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»»—————— ʟᴀ ᴅᴇᴄɪsɪᴏ́ɴ ——————««

✧ 17 años *ೃ

– Renjun, despierta –Abrí los ojos con lentitud, como si la escasa luz que había en mi habitación me hiciera daño.

Jisung estaba a mi lado apartando algunos mechones de cabello de mi cara, tenía una mirada de preocupación.

Y entonces recordé la emoción con la que me despertó ayer y de inmediato sentí una punzada en mi pecho.

Ahora estaba comprometido.

Aún no me colocaba el anillo de compromiso, pero podía sentir un peso de más en el dedo en el que estaría.

Me senté y le dediqué una mirada más tranquila.

Jisung no debía de saber de esto, tenía que creer que me casaría por amor.

– ¿Qué pasa, chiquillo? –Le dediqué una sonrisa, esto me estaba destrozando.

– Son las dos de la tarde... –Me dijo mordiéndose el labio.

Había olvidado que hoy saldría con los demás al parque de diversiones, me puse de pie y me di cuenta de que Jisung ya estaba vestido. Y me dejó a solas para que pudiera cambiarme de ropa, aunque su presencia no me incomodaba ni molestaba.

Cuando ya acabé de abrochar el último botón me mi abrigo no pude evitar mirar con odio la cajita en la que descansaba el anillo. Estaba encima de mi escritorio.

La abrí y sin pensarlo dos veces para no arrepentirme, me coloqué el anillo.

Lo contemplé unos minutos hasta que Jisung tocó la puerta para avisarme que mis amigos me esperaban abajo listos para irnos.

Mis amigos... ¿cómo reaccionarían ante la noticia?, ¿qué pensarían de Jaemin si se enteraran de la verdad?

Comencé a sentir de mi mismo lástima, me había rendido a la guerra antes de luchar, ¿tan débil me consideró Jaemin?

Y una nueva oleada de ira me hizo soltar un gruñido.

No. No le haría las cosas tan fáciles.

Si quiere casarse conmigo no le pondré resistencia, pero no por eso me convertirá en el esposo perfecto.

– Ya voy –Le grité a Jisung.

Yo no acostumbraba a maquillarme, aunque tenía algunas cosas que me regalaban.

Me arreglé lo más que pude y peiné mi cabello. Era desagradable ver mi reflejo en el espejo y no reconocerme, pero si Jaemin deseaba guerra, guerra va a tener.

– ¡Ya estoy! –Exclamé con una alegría falsa bajando las escaleras. Haechan y Chenle me abrazaron al mismo ya estar abajo y me regañaron por haberme quedado dormido.

– Eres un holgazán –Dijo Haechan, los tres reímos y entonces los vi. Saliendo de la cocina, cada uno con un trozo de pastel de cumpleaños en las manos.

Beomgyu tenía la mitad del rostro cubierto de chocolate y estaba intentando manchar a Yeonjun, quien se alejaba lo que más podía de las manos sucias de Beomgyu.

Cásate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora