tres

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Hoonie..

Los supresores.— Sunghoon presionó su estómago con sus dos manos, tratando de que el dolor se fuera aunque sea un poco.

Él quería que el Alfa mayor lo consintiera, lo besara por todo el cuerpo, quería enterrarse en el cuello del alfa mientras éste maltrataba su interior con embestidas poco amables.

Pero estaba enojado.

¿Qué?— Preguntó el Alfa, totalmente incrédulo.

Los supresores. Dámelos.— Ordenó débilmente. El mayor maldijo pero aún así fue por aquel frasco de pastillas y un vaso de agua, dejándolo en las manos del Omega. Sunghoon tomó unos minutos para sentirse un poco mejor levantándose para irse al cuarto y dormir un poco.

Ese Omega tiene el orgullo más grande que su trasero y vaya que ese hermoso culo es enorme.— Murmuró. Fue en dirección al baño y se encerró, tenía que arreglar un gran problema ahí abajo y tratar de tranquilizarse porque aunque no lo demostrara, sentía su lobo retorcerse de enojo al ver cómo el Omega no le daba el permiso de ayudarle con su celo, siendo grosero y mandón. Un rechazo que hirió tanto a su lobo como a él.

Y ni se diga de el aroma que se llevó todos sus sentidos por completo, queriendo tomar a su Omega ahí mismo, pero Heeseung a pesar de sentir una gran necesidad por consumir al más pequeño, jamás haría algo que Sunghoon no quisiera.

Hay tres cosas por las que Sunghoon odió esa mañana.

Primera, despertó demasiado agitado, su entrada estaba claramente muy mojada y su estómago era molestado por unos grandes tirones.
Segunda, tuvo sueños húmedos con su novio y el Alfa se encontraba a lado de él, durmiendo tranquilo.
Y tercera, el aroma del mayor realmente lo estaba matando. Su lobito era muy desesperado y pedía a gritos que dejara que su Alfa lo tomara como en todos sus celos.

Lobo enfadoso, ¿Puedes ser menos desesperado?— Enojado y adolorido, se recargó en el respaldo de la cama sin querer despertar a Heeseung, sintiendo ya manchar las sábanas con el lubricante y sus pezones se encontraban demasiado levantados y sensibles. Una erección entre sus pantalones molestando.

Alfa..

Sunghoon gimió. Estaba mucho más sensible y el aroma a tierra mojada solo lo volvía más débil.

Miró al chico de su lado, recordando los sueños que tuvo.

Heeseung arriba de él, dando directamente en su punto dulce mientras le susurraba cosas excitantes al oído. O él arriba del Alfa, brincando en su largo y grueso pene mientras éste tiene sus manos en su cintura y daba embestidas hacia arriba, ayudándole con el trabajo. Tal vez podría ponerse en cuatro, Heeseung entrando y saliendo de él duramente, sintiendo el largo falo llegar hasta su estómago.

Gimió de nuevo, sus ojos cristalizandose. No resistió más, se subió al regazo del mayor, poniendo sus manos en el duro pecho bajo él. Queriendo sentir fricción, movió sus caderas, su trasero mojado en el bulto de Heeseung con una notable erección mañanera que solo alteraba más las feromonas del menor.

Seungie... despierta, por favor.. ah.— Cuando miró a Heeseung respirar demasiado rápido, removiendo su cuerpo incómodamente se sonrojó porque supo que estaba despertando.

— ¿H-hoonie?— Miró con un sólo un ojo abierto al Omega, mientras de su boca salían jadeos al sentir su erección ser apretada por el precioso culo de Sunghoon. Dios, sentía la lubricación de Sunghoon traspasar sus pantalones de pijama. Gimió cuando sus sentidos se agudizaron más, el aroma de Sunghoon embriagándolo por completo.

Mirar a su precioso Omega brincar en su regazo, todo necesitado y sonrojado, sólo aumentaba sus ganas de hacerle el amor.

Hy-hyung, ¡A-ayudeme!— Pidió con su voz demasiado débil.

Heeseung sonrió. Esto sería muy placentero.

Oh, claro que lo haré, mi amor.

enojado - heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora