Capítulo 6.

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Sin estar del todo consciente de lo que hacía, el rubio se quedó admirando el bonito rostro de Minie. A pesar de las lágrimas secas en las mejillas del chico, éste le parecía hermoso con esa sonrisita y esa ternura en su mirada mientras observaba a Gyepi, pero no se atrevía a decir ni una palabra al respecto.

—¿Hyun Jin?

—¿S-sí? —Desvió la mirada, como si de repente lo invadiera una gran vergüenza por haber pasado un rato largo mirando al contrario fijamente y en silencio.

—Puede que tengas razón y que no esté muerto —dijo esperanzado—. Los muertos no sueñan, ¿o sí? Sus almas simplemente se van... Si esto en verdad es un sueño mío, entonces...

—Estás durmiendo —completó el más alto, entendiendo qué era lo que Minie quería expresar y sintiéndose feliz ante el hecho de que él también estuviera empezando a contemplar esa posibilidad, la cual deseaba con todas sus fuerzas que se tratara de la verdad absoluta.

—Pero... ¿Cuándo despertaré?

Hyun Jin suspiró. No conocía la respuesta y de todos modos sentía que quedarse callado no era lo más apropiado, pero al mismo tiempo no era su intención ilusionar al castaño con palabras que eran más un anhelo que una certeza.

Volteó a ver a Minie y decidió ser sincero con él.

—No lo sé —le habló con voz tranquila—, pero mientras estés aquí, podrías disfrutarlo al máximo.

—¿Disfrutarlo? ¿Estás hablando en serio?

—Sí. Estamos en tu sueño, Minie —hizo énfasis en el artículo posesivo—. Lo divertido de saber que estás soñando es que puedes controlar todo lo que pasa a tu alrededor. ¿Por qué no lo intentas? —Lo animó—. ¡Esto es un parque de atracciones! ¡Sólo piensa en todo lo que podríamos hacer!

Le sonrió y agarró una de las diademas con suaves orejas de osito para acomodarla con cierta delicadeza en la cabeza ajena e inmediatamente después ponerse el otro adorno sobre la propia. Minie rio bajito al verlo y, dispuesto a hacer un esfuerzo, cerró los ojos durante unos momentos. Las atracciones no sólo comenzaron a reconstruirse de manera súbita, sino también a encender sus luces. Pronto el parque entero estuvo brillando y luciendo como un paraíso.

—¡¿Y-yo hice esto?! —Preguntó tras abrir los ojos, quedándose maravillado ante lo que había sucedido.

—¡Es asombroso!

—No puedo creerlo. ¡Lo hice, Hyun Jin!

El rubio, sin dejar de sonreír, se levantó de la banca y le ofreció una mano a Minie.

—¿Y bien? ¿A cuál juego subiremos primero?

El castaño colocó a Gyepi en el pequeño bolsillo que su suéter ligero tenía a la altura de su corazón y finalmente sujetó la mano de Hyun Jin, entrelazando sus dedos mientras una sonrisa cargada de timidez aparecía en sus labios y un sonrojo se volvía más evidente en sus mejillas con cada segundo que pasaba. Ni siquiera se quiso detener a preguntarse de dónde sacó la valentía para volver el agarre más firme.

Riendo, empezaron a correr por el parque como si no tuvieran ni una sola preocupación en la vida. Subieron a un par de montañas rusas que los hicieron gritar, pusieron a prueba su puntería con arcos y flechas, pasearon en un pequeño bote a través de un lago artificial con un espectáculo de música y luces, jugaron a atrapar estrellas mientras ascendían en las sillas voladoras, se emocionaron en los autitos chocadores y volvieron a dar vueltas agradables y tranquilas en el carrusel que tanto le encantaba al más joven de los dos.

—¿Te gustaría ir al barco pirata ahora? —Preguntó Minie al bajar de la plataforma del carrusel—. La punta es el lugar que más me da miedo porque es el que termina más elevado, pero... p-puedo intentar sentarme ahí si estás conmigo.

—No me molesta sentarme uno o dos puestos más abajo —se encogió de hombros.

También bajó del carrusel, mas perdió el equilibrio al dar unos pocos pasos y estuvo cerca de caerse. Eso preocupó a Minie, quien no tardó en correr hacia el rubio y ofrecerle ayuda para mantenerse en pie, pero Hyun Jin sólo movió su cabeza de un lado a otro.

—Perdón. Me siento... raro —confesó—. Minie, creo que voy a despertar pronto.

—¿Eh?

—No puedo evitarlo...

—N-no... No te vayas —casi murmuró.

—Minie...

—No quiero que te vayas, Hyun Jin. Ya me cansé de estar solo en este lugar —su tono de voz cargaba con tanta tristeza que el rubio se sentía capaz de empezar a llorar con sólo escucharlo.

—Lo siento, Minie —acarició su mejilla con suavidad—. Has hecho que este sueño sea tan divertido, créeme que me encantaría poder quedarme un rato más, estar aquí contigo y subir a todas las atracciones... —Suspiró, sintiéndose más débil con cada palabra que salía de su boca.

—Hyun Jin...

—Oye, no pasa nada... ¡Mira este lugar! Quedó demostrado que este sueño es tuyo, así que tienes el control de tu entorno y al menos podrás distraerte cuando no esté aquí —hizo una breve pausa—. ¿Quién sabe? Tal vez hasta descubras cómo deshacerte del límite y ver qué hay más allá de este parque.

El castaño rodeó el cuerpo del más alto con ambos brazos y dejó caer la frente contra su hombro, algo asustado.

—Gracias por hacer que me diera cuenta de que sólo estoy soñando —logró decir antes de que su voz se quebrara—. Supongo que ahora este sitio ya no es tan aterrador, pero... —Se le escapó un sollozo—. Por favor prométeme que regresarás...

—Cada noche —susurró con la poca fuerza que le quedaba—. Te lo prometo, Minie —apoyó sus manos sobre la espalda del contrario—. Y eso no es todo... También voy a buscarte.

—¿Eh? ¿Buscarme?

Hyun Jin se apartó un poco, rompiendo el delicado abrazo, pero dejando sus manos en los hombros de Minie y acariciándolos de forma leve. Sabía que ya no le quedaba mucho tiempo ahí.

—Piénsalo, Minie. Ya entendimos que esto es sólo un sueño. ¿Recuerdas? Eso significa que tú estás dormido, estás en alguna parte... Allá afuera.

El castaño abrió la boca, pero las palabras que quiso decir –o que tal vez sí dijo– ya no llegaron hasta los oídos de Hyun Jin. La luz de un nuevo día se podía apreciar detrás de las cortinas de la habitación, el reloj despertador en la mesa junto a la cama no dejaba de hacer ruido, el cuerpo del rubio estaba en una posición un tanto incómoda entre las sábanas y el osito de peluche al que ahora conocía como Gyepi estaba en la palma de su mano izquierda.

—¿Hm? —Le causó extrañeza ver al oso ahí—. Yo le di esto a Minie... ¿Por qué lo tengo si...? ¡Ah, claro! —Reaccionó, sintiéndose un poquito tonto—. Fue sólo un sueño —soltó un suspiro y giró lo necesario para apagar la alarma del reloj despertador con un dedo y hundir su cara contra la almohada durante unos treinta segundos, quedándose inmóvil hasta entonces para luego mirar al pequeño peluche en su mano—. No te preocupes, Gyepi —una vez más hablaba con el juguete como si pudiera escucharlo—. Voy a encontrar a Minie, te devolveré a quien le perteneces... Pero por mientras necesito tu ayuda, no dejes de llevarme con él cada noche, por favor.

Continuará.

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"Allá afuera", ¡como el nombre del fanfic! -Se hace la sorprendida-. 😮

Muchas gracias por el apoyo que le están dando a esta historia. 💕 Intento hacer que estos mensajitos al final de cada capítulo sean cortos porque después me gana la emoción y hasta termino soltando cosas que podrían contar como spoiler 🙃, pero créanme que sí me hace muy feliz que lean, voten, comenten, compartan, etcétera. ~ Incluso me inspira para continuar. ¡Les mando un abrazo!

Allá afuera [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora