Cásate Conmigo

•02•

»»———— ᴘᴇʀᴅɪᴅᴏs ————-««

✧ 9 años *ೃ 

En la escuela, Chenle se sentaba junto a mí mientras que al frente se sentaba Haechan junto a Yangyang. Y más adelante, en el primer puesto (junto a la mesa de la maestra) se sentaba Jaemin.

Ha pasado cerca de un año desde que Jaemin llegó y muchas cosas de mi vida se complicaron considerablemente. Resultaba que Jaemin es un estudiante modelo, se llevaba espectacular con Mark haciendo deberes, investigaciones y proyectos. Con Jisung las cosas fueron igual, lo del empujón del primer día ya es parte del pasado y Jaemin de comportaba como su hermano mayor.

Pero a mí, ni siquiera me dirigía la mirada directamente, la última vez que me miró a los ojos fue cuando se disculpó con Jisung. Desde el primer día me evitaba, trataba de no estar en la misma habitación que yo y me dirigía la palabra en ocasiones que fueran extremadamente necesario

A lo mejor... ¿Olía mal? ¿Yo era muy feo? ¿No le agradaba?

Era justamente como vivir con un fantasma, sabía que estaba pero no lo podía divisar.

Se comportaba como un niño despreciable.

Nada comparado con su mamá, la mejor niñera que haya existido (sin contar el hecho que no me dejaba comer galletas después de las nueve).

Sin embargo, desde aquella aparición misteriosa de las galletas frente a la puerta de mi habitación, cada vez que se me ocurría hacer alguna pataleta poco después de la medianoche aparecían unas galletitas en una servilleta y tocaban mi puerta. Ya comenzaba a creer que el hada de las galletas existía.

La maestra leía un poema realmente aburrido.

Mientras yo puse una cara de concentración, en realidad estaba pensando en como pedir permiso a mamá para ir a casa de Chenle. Lo más probable es que me diría "lleva a Jaemin". Antes me decía que llevara a Jisung a todos los lados que fuera, mágicamente cambió de opinión para mejorar mi amistad con Jaemin.

¡Sorpresa!, él nunca mi amigo será.

No me atraía la atención la idea de que él fuera a la misma escuela que yo, y por alguna razón que no estaba en mis conocimientos era que mis padres le pagaban la educación a Jeno y a Jaemin. Para Navidad también les daban regalos y eran libres de las listas de alergias y la de cosas que podían y no hacer.

– Renjun, ¿Podrías comentarle a la clase de qué trató el poema? –Me asusté y salté en mi asiento, me aparté un mechón de cabello que caía por mi frente. Cerca de cuarenta pares de ojos se voltearon a verme y escuché algunas risitas y la más fuerte era de Hyunjin, que se sentaba junto a Jaemin. Le susurró algo a la oreja y se comenzó a reír más fuerte pero a Jaemin pareció no hacerle gracia.

– Estamos esperando, Renjun –Dijo la maestra caminando con la misma mirada que ponían las personas cuando hablaban a personas con deficiencias mentales.

Eso me molestó.

Miré hacia mi compañero de asiento y Chenle se encogió de hombros, tampoco puso atención. Haechan y Yangyang me hicieron señales de que tampoco sabían.

Luego sentí ganas de llorar, esta señora me estaba humillando.

– ¡Renjun descerebrado! –Gritó Hyunjin desde su lugar y toda la clase estalló en carcajadas, a excepción de mis amigos y Jaemin, que se mantuvo en silencio desde que comenzó la intervención.

En una rápida mirada que le lancé, vi como me estaba diciendo algo con sus labios. Me miraba directamente y gesticulaba algo que pude entender la palabra «amor». Aproveché que la maestra trataba de hacer callar a la clase para improvisar mi respuesta.