en hablar frente a la cámara y leer un par de comentarios de sus seguidores cuando no notó el detalle de como la bolsa estaba enganchada con la pieza, el cordón envuelto alrededor del puño, por lo que al levantar la bolsa estuvo más pesada de lo esperado y al jalarla la pieza se elevó a la par.

El rubio dejó de hablar cuando volteó a ver y con un rápido movimiento dejó caer la bolsa, el estruendoso sonido de la bolsa junto a la pieza dorada resonó por la habitación y de manera inconsciente hizo más ruido con las demás bolsas, tratando de disimular el pequeño detalle y escogió una al azar.

—¡Perdón! Entre tantas bolsas es más complicado organizar esto.—Sonrió frente a la cámara, tratando de disimular su nerviosismo.—¿Qué les pareció la última compra? La verdad es un tipo de calzado que desde hace mucho quería comprar, y claramente pienso en mis compras y como las voy a combinar, por lo que justo en esta bolsa viene... ¡El abrigo a juego! ¿No es lindo? Y la textura es la mejor parte, miren.—Acercó el abrigo a la cámara, sin siquiera pensar en leer los comentarios cuando vió de reojo reacciones y emojis que daban a entender que se habían percatado de su descuido.

Para cuando estaba por terminar el live, Taehyung aún estaba tratando de conversar con sus seguidores e ignoraba un par de preguntas repetitivas sobre si aquella pieza era la misma que había sido creada inspirada en el boxeador, disimulando pasar a otros comentarios más recientes. Mientras en la cocina, Jungkook terminaba de preparar la comida cuando su celular se prendió con un par de notificaciones de menciones de sus seguidores cuando la evidente captura del live de Taehyung y la figura salían por un fragmento de segundos antes de que la dejara caer.

El azabache apagó la estufa y colocó la tapadera sobre la olla mientras aún miraba su celular, sorprendido por las rápidas tendencias en las redes sociales y como las personas comenzaban a reaccionar ante ello. Las sospechas fueron confirmadas cuando en una publicación del autor los arrobó a los dos, a Taehyung como el comprador y el autógrafo que le había dejado en agradecimiento, y a Jungkook por el simple hecho de ser la inspiración de dicha pieza, disculpándose por no poder habérsela entregado antes de venderla. Mordió su labio, no sabía como reaccionar ante ello, a él le agradaba saber que su novio se había tomado el atrevimiento de comprar esa figura en su honor, pero algunos comentarios estaban siendo algo agresivos tanto a su persona como para su novio, no quería que viera nada de ello.

Se encaminó en silencio hasta la habitación donde el rubio estaba finalizando el live, viendo como se despedía con una sonrisa y recargando su hombro sobre el marco de la puerta.

—Eso es todo por hoy, ahora tengo que ir a descansar que vengo muy agotado de mi viaje, pero nos veremos muy pronto porque les tengo un par de sorpresas aún. ¡Nos vemos! Cuídense mucho y saben que los quiero a cada uno de ustedes.—Agitó la mano frente a la cámara antes de apagar el live, su frente chocando contra la orilla de la mesa que se encontraba frente suyo con pesar.

Su celular estaba a punto de explotar por las notificaciones, no solo bastó con sus amigos diciéndole sobre las tendencias en las redes sociales donde señalaban su error en el live, sino que se le sumó la mención del artista por medio de Instagram donde confirmaba su compra y el autógrafo que dejó como un medio de agradecimiento de su parte. Sintió la presencia de su novio al pie de la habitación y se giró, aplastando su mejilla sobre el material con un puchero en sus labios.

—¿Algo que tengas que compartir?—La voz de Jungkook rompió el silencio que se formó en la habitación, levantando su celular en su dirección.

—Nada.—Contestó con simpleza, levantándose de su asiento.

Con una rápida mirada, encontró la figura entre las bolsas y la levantó, sacudiéndola un poco antes de aferrarla sobre su pecho y caminar hasta donde se encontraba su novio.Le hubiera gustado entregársela en otras circunstancias sin que hubera un revuelo en redes sociales, por lo menos le hubiera gustado envolverlo en una linda envoltura o en una de esas bolsas de regalo para incrementar la emoción del momento, pero ya no tenía caso si ya lo había visto, y no solo él, sino todo el mundo.

Cuando se plantó frente suyo, le tendió la figura en su dirección con un gesto tímido.—No tenía planeado entregártelo de esta manera, se suponía que sería una sorpresa pero lo terminé arruinando. Lo siento, solo quería comprártelo porque te veías feliz cuando el autor se comunicó contigo y te lo mostró, pesé que estarías feliz si te lo regalaba.

Jungkook guardó su celular en el bolsillo y sonrió, agarrando la figura mientras la observaba a detalle.—No tienes porqué disculparte, amor. Te agradezco mucho tu regalo, realmente me gustó mucho, pero no te hubieras molestado en comprarlo, no quisiera que gastaras en mí.

Taehyung negó, frunciendo el ceño.—Por supuesto que gastaría en tí, te quiero consentir y siempre eres tú quien es el detallista, quería demostrarte que yo también puedo comprarte algo porque te conozco y sé lo que quieres. No me molesta en absoluto gastar en tí, tú siempre me compras una infinidad de cosas, ahora fue mi turno de consentirte.

El azabache asintió ante sus palabras, una pequeña carcajada burbujeando en su pecho. Con una última mirada a la figura, la dejó sobre la mesita a un costado de ellos, ya tendría tiempo de acomodarla junto con sus trofeos, ahora tenía algo más en mente y no pensaba dejarlo pasar.

Sin previo aviso, se acuclilló lo suficinete hasta que tentó con sus manos la parte trasera de los muslos de su chico, alzándolo hasta que envolviera las piernas alrededor de su cintura y sus manos cayendo en los glúteos del rubio, acomodádolo mejor contra su cuerpo.—¿Sabes lo que quiero en este momento?

Con una sonrisa divertida sobre su rostro, fingió pensarlo mientras sus planos se aplanaban a la altura de sus hombros, jugando con el cuello de su playera.—¿Quieres que te lo diga, o te lo puedo demostrar de otra manera?

—Sorpréndeme.—Dicho eso, se dirigió con el rubio entre sus brazos hasta la habitación, cerrando con el pie la puerta detrás suyo y dirigiéndose hasta la cama.

La comida que se había preparado en la cocina había pasado en un segundo plano, el cansancio que el rubio había sentido en cuanto el avión aterrizó desapareció y nuevas necesidades se formaron en la pareja hasta sucumbir en ellos.



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