Capítulo 2: Juventud voluntaria.

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La morena mujer, quien se había atrevido a poner un pie en ese lugar de mala muerte, le respondió algo tímida pero fría después de haber soltado un suspiro logrando articular palabra.

--Busco trabajo...

--¿Ah sí? ¿Y qué cojones te hace pensar que aquí hay?

Madame solamente rodaba los ojos a cada estúpido comentario de Süsse al igual que negaba, como diciendo <<Más tonta no se puede>>.

A la chica ya se le había enfriado la sangre. Así que tronó el hueso de su cuello y sus nudillos relajándose y le respondió...

--Mira, gata. No me importa quién seas, pero yo necesito hablar con la jefa, no con una de sus putas.

Madame miró a la joven con diversión, cubriendo delicadamente sus desmaquillados, aunque humectados y blancos labios con las yemas de los dedos tratando de contener la risa.

--Escúchame bien...-- La Jefa no terminó de hablar mientras la señalaba cuando Madame intervino.

--Tienes agallas, chica. ¡Esa es la actitud! Además me gusta tu estilo.-- Dijo al echarle un vistazo al cuero y minifalda que vestía, mientras apoyaba su dedo índice en su mentón.

Süsse sólo se puso a arremedarla. Luego le dirigió la mirada nuevamente a la chica.

--¿Y qué sabes hacer?

--No creo que eso importe por ahora. Mientras tenga la actitud eso me basta y sobra. Por aquí linda.-- Madame comenzó a caminar en dirección a los pasillos.

La morena la siguió, no sin antes dirigirle una mirada retadora a la Jefa, mirándola de pies a cabeza burlonamente y con desprecio.

--¡Agh! ¡Malditas!-- La vanidosa mujer dio un taconazo al suelo frustrada, perdiendo de vista a las dos mujeres que caminaban por los lejanos pasillos.


--Esta es tu nueva habitación...-- Madame aplaudió un par de veces activando las luces censoras de movimiento o clapper. --Puedes traer tus pertenencias o simplemente adquirirlas aquí.

La habitación era idéntica a las otras habitadas por las chicas.

Una fina cama Queen size circular con almohadones forrados de seda rosa y blanca, con colchas y cobijas color vino tinto, una cama de madera caoba pintada de café tabaco, tenía un techo y de este caían cortinas color rojo fuerte y hermoso, con amarras doradas.

El tapiz era de felpa magenta y todo estaba amueblado muy finamente.

--Sabes lo que hay que hacer ¿No?-- Madame la miró.

--Eso creo. Pero dime, ¿Cuándo veré a quien manda aquí? o acaso eres tú.

--Oh, me halagas, pero acabas de enfrentarte con ella.

--Ash, ¿Esa gata?

--Me temo que sí. Bueno, mañana no laboras, es ''Martes de chicas'' y los reflectores pertenecen a los chicos. Tenemos nuestros propios médicos, vendrán a revisarte. Nuestras chicas no tienen ninguna enfermedad y tampoco nuestros clientes. Tendrás que llevar una dieta específica y te inyectaremos para que no quedes preñada, pero aun así se tiene que usar preservativos. Nuestros superiores vendrán y yo me encargaré de que presentes tu ''solicitud de empleo''. ¿Dudas o preguntas?

--Mmm, por el momento no. Gracias por todo.

--Te dejo. Nos vemos más tarde.-- Madame salió de la habitación dejando anonadada a la chica dentro.


La Jefa caminó por el pasillo azul grisáceo, donde se encontraba Madame la noche pasada. Ese pasillo tenía el ganado apodo de ''Los ángeles'' y la mujer se dirigió al fondo del pasillo, donde había unas cortinas granate oscuro cerradas y entró por en medio de ambas. Había unos tres metros de distancia a un par de puertas blancas con perillas doradas en forma enroscada hacia la derecha e izquierda. La abrió, dio un par de aplausos y las luces se encendieron.

El Prostíbulo: Debut de CircoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora