Capitulo

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El día de hoy se sentía muy cálido, y no me sorprende en lo más mínimo, estamos en pleno verano.

Amo cuando mis padres me permiten salir de casa sola, es muy rara la vez que no insisten en acompañarme, y no digo que hoy no me insistieron, al contrario, casi tuve que despegarme a mama del brazo para que me diera libertad. Tiene que entender que tampoco soy una inútil.

Recuerdo a la perfección mis alrededores, todo sigue igual a lo que imagino y recuerdo, lo se por los aromas, los sentidos que este parque transmite.

Los niños jugando en aquellos columpios se escuchan muy contentos. Amo su alegría, se contagia, tan pura e inocente. El viento fresco que golpea mi cara me hace sentir bien conmigo misma, me hace sentir viva.

Aika chilla para detener mi paso. Sonrío y le agradesco haciéndole cariño en su lomo.
Su compañía me sirve de mucho, era más fácil moverme con ella a mi lado.

Palmeo la superficie en donde planeo sentarme, mi banca favorita en todo este parque, y lo es por dos simples razones: Una, por que justo atrás de mi se encuentra un grande y viejo roble que me cubre perfectamente de los rayos del sol. El verano pasado solía venir aquí muy seguido, justo a esta banca, a mirar. A mirarlo. Esa es mi segunda razón, El.

Perdí la cuenta de las veces que me perdí en sus perfectos ojos, en su encantadora sonrisa y en esa peculiar forma que sólo el tiene de hacer tiernos gestos al formular cualquier palabra.

El ante mis ojos era perfecto.

Pero desperdicie mi tiempo en sólo mirarlo. Ahora ya no puedo.

Después de aquella noche ya nada siguió siendo lo mismo.

Nunca tuve el suficiente valor de acercarme y preguntar su nombre o siquiera decirle un simple hola. Nunca fui valiente.

Y desgraciadamente mi tiempo de ver la vida como la veía antes se acabo.

Una vez sentada descuelgo la mochila de mis hombros y comienzo a palmear dentro. Cojo mi bloc de dibujo y lo saco cuidadosamente para colocarlo a un lado mío, vuelvo a introducir mi mano y ahora cojo mis carboncillos.
Bajo mi mochila a un costado de mis pies y coloco mi bloc en mis piernas esta vez, abriéndolo en una hoja limpia.

Comienzo a trazar lo primero que mi mente lanza a relucir: Sus ojos.

Había dejado de dibujar por miedo, miedo a que ahora fuera un asco en esto. Pero gracias a las personas que me quieren lo volví a retomar sólo que ahora usando otras tácticas.

La imagen de su rostro está perfectamente plasmada en mi sup consiente a pesar de no verlo. Mis manos se mueven sobre la hoja trazando una a una de sus perfectas pestañas. Sonrió tras imaginarme esos ojos sobre mi, aún que sé que eso nunca pasara.

Siempre guste de el, siempre.

Seguí imaginándolo mientras lo trazaba, pero se perfectamente que el dibujo aún no toma la forma necesaria. Mis dedos me lo dicen.

A mi al rededor percibo muchas cosas, cada una de ellas llama mi atención. Como por ejemplo, el sonido de la campanilla de el heladero que se que se aproxima, las parejas que pasan al frente mío charlando sin preocupaciones, las risas de los niños provenientes de el área de juegos, ladridos de perros jugando con sus amos, pero eso último me hace sentir mal por aika, yo no soy capas de jugar con ella y aun así ella está conmigo, nunca me deja sola.

De la nada mis sentidos me alertan de una presencia. Mis ojos no me lo pueden afirmar pero confió en que mis demás sentidos no mienten. Además puedo olfatear su embriagante loción. Es un hombre.

Ante mis ojos [Jos Canela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora