La humedad le despierta. Parpadea, la cabeza le da vueltas. Cierra los ojos porque en estos momentos o lo hace o se desmayará. Frío en su frente, pero también calidez en el trato que está recibiendo.
- ¿Will?
Una voz profunda dice su nombre. La reconoce. ¿Dónde está? Con los ojos cerrados intenta recordar las horas previas. Hannibal y el sexo, Hannibal y Will sintiéndose vivo a pesar de todo. Le duele el abdomen, le pincha como si decenas de agujas se estuvieran clavando en él. Bajo las sábanas coloca sus manos encima, está vendado.
- Me...duele - consigue decir.
- Lo sé, querido - le responde la voz de Hannibal, cerca-. He hecho lo que he podido, ahora solo debemos esperar.
- ¿Qué me.....?
Will recuerda el frío en la piel. El dolor, la sorpresa y la incertidumbre. Recuerda gritarle a Hannibal, discutir con él, y recuerda esa mirada de decepción en un hombre que siempre controla sus sentimientos.
- O te traía aqui o te desangrabas. No podía hacer otra cosa.
- Tú.. - Will gime - me has acuchillado, hijo de puta.
Aprieta los ojos cerrados y la mano de Hannibal acaricia su rostro. ¿Por qué se siente tan bien? Él es el culpable de todo, sus celos, su posesión. Will sabe todo eso y también es consciente, en el fondo de su ser, que eso le alaba. Sentirse amado así, tan insanamente, tan intensamente. Debe de haberse vuelto loco.
- Ibas a marcharte, Will. A...quedar con otros hombres. No iba a permitir eso.
Hannibal lo explica como si estuviese hablando de cualquier tema sin importancia. En su tono de voz, ese sentimiento de posesión.
- Llévame al hospital. Quiero irme de aquí.
- No. Eres mi invitado, no estás en condiciones de irte a ningún sitio.
- ¿Invitado? ¿No querrás decir prisionero? - Will abre los ojos y mira con rabia a Hannibal, sentado en el borde de la cama a su lado.
- Vas a estar unos cuantos días en cama, lo quieras o no. Eres mi invitado, Will, una vez te recuperes podrás marcharte, si es lo que quieres.
- Mientes.
- ¿Ah, sí?
- Si fuese así, no me habrías apuñalado. Estás enfermo, Hannibal.
El rostro de Hannibal es una máscara imperturbable, no quiere demostrarle a Will más que lo necesario. Tiene razón al creer que es su prisionero, en parte al menos. Su plan es cuidarle de tal forma que cada día sea una pequeña victoria para él y así, cuando llegue el momento de marchar, sea el propio Will el que decida quedarse. Sin dramas, sin más acuchillamientos.
Levanta su mano derecha para acariciar a Will, que se echa hacia atrás en la almohada, alejándose.
- No me toques.
- ¿Por qué tus ojos dicen algo diferente a lo que tus labios expresan? No soy el único enfermo aqui, Will.
Otro nuevo intento y su mano llega al rostro de Will. Coloca la palma en su frente, la fiebre ha remitido. Asiente. La desliza hasta acariciar su mejilla mientras los ojos de Will dicen más de lo que el propio Will desea. Hannibal sonríe, debería haber hecho esto antes.
- Quieres esto tanto como yo - continúa.
- Quiero irme a mi casa, a un hospital - dice nada convencido.
- No, no quieres. Y está bien no querer, Will, cuidaré de ti todo el tiempo.
Se inclina hacia adelante y la poca voluntad que le queda a Will hace acto de presencia. Debería estar enfadado, debería estar tan enfadado como para no importarle nada su herida, levantarse, coger su ropa y e ir de casa de Hannibal directamente a cualquier Oficina de policía.
Pero entre el deber y el querer siempre hay varios escalones de distancia. El corazón es su propio dueño y no atiende a las mismas razones que el resto del cuerpo, es más, no atiende a ninguna. Amamos lo que amamos y nada más entra en juego; amamos a causa de pero, sobre todo, amamos a pesar de. Amar los defectos con la misma vehemencia que las virtudes. Algunos dirán que ese es el amor más puro que existe. Otros, que depende de los defectos.
Will no puede evitar desear quedarse con Hannibal. No puede evitar querer besarlo, ni tampoco puede evitar el calor que se acumula bajo las sábanas por mucho que obligue a su mente a concentrarse en esa pequeña parte de sí mismo que odia todo esto.
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La aplicación de citas
FanfictionHannibal en una aplicación de citas, ¿qué puede salir mal? Desliza, nada interesante. Un momento. Retrocede. Le conoce. Da me gusta. Sonríe. Es Will Graham